La semana pasada comentaba sobre la impunidad que crece en la totalidad de ciudadanos, pero ahora es mucho más notorio en los vándalos, quienes no obstante ocultando su identidad.
Pues usan capuchas, agreden, insultan, mutilan, transgreden excesivamente nuestras normas y no reciben ninguna sanción, ni castigo por sus flagrantes abusos y delitos cometidos, solamente la amenaza del presidente de que, hablará con sus padres o abuelitos, para que les den un jalón de orejas o un zape, si se llegan a portar mal otra vez.
Nos dimos cuenta el miércoles 25 del mes pasado cómo encapuchados arremetieron en contra de todo lo que estuviera enfrente de ellos; prendieron fuego a una librería Gandhi mientras coreaban: “Leer es de burgueses”.
Sólo cuando algunos comerciantes se armaron de palos y realizaron una barrera en la calle Motolinía y 5 de Mayo de la Ciudad de México, los vándalos cambiaron sus destinos, pero dañaron todo lo que les era posible y, las autoridades muy cómodamente les permitían todo, pues para ellos sí es posible manifestarse de esa forma que no deja de ser impune. Pero como ha sido mal visto por la sociedad lo causado, el presidente les señala a esos vándalos como: “Una rama del conservadurismo”.
El pasado viernes 28, también un grupo de mujeres encapuchadas participó en una manifestación exigiendo la legalización del aborto, en donde quemaron la puerta de la Cámara Nacional de Comercio de la Ciudad de México, y frente a la Catedral arrojaron todo tipo de objetos encendidos, y coreaban: “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios” y, “Si no hay aborto legal, el desmadre que se va a armar”.
Este miércoles 2, no obstante que se expuso irresponsablemente a cerca de 12 mil servidores públicos de la Ciudad de México para que formaran el “cinturón de paz”, quienes dejaron de laborar por proteger a los manifestantes, con el resultado de 14 lesionados y la mayoría de ellos policías, y en donde se invirtió para camisetas con la leyenda “CINTURÓN DE PAZ” y amurallar toda la ciudad.
Se calculó la asistencia de un centenar de encapuchados; policías sin uniforme que quitaban celulares a personas que filmaban o retrataban las agresiones de los vándalos que tiraban bombas molotov, quebraban vidrios y agredía a todo lo que ellos quisieran, con excepción de personas que los enfrentaron, que, por supuesto, esto deberían haber hecho los policías para procurar el orden.
En todos estos casos, los policías fueron agredidos, pero ellos tenían órdenes de no contestar las agresiones, consintiendo la ilógica impunidad de la muchedumbre, bajo la supuesta creencia de la jefa de gobierno, de que, no caería en provocaciones.
Señala el presidente que el grupo de esos vándalos a quienes se les llamó anarquistas, no son anarquistas, que sí puede ser, pues el anarquismo es un sistema filosófico y una teoría política que corresponde a la ausencia del gobierno. La palabra anarquismo es de origen griego “ánarkhos”, que significa sin gobierno o sin poder.
También, propone principios basados en el fin de la propiedad privada y de la división de las clases sociales del estado y de las instituciones en general, lo que suponía la ausencia de autoritarismo, opresión y dominación, lo que puede simpatizar y estar identificado con quienes ostentan en la actualidad el poder.
Pero tampoco se les puede señalar como conservadores o como una rama del conservadurismo, pues los conservadores son proteccionistas y defienden el nacionalismo, en concordancia con sus ideas, de mantener los valores y la identidad nacional. Conservadores son aquellas personas que abogan por el mantenimiento de las tradiciones, los valores, y la religión en la sociedad para conservar la estabilidad y el bienestar de la familia.
Lo que yo sí creo, es que esos energúmenos que desquician el orden, son socios de quienes ejercen el poder y a su vez, los que ahora mandan, son cómplices de ellos, pues así como los toleran y aquellos actúan con impunidad, de la misma manera han venido actuando en su devenir histórico los morenos de hoy, como ejemplo, narro lo sucedido en el año 2012, en que, la Asamblea Legislativa del entonces D.F., el 27 de diciembre del mismo año, forzaron una ley aprobando con 50 votos a favor, uno en contra y seis abstenciones, la reducción de la penalidad de los delitos de ataques a la paz pública, para liberar a 14 porros mal vivientes, que trastornaron la toma de posesión EPN, además de que causaron daños físicos a fachadas y ciudadanía en general.
Cooperando dos diputados de izquierda con 140 mil pesos, para cubrir las multas de los vándalos desquiciadores y salieran de la cárcel, por consiguiente, ni duda cabe, que la autoridad en turno es cómplice de sus socios, que, sin pensarlo más, han de ser parte del “pueblo bueno y sabio”.
Es necesario darnos cuenta que, de la DEMOCRACIA estamos pasando a la OCLOCRACIA, pues es de todos conocido que los desquiciadores consiguen lo que quieren y se premia a quienes desestabilizan la paz social, no obstante, se les amenace con dar la queja a sus madrecitas o abuelitas.
Se consciente a supuestos maestros que toman carreteras y aeropuertos, se les paga, aunque no cumplan y se reforman leyes para su beneficio y excesos. Se les paga sueldo a los “huachicoleros” como si fueran profesionales, y a los “ninis” se les da por no hacer nada, pero despiden a miles de empleados productivos.
Entonces nuestra forma de gobierno no es una democracia, en donde se gobierna con la voluntad general y legítima del pueblo, sino una OCLOCRACIA, (de OCLOS = muchedumbre, multitud, y CRATOS = gobierno), que es el gobierno de la muchedumbre o de la plebe, es un agente de producción biopolítica, que para abordar asuntos políticos presenta una voluntad viciada, evicciosa, confusa, injuiciosa o irracional, por lo que carece de capacidad de autogobierno y por ende no conserva los requisitos necesarios para ser considerada como pueblo, sino de muchedumbre o plebe, y no tardará algún pseudo-historiador, que señale a esta horda de malvivientes como: “Jóvenes valientes”.