El escritor irlandés Oscar Wilde al referirse a la memoria definió al recuerdo como “el diario que todos cargamos con nosotros”, aunque a medida que envejecemos, algunas de las páginas de ese registro de nuestra vida se pueden traspapelar o perder, lo que puede ocasionar a persona desconcierto, y hasta dolor.
El profesor Charan Ranganath, director del laboratorio de Memoria Dinámica de la Universidad de California, destaca en su libro “Por qué recordamos, de nueva ciencia de la memoria” identificó malos hábitos en los que la mayoría de nosotros incurrimos y los cuales, según él, afectan la capacidad de nuestro cerebro para recordar cosas.
A medida que los humanos envejecen tienden a dormir menos horas y, como si esto fuera suficiente, los problemas laborales, económicos y de salud pueden afectar la calidad de sueño, una combinación que puede ser muy perjudicial para la salud.
El sueño también tiene una función restauradora, ya que si una persona no duerme lo suficiente, la función frontal del cerebro se reduce, lo mismo que su nivel de tolerancia al estrés: y, por lo tanto, no es capaz de enfocarse debidamente.
Durante la noche, el cerebro no solo expulsa elementos perjudiciales y recarga las bacterias, sino que también organiza nuestros recuerdos, por lo que durante el sueño, la memoria se reactiva y eso es a los que muchos atribuyen el origen de los sueños, dormir facilita la retención de información que hemos aprendido.
El cerebro cuenta con un sistema que drena las toxinas que se acumulan en él, incluida la proteína amiloide, la cual está implicada en la aparición del Alzheimer.
Este sistema se pone en marcha durante la noche, por lo que se debe descansar lo suficiente.
No usar los teléfonos celulares y computadoras, evitar las comidas copiosas y las bebidas con alcohol y cafeína antes de irse a la cama fueron algunas de las recomendaciones para intentar tener un sueño reparador, y para aquellas personas que, por una razón u otra, tienen problemas para dormir en la noche, con una siesta durante el día también puede ser muy beneficiosa.
En el mundo actual en que vivimos, la posibilidad de desarrollar varias tareas a la vez se ve como algo positivo, lo que afectar la memoria, debido a que la corteza prefrontal nos ayuda a centrarnos en lo que necesitamos hacer para alcanzar nuestros objetivos, pero esa capacidad se empantana si saltamos continuamente de un objetivo a otro.
En nuestro cerebro existe una competencia entre los conjuntos de neuronas que participan en las diferentes tareas y esa competencia es lo que nos dificulta realizar varias tareas a la vez de manera correcta y eficiente.
Para erradicar las multitareas, no sólo se recomienda tratar de terminar una actividad antes de iniciar otra, sino evitar aquello que nos pueda distraer del objetivo, como colocar el teléfono en silencio, en particular las notificaciones de correos electrónicos y mensajes, mientras se ejecuta una acción y de igual manera, tomar descansos para soñar despierto o estirar las piernas.
Contrario a lo que se pueda imaginar, el cerebro humano no está programado para recordar todo. Por el contrario es selectivo y solamente aquellos eventos o experiencias asociados con miedo, ira, deseo, felicidad, sorpresa u otras emociones que sean capaces de liberar químicos como la adrenalina, la serotonina, la dopamina o el cortisol en nuestro cerebro terminaran fijados en nuestras neuronas.
Recordemos, pues, aquellos eventos que nos permita disfrutar la vida y que nos haga sentir vivos, más, si tomamos en cuenta que solo se vive una vez aunque nos tropezamos muchas veces con la misma piedra pero seguir de pie.