/ domingo 23 de junio de 2024

Algo por qué vivir

“No se muere el que quiere morirse sino el que no tiene por qué vivir”. Al momento de escuchar esta frase

en boca de mi amigo y especialista en estos temas, el Psic Omar Hein, llevábamos contabilizadas, tan solo en nuestra entidad y en lo que va del año; setenta suicidios, entre ellos, el de una niña de tan solo once años.

Tristemente, hemos aceptado como parte natural del paisaje social la posibilidad de que alguien más, día por medio, decida quitarse la vida. Mientras profesionales de la salud, instancias de gobierno y sociedad civil se debaten en el dilema de que, si es o no, un tema de estado, la gente sigue muriendo.

El psiquiatra Víctor Frankl, creador de la logoterapia, quien sobrevivió a la muerte de su esposa e hija en el campo de concentración Nazi y a su propio potencial deceso, descubrió en carne propia la gran verdad que está detrás de esta frase. Después de observar y preguntarse por qué, en las mismas circunstancias, unos saldrían vivos y otros no, llegó a la conclusión de que, quienes tenían una razón para vivir sacaban fuerzas extraordinarias para resistir y sobreponerse a la inminente muerte.

Así que ahora la cuestión es: ¿dónde podemos encontrar esa razón? Porque para ser honestos, debemos aceptar que el universo de nuestros ideales son insuficientes, necesitamos algo más poderoso que nos “jale”, que nos saque de nuestra corta expectativa de vida; limitada por los años, la enfermedad, y las adversidades, sin contar nuestros propios temores.

Otra vez, con su cinismo, nos asiste el sabio rey: “También reflexioné acerca de la condición humana … que las personas no tienen una verdadera ventaja sobre los animales… Pues, ¿quién puede demostrar que el espíritu humano va hacia arriba y el espíritu de los animales desciende al fondo de la tierra?” (Eclesiastés‬ ‭3‬:‭18‬-‭21‬ ‭NTV‬‬) En el próximo artículo intentaremos encontrar una respuesta.

“No se muere el que quiere morirse sino el que no tiene por qué vivir”. Al momento de escuchar esta frase

en boca de mi amigo y especialista en estos temas, el Psic Omar Hein, llevábamos contabilizadas, tan solo en nuestra entidad y en lo que va del año; setenta suicidios, entre ellos, el de una niña de tan solo once años.

Tristemente, hemos aceptado como parte natural del paisaje social la posibilidad de que alguien más, día por medio, decida quitarse la vida. Mientras profesionales de la salud, instancias de gobierno y sociedad civil se debaten en el dilema de que, si es o no, un tema de estado, la gente sigue muriendo.

El psiquiatra Víctor Frankl, creador de la logoterapia, quien sobrevivió a la muerte de su esposa e hija en el campo de concentración Nazi y a su propio potencial deceso, descubrió en carne propia la gran verdad que está detrás de esta frase. Después de observar y preguntarse por qué, en las mismas circunstancias, unos saldrían vivos y otros no, llegó a la conclusión de que, quienes tenían una razón para vivir sacaban fuerzas extraordinarias para resistir y sobreponerse a la inminente muerte.

Así que ahora la cuestión es: ¿dónde podemos encontrar esa razón? Porque para ser honestos, debemos aceptar que el universo de nuestros ideales son insuficientes, necesitamos algo más poderoso que nos “jale”, que nos saque de nuestra corta expectativa de vida; limitada por los años, la enfermedad, y las adversidades, sin contar nuestros propios temores.

Otra vez, con su cinismo, nos asiste el sabio rey: “También reflexioné acerca de la condición humana … que las personas no tienen una verdadera ventaja sobre los animales… Pues, ¿quién puede demostrar que el espíritu humano va hacia arriba y el espíritu de los animales desciende al fondo de la tierra?” (Eclesiastés‬ ‭3‬:‭18‬-‭21‬ ‭NTV‬‬) En el próximo artículo intentaremos encontrar una respuesta.