El prometer no empobrece, pero una mala administración sí. Cualquiera puede entender que una mala administración tiene como obvias consecuencias la falta de liquidez y déficit en todos los niveles, aumento en la población de las necesidades básicas y, por consiguiente, la disminución de la calidad de vida.
Una buena inversión hace crecer el dinero y ayuda a tener un patrimonio seguro, con lo cual existe mayor prosperidad económica que beneficia absolutamente en todo, siendo incuestionable tener visión para inversión.
Por ejemplo: La historia nos ha dado a conocer que la empresa de “Standard Oil” de John D. Rockefeller, creció de inmediato en los años de 1890, después de haber investigado que China tenía la inquietud de adquirir lámparas de queroseno, las que les hizo llegar a China casi regaladas, pero en forma posterior les vendió el combustible para lámparas al precio que le dio la gana.
Plausible fue la correcta visión de la construcción oportuna del aeropuerto de Texcoco, toda vez que era cercano a la ciudad y apremiante sustituir el aeropuerto Benito Juárez y de cuya saturación, ahora el gobierno desea descongestionarlo, eliminando vuelos y dañando la economía de varias compañías aéreas y a un sinnúmero de pasajeros.
En la actualidad ya se tendría un aeropuerto a la altura de uno de los principales países del mundo y el Benito Juárez se pudiera haber destinado para muchísimas cosas que son necesarias en la capital del país.
Sucede que, cuando se invierte en lo que uno no entiende o ignora, es imposible obtener beneficios, y si sólo se invierte por capricho es tirar el dinero al escusado, como sucedió con el AIFA, que se encuentra bastante distante, además de estar mal interconectado, que resulta bastante caro llegar a él.
Si una persona que vive en Santa Fe de la capital del país y desea viajar a Cancún, el costo de llegar al aeropuerto le resultará más caro que ir a su destino final y, tardará más de dos horas en llegar al AIFA que cuenta con apenas 14 slots (así se conoce en aeronáutica, a la franja horaria asignada en los aviones de las compañías aéreas para sus despegues y aterrizajes), el Benito Juárez tiene 74, y el de Texcoco iba a tener 120.
El costo de cancelar Texcoco fue de más de 332,000 millones de pesos y, si le agregamos los 80,000 millones de pesos gastados en Santa Lucía, que es un aeropuerto que no da un servicio apropiado, ni ha servido para descongestionar el que existía, su costo está ascendiendo a 44 ó 45 por ciento más que lo que pudiera haber costado el aeropuerto de Texcoco.
En días pasados expresé lo comentado por Carlos Fuentes |en su Manual del Perfecto Político, en él se detalla que, “el verdadero político sabe que vivir fuera del presupuesto es un error, que un político pobre es un pobre político y que entre más obra pública aumentan los aplausos de la gente y los recursos para su bolsillo, por eso “hay que ser flexible ante la corrupción… la corrupción lubrica al sistema”.
Quizás es lo que ha sucedido con las obras magnas de esta administración, y que desea el presidente sean consideradas de Seguridad Nacional y que la SCJN le dé el fallo para seguir ocultando los gastos realizados y que el pueblo desconozca en qué se ha gastado más de 900 mil millones de pesos que se llevan invertidos a lo López, pues se podría descubrir pagos de propagandas políticas y el enriquecimiento inexplicable de muchísimos que, aprovechando las inversiones del AIFA, del Tren Maya y “de la refinería de dos bocas” que según producirá petróleo crudo, mientras que el mundo se está centrando en los coches eléctricos y en Asia se apuesta por los coches con conducción de hidrógeno, aunque se habla también del “bioetanol” que contiene 85% de etanol y 15% de gasolina.
Nada que ver con una visión de buena inversión.
Se puede concluir que, el proyecto de Dos Bocas carece de planeación y guarda suma opacidad; no tuvo un estudio de costo-beneficio; sus obras se iniciaron sin una manifestación de impacto ambiental, sin llevar a cabo la valoración de alternativas para encontrar la mayor capacidad en la incrementación de la producción petrolera en el país, y seguramente, la inversión resultará igual de inútil que el AIFA, y carentes de todo sentido común
En la próxima platicaremos del peor ecocidio sufrido en país.