“El ajedrez como parte de actividades lucrativas”
Estimados lectores, los saludo afectuosamente, y como cada semana, abordamos un tema interesante sobre el ajedrez.
Vivimos en un sistema capitalista, donde los recursos y el tiempo de los profesionales son bienes que se venden y se compran. En el mundo del ajedrez, esto genera varias discusiones, especialmente cuando hablamos de torneos y clases particulares.
1. La polémica en los torneos de ajedrez en México
En nuestro país, existe una clara división en cuanto a los altos costos de inscripción y la proporcionalidad con los premios ofrecidos. Por un lado, algunos argumentan que los jugadores deben pagar inscripciones altas para cubrir no solo los premios, sino también los gastos de organización, que incluyen la renta de mobiliario, espacios, consumibles, honorarios arbitrales y publicidad. Por otro lado, existe la postura de que el ajedrez es un deporte de bajo costo y que se deben sacrificar algunos aspectos para ofrecer buenos premios a cambio de inscripciones más económicas.
Esta segunda postura apuesta a que la cantidad recibida por las inscripciones supere los bajos costos de arbitraje, premiación y otros gastos del evento. Sin embargo, surge una pregunta clave: ¿Cómo deben actuar los organizadores cuando los recursos provienen de instituciones públicas? Aquí es donde la transparencia se vuelve crucial, pues las leyes de transparencia en México exigen que los recursos públicos sean manejados con claridad y accesibilidad, aplicando mecanismos de auditoría y control. Cuando esto no se respeta, los eventos pierden legitimidad y confianza pública.
2. Escuelas de ajedrez y la incertidumbre en la calidad educativa
Los torneos no son la única forma en que el ajedrez se convierte en una actividad lucrativa. Las escuelas de ajedrez también forman parte de este fenómeno. Sin embargo, existe una creciente preocupación sobre la calidad educativa que estas ofrecen, ya que muchas veces no están sujetas a controles de calidad o supervisión. Esto puede incluir la falta de formación profesional de los docentes o entrenadores, quienes no siempre están avalados por instituciones reconocidas o por las comisiones de la FIDE. Esta ausencia de regulación puede afectar la calidad del aprendizaje de los alumnos y la credibilidad de las academias.
3. El uso indebido de recursos institucionales
Un problema recurrente en el ámbito educativo y deportivo es el uso indebido de los recursos institucionales. Algunos maestros que ofrecen clases particulares utilizan sin autorización los recursos de la escuela o academia, como el material, los espacios o incluso el tiempo laboral. Esta práctica genera una situación injusta, pues los recursos destinados al beneficio colectivo son aprovechados para fines lucrativos personales. Esto no solo afecta a las instituciones, sino también a los estudiantes que podrían estar viendo limitado el uso de esos recursos.
4. Arbitraje y la falta de un tabulador salarial
El arbitraje en ajedrez es una tarea especializada que se remunera a través de honorarios. A pesar de las propuestas de la Federación para establecer un tabulador salarial para los árbitros, la realidad es que muchos de ellos, especialmente en eventos independientes, reciben el pago que el organizador designa. En muchas ocasiones, los árbitros no tienen oportunidad de negociar una retribución justa, lo que genera una gran desigualdad en su remuneración y desincentiva a quienes buscan dedicarse a esta profesión.
Conclusión
El ajedrez, como actividad lucrativa, necesita ser regulado adecuadamente para garantizar la calidad educativa, la transparencia en el manejo de recursos y el pago justo a todos los involucrados. Las leyes de transparencia exigen que los recursos públicos sean manejados de forma clara, y cuando esto no ocurre, los eventos pierden credibilidad. Asimismo, el desarrollo del talento infantil es una medida objetiva de progreso, pero este avance solo será significativo si la enseñanza del ajedrez es de calidad y congruente con las necesidades educativas. El ajedrez, en todas sus formas, debe ser una actividad justa, transparente y accesible para todos.