/ jueves 3 de octubre de 2024

Columna liberal

Del dos de octubre a los 43 de ayotzinapa


Recibe Juan Ramón García Maquívar estas líneas que con afecto te dedicamos, a ti que te manifestaste en las marchas del 68 y si te libraste de las balas no escapaste de las mazmorras de la DFS donde fueron golpeados, torturados y muchos desaparecidos. Te apareciste después en Durango ejerciendo un periodismo muy modesto, aunque con mucho entusiasmo con el apoyo de tu esposa, en esa actividad se la rifaban a pie y tú en ocasiones en bicicleta, en la cual te atropellaron y ya no volvimos a saber de ti.

Ante este delicado tema, nos dimos a la tarea de recabar información y opiniones sobre el particular, ya que en ambos casos se ejerció una violencia extrema, por demás extrema, que ha dejado secuelas difíciles de olvidar y consecuencias comparativamente diferentes. Veamos:

El origen de la matanza de jóvenes estudiantes convocados en la Plaza de las Tres Culturas tuvo su origen en las protestas de los manifestantes y que el pueblo respaldaba por la exigencia del ejercicio de la democracia y oportunidades ante un régimen gubernamental cerrado y casi dictatorial y la respuesta fueron las armas. El ejército fiel a las órdenes emanadas, aunque equivocadas, de su comandante supremo, es decir el presidente de la república, abrieron fuego indiscriminado contra los estudiantes desarmados sembrando esa plaza con muchas decenas de cadáveres y un terror y espanto indescriptibles de quienes sólo clamaban democracia y libertades.

Esa acción no paró ahí para según el gobierno escarmentar a los estudiantes, los halcones se ensañaron con los alumnos del Poli provocando otra matanza criminal y posteriormente se dieron a la tarea de perseguir y encarcelar no sólo a los estudiantes, sino a quienes estuvieran involucrados o ligados a estos hechos, por tanto la brigada blanca remitió a la Dirección Federal de Seguridad a cientos de personas ligadas a la liga 23 de Sept. que fueron torturados salvajemente y otros remitidos al campo militar N° 1 de quienes nunca se volvió a saber nada de ellos. Se nos proporcionó información en ese tiempo de cómo procedió el ejército con esos detenidos, pero como no nos consta, nos reservamos pues el comentario, no vaya a ser que vayamos a parar a esas instalaciones militares.

En resumen, hay algunos puntos vitales no aclarados en que la embajada de E.U. tuvo mucho qué ver y de lo cual el Gral. Marcelino García Barragán, Secretario de la SEDENA en ese tiempo antes de su muerte narró eso en sus memorias y señaló al estado mayor presidencial como ejecutor de los hechos en la Plaza Tlaltelolco; el resultado final fue que Díaz Ordaz asumió la responsabilidad de los hechos, el régimen se abrió posteriormente y algo se avanzó en la democracia.

En cuanto a los desaparecidos del caso Ayotzinapa, sus orígenes son muy diferentes pues parte de la forma violenta en que los normalistas asaltan las líneas de autotransportes y secuestran autobuses para sus protestas, elllo desencadenó una acción violenta que culminó con la injustificable desaparición de 43 normalistas. Es decir, el origen de sus acciones son muy diferentes a las de los estudiantes del 68, más si se toma en cuenta las afectaciones a los particulares y empresas a quienes les queman sus unidades, dañan y hasta incendian sus negocios e instalaciones, bloquean carreteras y hasta impunemente van y derriban una puerta del palacio nacional, etc.

Pues bien, para culminar con la presente entrega, nos dimos a la tarea de recoger opiniones entre comerciantes, empleados, estudiantes y hasta maestros y la casi totalidad de esas opiniones fueron concluyentes en el sentido de que las conductas de los normalistas son inaceptables y condenatorias y que como ya se sienten intocables e inatacables, lo mejor es cerrar ese centro educativo; que al principio habrá protestas violentas, pero a poco se irán quedando solos porque la mayor parte de la ciudadanía está en su contra y una vez cerrada esa normal, ya no habrá presupuesto y por tanto gastos para la luz, agua, alimentos, personal administrativo y de intendencia y los maestros reubicados, tal cual sucedió en Hidalgo donde se cerró otra normal de alumnos igual de violentos y conflictivos y caso resuelto. Eso sí, que el gobierno estará más que obligado a investigar hasta el final para saber dónde están los normalistas desaparecidos, porque pronto y para facilitar las cosas ya no estarán esos ministros, magistrados y jueces que solapan la impunidad.

