Así como lo leen mis estimados. Se los digo en tres minutos, ténganme paciencia. Durante estos últimos dos años post pandémicos la narrativa oficial de uno que otro gobernador, de los funcionarios de Economía y de Hacienda y, claro está, de muchos interesados empresarios y de sus camarillas, nos ha bombardeado con fábulas de alto calibre, como aquella de que grandes corporaciones internacionales traerán a México todo o parte de su fabricación para exportar desde nuestro terruño a gringolandia, a raíz de la pelea comercial entre los gringos y los chinos. Eso que le llaman 'nearshoring’ y que pondría a México en los cuernos de la luna. Ya lo hemos visto en varios episodios de nuestra soñadora historia. Acuérdense de aquello de administrar la abundancia que nos recetó López Portillo en aquel discurso de 1977 cuando anunció el descubrimiento de Cantarell.
No me mal entienda. Algo hay de eso y podría haberlo en el futuro, pero no ocurrirá en la dimensión soñada ni será la panacea que se nos ha recetado, mientras que nuestros políticos sigan llevando agua para su molino y destruyendo al país y su futuro (es decir, a nosotros). ¿O qué le pasó a la riqueza petrolera de Cantarell que tanto cacareó López Portillo? ¿dónde quedó semejante riqueza? Porque mi calle sigue llena de agujeros, el agua potable llega una vez a la semana y nos tenemos que encerrar antes que anochezca por aquello de los malandros (incluyendo algunos policías).
Todo esto viene a cuento porque escuché a Ricardo Monreal, el mismísimo próximo coordinador de los diputados de Morena, decirle en una entrevista al muy estimado René Delgado que la próxima presidenta, Claudia Sheinbaum, no solo está de acuerdo con la reforma judicial que presentó López Obrador al Congreso, sino que está de acuerdísimo y que esta reforma -que pone de cabeza al poder judicial- no comprometerá a su gobierno. Es más, “la doctora Claudia Sheinbaum lo ha abrazado como suyo”, cito textual. ¡Púmbale!
Se lo digo despacito para que se acuerde. Si ya la economía viene cayendo a ritmo acelerado, el próximo golpe para las inversiones será la mayoría calificada de Morena en el Congreso (lo doy por un hecho) y el que sigue, será la aprobación -tal cual- de la reforma judicial, por más que Monreal se empeñe en suavizarlo con aquello de que integrarán las mejores ideas producto de los famosos foros.
Me pregunto si doña Claudia -y sus flamantes designados- ha sopesado las consecuencias económicas para el inicio de su gobierno del asunto que ha abrazado como suyo, según Monreal. Ya hasta la CEPAL, que gusta tanto a la 4T, dice que en 2025 apenas si creceremos. Y todo eso por puras ganas de autoflagelarse, sin tomar en cuenta que las finanzas públicas ya están en zona de riesgo, que los poderosos vecinos del norte traen ganas de desquitarse con nosotros tan pronto pasen las elecciones, que los mercados financieros del mundo andan coqueteando con más volatilidad, y ni hablar de las broncas en Medio Oriente, Rusia y similares. O sea, el horno no está para bollos. Si hace falta una reforma judicial (que hace falta, aunque no en esos términos) escogieron el peor momento. Ya verán.
Colofón
¿Alguien ha escuchado la voz de los empresarios en esto de la reforma judicial? Siempre se quejaron del chueco estado de derecho. ¿Y entonces?
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