/ domingo 4 de agosto de 2024

Exsurge

Cebollas de Egipto

La frase que da título a esta columna está tomada del libro de los Números (11,5) aunque ya forma parte de las frases proverbiales de nuestro idioma y hace referencia a añorar algo del pasado que en realidad no era bueno, pero que lo extrañamos. El pueblo de Israel era esclavo en Egipto, los explotaban y maltrataban. Cuando por fin logran liberarse del yugo opresor se dan cuenta de lo que conlleva la responsabilidad de ser libres, del peso de las decisiones y elecciones y, sobre todo, de que tienen que ganarse por sí mismos el pan cotidiano, y reniegan. Ser libres implica responsabilidad. Por eso los israelitas tienen la tentación de echarse para atrás, de seguir siendo esclavos, expresan: «¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos, melones, cebollas y ajos!». Extrañan las cebollas de Egipto, aunque eran cebollas de mala vida, cebollas de esclavitud. Mientras tanto, Dios les daba diariamente el Maná, alimentándolos en el desierto con ese pan que bajaba del cielo. Pero ellos se cansan de esa comida. Expresan terriblemente: «¿Para qué nos han sacado de Egipto para morir en el Desierto?... Ya estamos hartos de esta miserable comida» (Nm 21,5). Extrañan las cebollas de la esclavitud y reniegan del pan que en el desierto les daba Dios.

La situación aquí descrita puede sonarnos lejana, ajena, pero es algo que muchas veces seguimos viviendo personal y comunitariamente. Con cuánta frecuencia añoramos cosas que sabemos nos hacen daño y nos esclavizan, mientras renegamos de las cosas buenas que Dios nos concede diariamente. Pongo ejemplos. Muchas personas se aferran a parejas que les engañan y maltratan, que les hacen daño y esclavizan, mientras desprecian a familiares que les quieren y desean el bien, o a personas buenas que tratan de apoyarles. Cuántas veces, también, renegamos de nuestro trabajo con el que Dios nos bendice para obtener nuestros recursos materiales, mientras añoramos la ociosidad esclavizante de la pereza o la pérdida de tiempo que los buenos lloran. Aún peor, cuántas veces hemos añorado cosas que nos esclavizan como las adicciones, el consumismo, prácticas esotéricas, etc., auténticas cebollas de Egipto, mientras despreciamos nuestra espiritualidad, la comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo, la confesión, el santo Rosario, nuestras visitas al Santísimo Sacramento, etc.

En el evangelio de este domingo se narra precisamente una situación semejante que le ocurrió a Jesús. Después de la multiplicación de los panes se retira a Cafarnaum y la gente le sigue no por quien es, sino por lo que les da. Buscan cebollas y no maná. Por eso el Señor los orienta a la verdadera vida, a que coman de ese pan que baja del cielo y que da la vida eterna. Y ese pan es Él mismo: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mi no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed» (Jn 6,35). Dicho con el lenguaje que venimos manejando: el que se nutre de Jesús, de Dios, no añorará las cebollas de Egipto.

De ahí la grandísima importancia de nuestra comunión, especialmente la sacramental −comulgar el Cuerpo y la Sangre de Cristo−, aunque si no nos es posible podemos hacer por lo menos la espiritual. Qué don tan maravilloso que Dios quiera estar con nosotros, quedarse con nosotros, vivir en nosotros. No solo lo tenemos a nuestro lado y de nuestro favor, sino que se convierte en nuestro alimento. ¡Y a veces no lo recibimos! Preferimos otras cosas, otros “alimentos” a aquel que nos da Dios mismo. Andamos queriendo volver a las cebollas de Egipto en vez de aceptar y dar gracias por el auténtico maná, el verdadero pan bajado del cielo.

Hoy vamos a renovar nuestro compromiso de volvernos a acercar a la comunión, de buscar el bien, de aceptar el grandísimo regalo que Dios nos hace en cada Eucaristía para no andar añorando las cebollas de Egipto.

