/ sábado 24 de agosto de 2024

Kamala Harris contra el trumpismo

“Estoy preparado para lo peor, pero espero lo mejor”

- Benjamin Disraeli


Como era de esperarse, llegó la Convención Nacional Demócrata en Estados Unidos y, con ella, la unción de la vicepresidenta Kamala Harris como candidata del Partido Demócrata para enfrentar en la próxima elección presidencial del vecino país del norte no sólo a Donald Trump como figura republicana sino al trumpismo, es decir, a esa facción extremista, conservadora, nacionalista, xenófoba y ultraderechista que ha surgido no sólo en Estados Unidos sino en buena parte del mundo, y que ha tenido como principal figura al magnate estadounidense desde que fue primer mandatario de la potencia más grande a nivel internacional en el periodo 2017-2021.

A pesar de que al interior de los demócratas había en principio ciertas reticencias sobre el carisma, la habilidad política de Harris o sus capacidades para conectar suficientemente con el electorado, lo cierto es que en este primer momento y a lo largo de los cuatro días que duró la Convención, la esperanza, el ánimo y un ambiente festivo predominaron sobre tales dudas. Como sucedió en 2020 cuando de lo que se trataba era de detener a toda costa al tsunami del trumpismo, en esta ocasión, y ante un presidente Joe Biden mermado en sus facultades físicas y quizá intelectuales, Harris enarbola la bandera tanto de sus correligionarios como de aquellos sectores independientes que no desean un segundo mandato del empresario, demagogo y populista por todas y todos conocido.

Diversas voces llamaron la atención en los ecos de la Convención, y no podía ser de otra manera para arropar a la ex fiscal general de California. Biden, quien todavía antes de su anuncio de renunciar a la candidatura se mostraba decidido a optar por un segundo periodo, dijo con rotundidad: “amo mi trabajo, pero amo más a Estados Unidos”, lo cual refleja lo que para muchas personas fue una actitud altamente democrática en pos de encontrar la mejor alternativa para derrotar al trumpismo. Otras dos figuras muy representativas en las filas demócratas, como son el ex presidente Barack Obama y su esposa Michelle también reivindicaron a Harris, quizá, como su heredera política: Obama así lo dijo: “Estados Unidos está listo para un nuevo capítulo. Estados Unidos está listo para una historia mejor. Estamos listos para una presidenta Kamala Harris”; la ex primera dama, mientras tanto, proclamó, exclamó y gritó emocionada: “¡la esperanza está de vuelta!”.

Una de las grandes ventajas de Harris es su enorme posibilidad de llegar a ser la primera presidenta de Estados Unidos, un hito que sería histórico y que se sumaría a la ola de países que ya han tenido mujeres conduciendo sus destinos, dentro de lo cual estamos nosotros en México con la próxima llegada al poder de Claudia Sheinbaum el 1 de octubre. Pudiera traer consigo el estandarte del feminismo en una nación donde aproximadamente un 50.46% del total de la población es del sexo femenino, sin dejar de tener en cuenta a la población latina y, en general, a quienes ven una amenaza en la política ultranacionalista del trumpismo.

En conclusión, se pronostica una elección cerrada, pero de tener escenarios sombríos y poco halagüeños en una reedición de la pugna Biden vs. Trump, hoy en día son cada vez más los ejercicios demoscópicos que muestran un cierre de brecha entre Harris y Trump, algunos incluso ya dándole ventaja a Kamala, si bien es cierto que en un sistema electoral como el estadounidense lo que importa al final es la conformación del Colegio Electoral, pero incluso en ello los demócratas siguen avanzando. Veremos el desenlace.

“Estoy preparado para lo peor, pero espero lo mejor”

- Benjamin Disraeli


Como era de esperarse, llegó la Convención Nacional Demócrata en Estados Unidos y, con ella, la unción de la vicepresidenta Kamala Harris como candidata del Partido Demócrata para enfrentar en la próxima elección presidencial del vecino país del norte no sólo a Donald Trump como figura republicana sino al trumpismo, es decir, a esa facción extremista, conservadora, nacionalista, xenófoba y ultraderechista que ha surgido no sólo en Estados Unidos sino en buena parte del mundo, y que ha tenido como principal figura al magnate estadounidense desde que fue primer mandatario de la potencia más grande a nivel internacional en el periodo 2017-2021.

A pesar de que al interior de los demócratas había en principio ciertas reticencias sobre el carisma, la habilidad política de Harris o sus capacidades para conectar suficientemente con el electorado, lo cierto es que en este primer momento y a lo largo de los cuatro días que duró la Convención, la esperanza, el ánimo y un ambiente festivo predominaron sobre tales dudas. Como sucedió en 2020 cuando de lo que se trataba era de detener a toda costa al tsunami del trumpismo, en esta ocasión, y ante un presidente Joe Biden mermado en sus facultades físicas y quizá intelectuales, Harris enarbola la bandera tanto de sus correligionarios como de aquellos sectores independientes que no desean un segundo mandato del empresario, demagogo y populista por todas y todos conocido.

Diversas voces llamaron la atención en los ecos de la Convención, y no podía ser de otra manera para arropar a la ex fiscal general de California. Biden, quien todavía antes de su anuncio de renunciar a la candidatura se mostraba decidido a optar por un segundo periodo, dijo con rotundidad: “amo mi trabajo, pero amo más a Estados Unidos”, lo cual refleja lo que para muchas personas fue una actitud altamente democrática en pos de encontrar la mejor alternativa para derrotar al trumpismo. Otras dos figuras muy representativas en las filas demócratas, como son el ex presidente Barack Obama y su esposa Michelle también reivindicaron a Harris, quizá, como su heredera política: Obama así lo dijo: “Estados Unidos está listo para un nuevo capítulo. Estados Unidos está listo para una historia mejor. Estamos listos para una presidenta Kamala Harris”; la ex primera dama, mientras tanto, proclamó, exclamó y gritó emocionada: “¡la esperanza está de vuelta!”.

Una de las grandes ventajas de Harris es su enorme posibilidad de llegar a ser la primera presidenta de Estados Unidos, un hito que sería histórico y que se sumaría a la ola de países que ya han tenido mujeres conduciendo sus destinos, dentro de lo cual estamos nosotros en México con la próxima llegada al poder de Claudia Sheinbaum el 1 de octubre. Pudiera traer consigo el estandarte del feminismo en una nación donde aproximadamente un 50.46% del total de la población es del sexo femenino, sin dejar de tener en cuenta a la población latina y, en general, a quienes ven una amenaza en la política ultranacionalista del trumpismo.

En conclusión, se pronostica una elección cerrada, pero de tener escenarios sombríos y poco halagüeños en una reedición de la pugna Biden vs. Trump, hoy en día son cada vez más los ejercicios demoscópicos que muestran un cierre de brecha entre Harris y Trump, algunos incluso ya dándole ventaja a Kamala, si bien es cierto que en un sistema electoral como el estadounidense lo que importa al final es la conformación del Colegio Electoral, pero incluso en ello los demócratas siguen avanzando. Veremos el desenlace.