/ viernes 25 de octubre de 2024

Austeridad = mala calidad de medicamentos

Mi hijo mayor de 15 años tiene parálisis cerebral. A los dos años de edad sufrió su primera convulsión y desde entonces toma medicamentos para evitar crisis epilépticas.

En estos trece años las crisis se han presentado en diversas ocasiones porque subió de peso y la dosis del medicamento ya no fue la adecuada o por fiebre cuando pescaba alguna enfermedad. Sin embargo, todas esas convulsiones nunca merecieron mayor sobresalto. También en todo este tiempo compré sus medicamentos, inscribiéndome en diferentes programas que ofrecen los laboratorios para obtener algún descuento ya que son muy caros.

Desde hace dos años comenzamos a llevarlo al Seguro Social para generar su historial clínico y acceder a la pensión a la cual tiene derecho por su discapacidad cuando sea mayor de edad. Él continúa con su neurólogo privado sin embargo desde ese tiempo decidimos darle los medicamentos del Seguro Social para ayudar un poco a la economía familiar. La decisión por desgracia nos acaba de cobrar factura.

El viernes 6 de septiembre alrededor de las 18.00 horas mi Guicho comenzó a convulsionar como hace mucho no lo hacía. Una crisis muy fuerte que duró varios minutos y que incluso nos obligó a tomar la decisión de llevarlo al hospital.

Desde el primer momento, como en otras ocasiones, estuvimos en contacto con su doctor, sin embargo, la crisis no cedía y el pánico se apoderó de mí y de mi esposa. A dos cuadras de llegar al Hospital Los Ángeles, al cual desde mi casa está a 30 minutos, la crisis cedió. El doctor ya no consideró necesario que llegáramos a Urgencias, nos dio indicaciones y por la noche platicando con él atribuimos el evento a los cambios hormonales propios de la edad.

Sin embargo 15 días después una nueva convulsión se hizo presente. En esa ocasión estábamos en casa de mis suegros y la crisis fue más severa. Tuvimos que llegar a emergencias del Sanatorio Español. Ahí lo estabilizaron, entramos a las 7 de la noche y nos dieron de alta después de las once.

Platicando con el neurólogo sobre el porqué de las dos crisis tan severas y en tan poco tiempo, el doctor me dijo: revise los laboratorios de los medicamentos que le han dado en el seguro.

Mi hijo toma levetiracetam y Oxcarbazepina. De este último todas las cajas pertenecen al mismo laboratorio sin embargo del levetiracetam tengo cajas de tres laboratorios distintos. Inmediatamente busqué información de ellos.

De los laboratorios PiSA encontré publicaciones médicas de que eran los mejores en materia de medicamentos genéricos. Sin embargo, de los laboratorios Psicofarma sólo encontré notas periodísticas negativas e igual de los laboratorios Solfran.

Incluso tanto el neurólogo particular como el del Seguro Social coincidieron en que las convulsiones de mi hijo se debieron a la mala calidad de los medicamentos. El médico del IMSS incluso me hizo la recomendación de que si tengo dinero los compre de patente porque la austeridad de la 4T ha golpeado directamente a la salud de los mexicanos. Sin duda la austeridad republicana mata.

Mi hijo mayor de 15 años tiene parálisis cerebral. A los dos años de edad sufrió su primera convulsión y desde entonces toma medicamentos para evitar crisis epilépticas.

En estos trece años las crisis se han presentado en diversas ocasiones porque subió de peso y la dosis del medicamento ya no fue la adecuada o por fiebre cuando pescaba alguna enfermedad. Sin embargo, todas esas convulsiones nunca merecieron mayor sobresalto. También en todo este tiempo compré sus medicamentos, inscribiéndome en diferentes programas que ofrecen los laboratorios para obtener algún descuento ya que son muy caros.

Desde hace dos años comenzamos a llevarlo al Seguro Social para generar su historial clínico y acceder a la pensión a la cual tiene derecho por su discapacidad cuando sea mayor de edad. Él continúa con su neurólogo privado sin embargo desde ese tiempo decidimos darle los medicamentos del Seguro Social para ayudar un poco a la economía familiar. La decisión por desgracia nos acaba de cobrar factura.

El viernes 6 de septiembre alrededor de las 18.00 horas mi Guicho comenzó a convulsionar como hace mucho no lo hacía. Una crisis muy fuerte que duró varios minutos y que incluso nos obligó a tomar la decisión de llevarlo al hospital.

Desde el primer momento, como en otras ocasiones, estuvimos en contacto con su doctor, sin embargo, la crisis no cedía y el pánico se apoderó de mí y de mi esposa. A dos cuadras de llegar al Hospital Los Ángeles, al cual desde mi casa está a 30 minutos, la crisis cedió. El doctor ya no consideró necesario que llegáramos a Urgencias, nos dio indicaciones y por la noche platicando con él atribuimos el evento a los cambios hormonales propios de la edad.

Sin embargo 15 días después una nueva convulsión se hizo presente. En esa ocasión estábamos en casa de mis suegros y la crisis fue más severa. Tuvimos que llegar a emergencias del Sanatorio Español. Ahí lo estabilizaron, entramos a las 7 de la noche y nos dieron de alta después de las once.

Platicando con el neurólogo sobre el porqué de las dos crisis tan severas y en tan poco tiempo, el doctor me dijo: revise los laboratorios de los medicamentos que le han dado en el seguro.

Mi hijo toma levetiracetam y Oxcarbazepina. De este último todas las cajas pertenecen al mismo laboratorio sin embargo del levetiracetam tengo cajas de tres laboratorios distintos. Inmediatamente busqué información de ellos.

De los laboratorios PiSA encontré publicaciones médicas de que eran los mejores en materia de medicamentos genéricos. Sin embargo, de los laboratorios Psicofarma sólo encontré notas periodísticas negativas e igual de los laboratorios Solfran.

Incluso tanto el neurólogo particular como el del Seguro Social coincidieron en que las convulsiones de mi hijo se debieron a la mala calidad de los medicamentos. El médico del IMSS incluso me hizo la recomendación de que si tengo dinero los compre de patente porque la austeridad de la 4T ha golpeado directamente a la salud de los mexicanos. Sin duda la austeridad republicana mata.