Internacionalista y analista política
La carrera presidencial de Estados Unidos se ve inmersa en constante polémica. Los posibles candidatos de ambos partidos han estado involucrados en eventos que escandalizan a los votantes e incrementan la incertidumbre sobre lo que le depara al país a nivel doméstico, así como exterior. Desde de cargos legales, equivocaciones en discursos internacionales, hasta intentos de asesinato, el escenario político de Washington presenta un panorama inestable en el marco de un desencanto social, al igual que retos geopolíticos. Lo cual, afecta la imagen del país en su búsqueda por el liderazgo mundial. Por lo que, tanto quien sea el candidato demócrata, como el expresidente Donald Trump, tendrán que hacer frente a los disturbios políticos para neutralizar las dudas de sus ciudadanos y del bloque que representan en la arena global. El camino a la renovación del Poder Ejecutivo no está siendo la más ordenada.
Por una parte, el Presidente Biden, quien hasta hace unos días era la figura impulsada por la élite de su partido para ser el candidato, nunca logró recuperar su credibilidad para ejercer el cargo por segunda vez debido a las dudas sobre su capacidad cognitiva. Los graves errores en sus discursos y el desentendimiento en encuentros diplomáticos, así como eventos, masivos se han repetido en medio de condiciones domésticas e internacionales que hacen la Presidencia aún más compleja. Aunque el mandatario trató de contrarrestar estos impasses en apariciones posteriores, su aceptación se desplomó a un 37% según las últimas encuestas, entre ellas Reuters. Por lo que el 21 de julio, el precandidato declinó de la carrera presidencial ante la preocupación en torno a su edad. Esto exacerbado por el declive gradual del respaldo de los demócratas más prominentes, lo cual hizo que la renuncia fuera inminente.
Adicionalmente, otro factor que debilitó la permanencia del Presidente Biden en el Poder Ejecutivo, fue el debilitamiento de la posición del país en el exterior. La evolución de su trayectoria presidencial fue marcada significativamente por el estallido de conflictos en el tablero global. Lo que ha resultado en un direccionamiento de responsabilidad hacia una sola figura, personalizando así las consecuencias en torno a la administración de éste. Aunque las actuales guerras obedecen a la configuración del sistema internacional basado en una maquina globalizadora que ignora los límites planetarios, estar al frente del Estado hegemónico se traduce a una incapacidad personal la mayor parte del tiempo. De ahí que Trump use el deterioro de popularidad del mandatario como aparato propagandístico, algo que ha surtido efecto a la luz de la prolongación de la crisis geopolítica.
Por otro lado, el expresidente Trump aprovecha cada vez más la claridad de su camino regreso a la Casa Blanca. Éste ha resultado ser el estratega político más efectivo desde 2020. Las investigaciones del Gobierno Federal en contra de éste han fungido como herramienta para una campaña de “mártir político”, siendo ésta reforzada por el intento de asesinato el 13 de julio durante un evento. Esto no sólo reveló el nivel de violencia política que puede haber en Estados Unidos, sino que lastimó aún más la tendencia electoral de Joe Biden ya que acrecentó la popularidad del expresidente entre los votantes demócratas indecisos. De ahí que el partido oficialista haya llamado a un voto “pre-convención” para obtener un consenso sobre quien será el próximo candidato pues es necesario tener un perfil inmediatamente en medio de la fuerza que el republicano gana cada día.
Igualmente, otro factor a favor de Donald Trump es que tiene una retórica nacionalista, lo que vuelve atractivo votar por él al promover el blindaje del país ante las crisis económica, migratoria o energética. Aunque éste también ha sido señalado por un posible deterioro cognitivo, las políticas rígidas en estas materias por lo menos le construyen un perfil fuerte entre los votantes. Una diferencia significativa en comparación con el Presidente Joe Biden, ya que además el expresidente ha tratado de marcar su desempeño en público con una apariencia heroica. Sus críticas sobre la repercusión del exterior en Estados Unidos ponen como alternativa eficiente el proteccionismo, así como aislacionismo que éste propone pese a las reacciones que puede causar en el bloque de Occidente. Esto debido a su marca discursiva de “Make America Great Again” que lo ha hecho un fenómeno.
Para concluir, la incertidumbre política en Estados Unidos exacerba el riesgo sobre un cambio brusco, algo inconveniente para los mercados y el internacionalismo. Mientras que los demócratas apuntan a la Vicepresidenta Kamala Harris como nueva candidata, Donald Trump continúa ganando popularidad. Por ahora, se prevé que el Partido Demócrata siga con el proyecto Biden-Harris para sacar provecho de la recaudación de fondos que el Presidente ya tiene a su favor, así como mantener la cohesión. Sin embargo, es altamente ante el ambiente de indecisión entre los votantes, es probable que el candidato republicano regrese a la Casa Blanca.