X: @Noesov

Cebollas de Egipto

La frase que da título a esta columna está tomada del libro de los Números (11,5) aunque ya forma parte de las frases proverbiales de nuestro idioma y hace referencia a añorar algo del pasado que en realidad no era bueno, pero que lo extrañamos. El pueblo de Israel era esclavo en Egipto, los explotaban y maltrataban. Cuando por fin logran liberarse del yugo opresor se dan cuenta de lo que conlleva la responsabilidad de ser libres, del peso de las decisiones y elecciones y, sobre todo, de que tienen que ganarse por sí mismos el pan cotidiano, y reniegan. Ser libres implica responsabilidad. Por eso los israelitas tienen la tentación de echarse para atrás, de seguir siendo esclavos, expresan: «¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos, melones, cebollas y ajos!». Extrañan las cebollas de Egipto, aunque eran cebollas de mala vida, cebollas de esclavitud. Mientras tanto, Dios les daba diariamente el Maná, alimentándolos en el desierto con ese pan que bajaba del cielo. Pero ellos se cansan de esa comida. Expresan terriblemente: «¿Para qué nos han sacado de Egipto para morir en el Desierto?... Ya estamos hartos de esta miserable comida» (Nm 21,5). Extrañan las cebollas de la esclavitud y reniegan del pan que en el desierto les daba Dios.

La situación aquí descrita puede sonarnos lejana, ajena, pero es algo que muchas veces seguimos viviendo personal y comunitariamente. Con cuánta frecuencia añoramos cosas que sabemos nos hacen daño y nos esclavizan, mientras renegamos de las cosas buenas que Dios nos concede diariamente. Pongo ejemplos. Muchas personas se aferran a parejas que les engañan y maltratan, que les hacen daño y esclavizan, mientras desprecian a familiares que les quieren y desean el bien, o a personas buenas que tratan de apoyarles. Cuántas veces, también, renegamos de nuestro trabajo con el que Dios nos bendice para obtener nuestros recursos materiales, mientras añoramos la ociosidad esclavizante de la pereza o la pérdida de tiempo que los buenos lloran. Aún peor, cuántas veces hemos añorado cosas que nos esclavizan como las adicciones, el consumismo, prácticas esotéricas, etc., auténticas cebollas de Egipto, mientras despreciamos nuestra espiritualidad, la comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo, la confesión, el santo Rosario, nuestras visitas al Santísimo Sacramento, etc.

En el evangelio de este domingo se narra precisamente una situación semejante que le ocurrió a Jesús. Después de la multiplicación de los panes se retira a Cafarnaum y la gente le sigue no por quien es, sino por lo que les da. Buscan cebollas y no maná. Por eso el Señor los orienta a la verdadera vida, a que coman de ese pan que baja del cielo y que da la vida eterna. Y ese pan es Él mismo: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mi no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed» (Jn 6,35). Dicho con el lenguaje que venimos manejando: el que se nutre de Jesús, de Dios, no añorará las cebollas de Egipto.

De ahí la grandísima importancia de nuestra comunión, especialmente la sacramental −comulgar el Cuerpo y la Sangre de Cristo−, aunque si no nos es posible podemos hacer por lo menos la espiritual. Qué don tan maravilloso que Dios quiera estar con nosotros, quedarse con nosotros, vivir en nosotros. No solo lo tenemos a nuestro lado y de nuestro favor, sino que se convierte en nuestro alimento. ¡Y a veces no lo recibimos! Preferimos otras cosas, otros “alimentos” a aquel que nos da Dios mismo. Andamos queriendo volver a las cebollas de Egipto en vez de aceptar y dar gracias por el auténtico maná, el verdadero pan bajado del cielo.

Hoy vamos a renovar nuestro compromiso de volvernos a acercar a la comunión, de buscar el bien, de aceptar el grandísimo regalo que Dios nos hace en cada Eucaristía para no andar añorando las cebollas de Egipto.

X: @Noesov

ÚLTIMASCOLUMNAS
domingo 08 de septiembre de 2024

Exsurge

¡Effetá!

Noé Soto

domingo 01 de septiembre de 2024

Exsurge

Corazones amonedados

Noé Soto

domingo 25 de agosto de 2024

Exsurge

Noé Soto

domingo 18 de agosto de 2024

Exsurge

BeVida 

Noé Soto

domingo 11 de agosto de 2024

Exsurge

Peregrinos de Oración 

Noé Soto

domingo 04 de agosto de 2024

Exsurge

Noé Soto

domingo 28 de julio de 2024

Exsurge

¿BienEstar o BienSer? 

Noé Soto

domingo 21 de julio de 2024

Exsurge 

Elogio del reposo

Noé Soto

domingo 07 de julio de 2024

No pases de mí

Noé Soto

domingo 30 de junio de 2024

Talita Kum

Noé Soto

Cargar Más