/ sábado 26 de octubre de 2024

50 años del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional

“Los textos constitucionales no son fórmulas estáticas”

-Héctor Fix-Zamudio


El pasado 22 de marzo se cumplieron 50 años de la fundación del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional (IIDC), acto que se llevó a cabo en Buenos Aires, Argentina en 1974, sin que quizá sus fundadores se imaginaran la importancia que esta organización académica, científica y jurídica tendría en la actualidad. Encabezado por don Héctor Fix-Zamudio -una de las mentes más brillantes y preclaras que ha dado la investigación mexicana- de 1974 a 2002 como presidente del mismo, y de 2003 a 2021 como presidente honorario, el IIDC se convirtió muy pronto en un referente para el estudio, análisis, crítica y propuestas de mejora de las instituciones constitucionales a lo largo y ancho de Iberoamérica. Siendo ya un colectivo plenamente consolidado en la ciencia jurídica, otro constitucionalista de gran envergadura como Jorge Carpizo lo presidió de 2002 a 2012.

En la actualidad, el que quizá sea el constitucionalista vivo más importante de México, Diego Valadés, preside los destinos del IIDC y lo hace de una manera extraordinaria, con el mismo rigor, seriedad, erudición, conocimiento, nivel discursivo y argumentativo que caracteriza a su obra jurídica. De la mano de él, el IIDC ha expandido sus horizontes y continúa siendo la sociedad científica más relevante en el mundo del Derecho.

Con secciones nacionales en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela -e incluso en Alemania, Estados Unidos, Francia e Italia, lo cual demuestra que su área de influencia va más allá de lo que estrictamente se identificaría como “iberoamericano”-, el IIDC convoca a constitucionalistas de manera periódica para discutir algunos de los fenómenos más actuales y problemáticos que nos asedian como ciudadanía.

De dichos foros se desprenden numerosas e importantes obras académicas que influyen de manera decidida en el quehacer institucional de la región. En lo particular, quien esto escribe tiene el privilegio de fungir desde hace varios años como integrante de la Sección Mexicana del IIDC, junto a los reconocidos juristas duranguenses Raúl Montoya Zamora y Miguel Ángel Rodríguez Vázquez, lo cual no es sino un compromiso para seguir trabajando de manera ardua en pos de la democracia constitucional y los derechos humanos.

En ocasión de este primer medio siglo de existencia del IIDC, hay que recordar a don Héctor Fix-Zamudio, cuando afirmaba que “los textos constitucionales no son fórmulas estáticas, sino que se proyectan hacia el porvenir de manera dinámica, precisamente por su contenido axiológico”. Bajo esta tesitura, desmenuzar los contenidos constitucionales concretos es una de las tareas centrales para cualquier sociedad.

Con la impronta crítica y propositiva que lo caracteriza, el IIDC contribuye a esta tarea en clave latinoamericana, a partir del diálogo y del estudio comparado, siempre en aras de que las Constituciones como cartas de navegación -Carlos Santiago Nino dixit- modelen el destino de las naciones y de que, como no podía ser de otra manera, los derechos fundamentales -y el conjunto de sus mecanismos de garantía- sean el motor de propulsión de las mismas. Larga vida al Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, organización ejemplar, central y capital para el estudio del constitucionalismo democrático y los derechos humanos en nuestros países.


“Los textos constitucionales no son fórmulas estáticas”

-Héctor Fix-Zamudio


El pasado 22 de marzo se cumplieron 50 años de la fundación del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional (IIDC), acto que se llevó a cabo en Buenos Aires, Argentina en 1974, sin que quizá sus fundadores se imaginaran la importancia que esta organización académica, científica y jurídica tendría en la actualidad. Encabezado por don Héctor Fix-Zamudio -una de las mentes más brillantes y preclaras que ha dado la investigación mexicana- de 1974 a 2002 como presidente del mismo, y de 2003 a 2021 como presidente honorario, el IIDC se convirtió muy pronto en un referente para el estudio, análisis, crítica y propuestas de mejora de las instituciones constitucionales a lo largo y ancho de Iberoamérica. Siendo ya un colectivo plenamente consolidado en la ciencia jurídica, otro constitucionalista de gran envergadura como Jorge Carpizo lo presidió de 2002 a 2012.

En la actualidad, el que quizá sea el constitucionalista vivo más importante de México, Diego Valadés, preside los destinos del IIDC y lo hace de una manera extraordinaria, con el mismo rigor, seriedad, erudición, conocimiento, nivel discursivo y argumentativo que caracteriza a su obra jurídica. De la mano de él, el IIDC ha expandido sus horizontes y continúa siendo la sociedad científica más relevante en el mundo del Derecho.

Con secciones nacionales en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela -e incluso en Alemania, Estados Unidos, Francia e Italia, lo cual demuestra que su área de influencia va más allá de lo que estrictamente se identificaría como “iberoamericano”-, el IIDC convoca a constitucionalistas de manera periódica para discutir algunos de los fenómenos más actuales y problemáticos que nos asedian como ciudadanía.

De dichos foros se desprenden numerosas e importantes obras académicas que influyen de manera decidida en el quehacer institucional de la región. En lo particular, quien esto escribe tiene el privilegio de fungir desde hace varios años como integrante de la Sección Mexicana del IIDC, junto a los reconocidos juristas duranguenses Raúl Montoya Zamora y Miguel Ángel Rodríguez Vázquez, lo cual no es sino un compromiso para seguir trabajando de manera ardua en pos de la democracia constitucional y los derechos humanos.

En ocasión de este primer medio siglo de existencia del IIDC, hay que recordar a don Héctor Fix-Zamudio, cuando afirmaba que “los textos constitucionales no son fórmulas estáticas, sino que se proyectan hacia el porvenir de manera dinámica, precisamente por su contenido axiológico”. Bajo esta tesitura, desmenuzar los contenidos constitucionales concretos es una de las tareas centrales para cualquier sociedad.

Con la impronta crítica y propositiva que lo caracteriza, el IIDC contribuye a esta tarea en clave latinoamericana, a partir del diálogo y del estudio comparado, siempre en aras de que las Constituciones como cartas de navegación -Carlos Santiago Nino dixit- modelen el destino de las naciones y de que, como no podía ser de otra manera, los derechos fundamentales -y el conjunto de sus mecanismos de garantía- sean el motor de propulsión de las mismas. Larga vida al Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, organización ejemplar, central y capital para el estudio del constitucionalismo democrático y los derechos humanos en nuestros países.