Del dos de octubre a los 43 de ayotzinapa


Recibe Juan Ramón García Maquívar estas líneas que con afecto te dedicamos, a ti que te manifestaste en las marchas del 68 y si te libraste de las balas no escapaste de las mazmorras de la DFS donde fueron golpeados, torturados y muchos desaparecidos. Te apareciste después en Durango ejerciendo un periodismo muy modesto, aunque con mucho entusiasmo con el apoyo de tu esposa, en esa actividad se la rifaban a pie y tú en ocasiones en bicicleta, en la cual te atropellaron y ya no volvimos a saber de ti.

Ante este delicado tema, nos dimos a la tarea de recabar información y opiniones sobre el particular, ya que en ambos casos se ejerció una violencia extrema, por demás extrema, que ha dejado secuelas difíciles de olvidar y consecuencias comparativamente diferentes. Veamos:

El origen de la matanza de jóvenes estudiantes convocados en la Plaza de las Tres Culturas tuvo su origen en las protestas de los manifestantes y que el pueblo respaldaba por la exigencia del ejercicio de la democracia y oportunidades ante un régimen gubernamental cerrado y casi dictatorial y la respuesta fueron las armas. El ejército fiel a las órdenes emanadas, aunque equivocadas, de su comandante supremo, es decir el presidente de la república, abrieron fuego indiscriminado contra los estudiantes desarmados sembrando esa plaza con muchas decenas de cadáveres y un terror y espanto indescriptibles de quienes sólo clamaban democracia y libertades.

Esa acción no paró ahí para según el gobierno escarmentar a los estudiantes, los halcones se ensañaron con los alumnos del Poli provocando otra matanza criminal y posteriormente se dieron a la tarea de perseguir y encarcelar no sólo a los estudiantes, sino a quienes estuvieran involucrados o ligados a estos hechos, por tanto la brigada blanca remitió a la Dirección Federal de Seguridad a cientos de personas ligadas a la liga 23 de Sept. que fueron torturados salvajemente y otros remitidos al campo militar N° 1 de quienes nunca se volvió a saber nada de ellos. Se nos proporcionó información en ese tiempo de cómo procedió el ejército con esos detenidos, pero como no nos consta, nos reservamos pues el comentario, no vaya a ser que vayamos a parar a esas instalaciones militares.

En resumen, hay algunos puntos vitales no aclarados en que la embajada de E.U. tuvo mucho qué ver y de lo cual el Gral. Marcelino García Barragán, Secretario de la SEDENA en ese tiempo antes de su muerte narró eso en sus memorias y señaló al estado mayor presidencial como ejecutor de los hechos en la Plaza Tlaltelolco; el resultado final fue que Díaz Ordaz asumió la responsabilidad de los hechos, el régimen se abrió posteriormente y algo se avanzó en la democracia.

En cuanto a los desaparecidos del caso Ayotzinapa, sus orígenes son muy diferentes pues parte de la forma violenta en que los normalistas asaltan las líneas de autotransportes y secuestran autobuses para sus protestas, elllo desencadenó una acción violenta que culminó con la injustificable desaparición de 43 normalistas. Es decir, el origen de sus acciones son muy diferentes a las de los estudiantes del 68, más si se toma en cuenta las afectaciones a los particulares y empresas a quienes les queman sus unidades, dañan y hasta incendian sus negocios e instalaciones, bloquean carreteras y hasta impunemente van y derriban una puerta del palacio nacional, etc.

Pues bien, para culminar con la presente entrega, nos dimos a la tarea de recoger opiniones entre comerciantes, empleados, estudiantes y hasta maestros y la casi totalidad de esas opiniones fueron concluyentes en el sentido de que las conductas de los normalistas son inaceptables y condenatorias y que como ya se sienten intocables e inatacables, lo mejor es cerrar ese centro educativo; que al principio habrá protestas violentas, pero a poco se irán quedando solos porque la mayor parte de la ciudadanía está en su contra y una vez cerrada esa normal, ya no habrá presupuesto y por tanto gastos para la luz, agua, alimentos, personal administrativo y de intendencia y los maestros reubicados, tal cual sucedió en Hidalgo donde se cerró otra normal de alumnos igual de violentos y conflictivos y caso resuelto. Eso sí, que el gobierno estará más que obligado a investigar hasta el final para saber dónde están los normalistas desaparecidos, porque pronto y para facilitar las cosas ya no estarán esos ministros, magistrados y jueces que solapan la impunidad.

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