En medio del recrudecimiento de las tensiones diplomáticas Estados Unidos-China, el 29 de julio Washington y Tokio anunciaron un nuevo plan militar en conjunto con el fin de reforzar la cooperación e interoperabilidad de sus estrategias de seguridad en el Indo-Pacífico. Este acuerdo se produce en el marco del aumento de presiones por parte del Gobierno Chino en los mares de la China Meridional y del Este.
Las autoridades estadounidenses, al igual que las japonesas, resaltaron la importancia de modernizar el vínculo bilateral en esta materia. Contribuyendo, entonces, al proyecto geoestratégico más importante de la administración Biden, el AUKUS: Coalición de defensa de la anglo-esfera para la contención de los avances sino-militares en la región indo-pacífica y que busca la cooperación con otros países de la zona como Japón.
De esta manera, el Gobierno de Joe Biden ha optado por una política exterior militarmente expansiva para restaurar la influencia de Occidente en zonas geoestratégicas como el Indo-Pacífico. El ascenso tecnológico-armamentístico de China ha reforzado el interés nacional de Estados Unidos sobre la consolidación de una arquitectura militar que le devuelva su predominio político, comercial, así como armamentístico. Por lo que aprovechar los vínculos con Japón, Taiwán y Corea del Sur, quienes cuentan con una industria tecnológica fuerte, resulta fundamental para la creación de una red de seguridad regional. De ahí la importancia de la coalición AUKUS pues funge como el vehículo de contrapeso a las operaciones navales chinas de carácter ofensivo, al igual que del avance en el programa nuclear norcoreano, que golpean la hegemonía de Washington.
Por ello, la renovación de las estrategias de cooperación es clave en medio de la aceleración de la capacidad armamentística del eje euroasiático. Dado que el AUKUS, solamente prevé el intercambio de submarinos nucleares entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, es necesario que la Casa Blanca moldee la colaboración con Japón para ampliar el margen de acción de esta coalición. Hay más de 50,000 soldados estadounidenses en territorio nipón, pero reciben instrucciones del Comando Indo-Pacífico en Hawaii. El nuevo plan al que se llegó entre los gobiernos la semana pasada establece que tales efectivos tengan una autoridad de mando más flexible para un mayor margen de acción. Esto es un parteaguas en el vínculo militar Washington-Tokio ya que militariza la relación respecto a Beijing, el objetivo principal de la coalición mencionada.
Ahora bien, dado que el AUKUS no contempla oficialmente la integración de Japón u otros socios de la región, acciones como éstas son imprescindibles para moldear la cooperación conforme a las disposiciones del mismo. Esta asociación cuenta con dos pilares: (1) el despliegue de submarinos entre los tres países que lo conforman y (2) el desarrollo conjunto de tecnologías. En este último es donde entra Tokio ya que los primeros se benefician del conocimiento, mano de obra calificada e innovación japonesas, mientras que el invitado mejora sus capacidades de defensa frente a China. Es importante señalar que este último factor encenderá las alertas en Beijing, pues se consideraría como posiciones políticas abiertamente “antichinas”. Algo que aumenta el riesgo de la proliferación nuclear, pero busca también disuadir cualquier ataque a sus aliados.
Además, esta especie de “OTAN Asiático” es uno de los proyectos más importantes para la administración Biden. La carrera presidencial en Estados Unidos está siendo un reto para los Demócratas, por lo que la consolidación de esta alianza de defensa regional es fundamental para la campaña de Kamala Harris en el marco de una nueva dinámica intercontinental. El legado que busca dejar el presidente Joe Biden tiene como prioridad devolver la calidad de actor hegemónico a su país. De modo que fortalecer los vínculos comerciales en el Indo-Pacífico es esencial para contrarrestar el territorio ganado por China, al igual que para hacer frente a la triangulación comercial con fines de guerra que éste último tiene con Rusia y Corea del Norte.Por lo que, de tener otra administración Demócrata implica una política exterior dispuesta al gasto que esta coalición exige.
Mientras, Japón está dispuesto a incrementar su gasto en defensa al 2% de su producto interno bruto (PIB). Algo que el candidato de republicano Donald Trump arremete contra sus socios en Europa por no destinar suficientes recursos a la OTAN. Corea del Sur, otro socio geoestratégico, también es proactivo al robustecimiento de una cooperación militar, ello se puede comprobar con la firma de la declaración de Washington en 2023. Esta coordinación trilateral comprueba entonces el interés de protegerse de Beijing, a tal nivel que Tokio y Seúl están dispuestos a dejar de lado la animosidad y la desconfianza históricas para trabajar con Washington. Otro punto para la administración Biden. Se espera que la tensión en la región siga presente en el marco de la construcción de una nueva geopolítica. Por ahora, será importante para estos tres socios seguir consolidando la posición del AUKUS, así como el involucramiento del Indo-Pacifico.