Puebla, tierra de héroes y traidores. ¿ Y Durango?
Recientemente visitamos la ciudad de Puebla y siempre hemos tenido la costumbre de visitar los fuertes de Loreto y Guadalupe, la casa-museo de los hermanos Serdán y la catedral porque ahí se respira y vibran aún los hechos históricos de los héroes mexicanos que forjaron nuestra patria y de mexicanos también traidores que se opusieron a ello, sucesos que tuvieron lugar en todo nuestro territorio y en consecuencia Durango no podría ser la excepción.
La razón de que hubo tantos traidores en México es porque luego de la conquista, se dio un gran asentamiento de españoles con ideas y costumbres conservadoras y de pillaje que duraron trescientos años y luego los criollos, (casi todos y gran número de iberos que acá se quedaron) con esa herencia genética, formación religiosa y realista sentaron sus reales que luego de la independencia siguieron teniendo arraigados sueños de realeza con su corazón en el Vaticano y sus mentes en España.
Por eso y siempre que encontraban o procuraban la ocasión armaban planes que incluían golpes de estado, invasión extranjera acorde a sus pretensiones y no dudaban ofrecer todo, incluido nuestro suelo patrio a gobiernos extranjeros. Pero no contaban que el nacionalismo y lealtad a la patria siempre tuvieron fieles y auténticos defensores como hasta la fecha. Qué bien que haya habido siempre en los gobiernos mexicanos hombres y mujeres que se han preocupado porque desde la niñez y demás edades se les haga llegar los orígenes de y sus gloriosos momentos plasmados en nuestra historia patria.
Aún así hay algunos episodios de trascendental importancia poco conocida como el que tuvo lugar en la ciudad de Puebla en que malos mexicanos y ante una de las invasiones de E.U. a nuestro país, al estar su ejército cerca de esa ciudad, una delegación de traidores poblanos entre ellos el clero católico, salieron a su encuentro para proponerles que no atacaran la Angelópolis porque ellos no estaban en contra de esa invasión, sino que al contrario les darían un fastuoso recibimiento, como así fue, ya que las mujeres desde los balcones les arrojaban flores y sonrisas y donde hubo de todo, marchas y bandas de música y el alojamiento del Gral. Yanqui en jefe en el palacio del Sr. Arzobispo.
Recordemos también que cuando la batalla del 5 de Mayo, el Gral. Zaragoza, luego de la gloriosa defensa de Puebla, acudió ante la población de esa ciudad para solicitar fondos como préstamo porque no tenían los haberes para darle de comer ese día a sus soldados y se encontró ante la negativa de los despreciables poblanos, casi todos dijo él. Pero lo más decepcionante fue que en sus casas los poblanos colocaron un moño negro en señal de duelo porque habían perdido los franceses y fue tanto el enojo y decepción de Zaragoza que estuvo tentado a incendiar Puebla.
Y ya en las postrimerías del imperio de Maximiliano, se dio una feroz batalla entre el ejército liberal y los francese en que se daba la pelea casa por casa, pero en un arrojo de valentía cuando Juan Nepomuceno uno de los tres Generales de Tetela de Ocampo de la sierra norte de Puebla, tuvo una avezada idea y pidió a un pequeño grupo de voluntarios para que llegaran al campanario de la catedral y ante un tremendo fuego cruzado esos valientes soldados lograron su cometido y cumpliendo las instrucciones empezaron a repicar las campanas. Los franceses interpretaron que esa era una señal de triunfo del ejército liberal y empezaron a tocar retirada y de esa manera el ejército de Oriente recobró esa plaza. En esa batalla y en toda esa guerra andaba juntándole piedras a los franceses el sanguinario y traidor Gral. Leonardo Márquez, quien luego de la derrota huyó a Guatemala.
Y a propósito del aniversario de la revolución mexicana en la casa de los Serán en Puebla, aún se ven como testimonio los impactos de las balas disparadas por Carmen y su hermana, mujeres de muchos, digamos, tamaños, que al entrar a aprehenderlas al primero que le atinó Carmen fue al jefe de la policía. Lástima que el espacio no dé para ampliar la Valentía de esta familia. Y Durango? Nos queda pendiente porque sus traidores no cantaban mal las rancheras.