Comenzando por un laicismo mal entendido, hasta entrar en las peligrosas esferas del sincretismo, fue capaz de exponernos a través de su investidura al shamanismo, espiritismo e incluso satanismo. A pesar de las numerosas menciones a Dios en su discurso y su auto designación como cristiano, es evidente que nuestro presidente saliente preparó el camino para dejarnos un estado ateo.
Hace apenas dos días recibió su constancia de mayoría nuestro flamante presidente electo, la Dra. Claudia Shienbaum. En su extenso discurso incluyendo los veinte postulados de acción no hay una sola mención a Dios. Esto se esperaba de una persona que tiene una evidente postura atea. Aquí la pregunta es: ¿qué tanto éxito tendrá en su evidente y enfático objetivo de hacer de México un estado “ateo”?
Aunque oficializado por el presidente Manuel Ávila Camacho en 1943, nuestro himno nacional, compuesto por el poeta potosino Francisco González Bocanegra, se utiliza desde el año 1854. Eso significa que desde hace 170 años y cada vez que se iza nuestra bandera y se entonan sus estrofas se expresa abiertamente la vocación cristiana que tiene nuestra patria en su ADN: “Ciña ¡oh Patria! tus sienes de oliva De la paz el arcángel divino, Que en el cielo tu eterno destino, Por el dedo de Dios se escribió”.
Desde este humilde espacio, apelamos a la sangre judía que corre por las venas de nuestra presidente y pedimos a Dios no permita que en los próximos seis años, México se rehúse a dejar que su destino se escriba por el dedo de Dios.