/ martes 10 de septiembre de 2024

La recesión que viene

No se trata de ser catastrofista. Simple y llanamente todas las señales ya apuntan a una caída de la economía más temprano que tarde en los meses que siguen. Como quien dice, el arranque del gobierno de doña Claudia será con una economía en franco retroceso.

Y eso, mis estimados, sin tomar en cuenta el capricho del aún inquilino de Palacio Nacional de que le aprueben su reforma judicial en el Senado esta misma semana, y hasta una que otra reforma pendiente (como la de los órganos autónomos) antes de que entregue la banda tricolor. Allí sí que la marrana torcerá el rabo. Y doña Claudia -más bien su séquito económico- se verá forzada a manejar con la reversa puesta en sus primeros meses de gobierno.

Pero, vayamos por partes, como diría el famoso asesino serial londinense del siglo XIX. De entrada, ya el Inegi nos dijo con sus llamados ‘indicadores cíclicos’ que estamos ante un cambio de tendencia en el ciclo económico, hacia un terreno de contracción de la economía. Los datos más recientes sobre la creación de empleos, actividad manufacturera, comercio exterior, gasto público, y estimaciones de Inegi sobre la actividad económica y el consumo al inicio del segundo semestre, dan cuenta de lo mismo. Los más recientes indicadores de tendencia (agosto) del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) muestran una marcada debilidad de la economía. Y si a eso le añadimos que el gobierno tendrá que apretarse el cinturón a partir de octubre y que el crecimiento manufacturero de Estados Unidos (que son los que compran a México) pasa por una mala racha, pues el escenario no pinta nada bien. Más bien, mal.

Por todo eso y más, es que quienes se dedican a analizar la economía en serio ya están corrigiendo a la baja sus pronósticos económicos para este y el próximo año. En Citibanamex, por ejemplo, ya esperan que la economía crezca un tibio 1.3% en este año y un raquítico 0.8% el siguiente. Otros están alrededor de esas cifras, pero es probable que las correcciones a la baja continúen en la medida en que avancen las publicaciones de nuevas cifras del tercer trimestre. Bueno, con decirle que los economistas del Banco de México están previendo un “piso” para el crecimiento económico en 2025 de solo 0.4%; es decir, rayando en el estancamiento.

Afuera las cosas tampoco están bien. En Alemania y Canadá ya se habla de un frenón o caída de la economía, y en Estados Unidos ya hay síntomas de un resfriado que más nos vale no empeore. Así que, mis estimados, solo con esos datos y ese contexto global tenemos para preocuparnos en serio porque viene una caída en el crecimiento de nuestra economía cuando apenas si crecimos en el sexenio que se acaba.

Pero si a eso le agregamos la peregrina idea de cambiar el Poder Judicial de pies a cabeza, o desaparecer la autonomía de ciertos órganos de regulación sin ton ni son, pues entonces lo que tenemos enfrente de nuestras narices es un problema en serio: Una recesión más prolongada de la economía en 2025, no solo por la caída esperada de la inversión (que ya algunos ven en alrededor del -3%), sino también del consumo de las familias por la mayor incertidumbre. Y, claro, dé por seguro que alguna de las calificadoras (quizá Fitch) dará el primer paso bajándole la calificación crediticia a México, encareciendo -aún más- el costo financiero al gobierno y a las empresas, por los mayores riesgos de invertir en México.

Es decir, estamos de cara a una recesión prolongada autoinfligida y, además, anunciada. Tal cual.

* Mensajes a esta angustiada columna enviarlos al correo: samuel@arenapublica.com


No se trata de ser catastrofista. Simple y llanamente todas las señales ya apuntan a una caída de la economía más temprano que tarde en los meses que siguen. Como quien dice, el arranque del gobierno de doña Claudia será con una economía en franco retroceso.

Y eso, mis estimados, sin tomar en cuenta el capricho del aún inquilino de Palacio Nacional de que le aprueben su reforma judicial en el Senado esta misma semana, y hasta una que otra reforma pendiente (como la de los órganos autónomos) antes de que entregue la banda tricolor. Allí sí que la marrana torcerá el rabo. Y doña Claudia -más bien su séquito económico- se verá forzada a manejar con la reversa puesta en sus primeros meses de gobierno.

Pero, vayamos por partes, como diría el famoso asesino serial londinense del siglo XIX. De entrada, ya el Inegi nos dijo con sus llamados ‘indicadores cíclicos’ que estamos ante un cambio de tendencia en el ciclo económico, hacia un terreno de contracción de la economía. Los datos más recientes sobre la creación de empleos, actividad manufacturera, comercio exterior, gasto público, y estimaciones de Inegi sobre la actividad económica y el consumo al inicio del segundo semestre, dan cuenta de lo mismo. Los más recientes indicadores de tendencia (agosto) del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) muestran una marcada debilidad de la economía. Y si a eso le añadimos que el gobierno tendrá que apretarse el cinturón a partir de octubre y que el crecimiento manufacturero de Estados Unidos (que son los que compran a México) pasa por una mala racha, pues el escenario no pinta nada bien. Más bien, mal.

Por todo eso y más, es que quienes se dedican a analizar la economía en serio ya están corrigiendo a la baja sus pronósticos económicos para este y el próximo año. En Citibanamex, por ejemplo, ya esperan que la economía crezca un tibio 1.3% en este año y un raquítico 0.8% el siguiente. Otros están alrededor de esas cifras, pero es probable que las correcciones a la baja continúen en la medida en que avancen las publicaciones de nuevas cifras del tercer trimestre. Bueno, con decirle que los economistas del Banco de México están previendo un “piso” para el crecimiento económico en 2025 de solo 0.4%; es decir, rayando en el estancamiento.

Afuera las cosas tampoco están bien. En Alemania y Canadá ya se habla de un frenón o caída de la economía, y en Estados Unidos ya hay síntomas de un resfriado que más nos vale no empeore. Así que, mis estimados, solo con esos datos y ese contexto global tenemos para preocuparnos en serio porque viene una caída en el crecimiento de nuestra economía cuando apenas si crecimos en el sexenio que se acaba.

Pero si a eso le agregamos la peregrina idea de cambiar el Poder Judicial de pies a cabeza, o desaparecer la autonomía de ciertos órganos de regulación sin ton ni son, pues entonces lo que tenemos enfrente de nuestras narices es un problema en serio: Una recesión más prolongada de la economía en 2025, no solo por la caída esperada de la inversión (que ya algunos ven en alrededor del -3%), sino también del consumo de las familias por la mayor incertidumbre. Y, claro, dé por seguro que alguna de las calificadoras (quizá Fitch) dará el primer paso bajándole la calificación crediticia a México, encareciendo -aún más- el costo financiero al gobierno y a las empresas, por los mayores riesgos de invertir en México.

Es decir, estamos de cara a una recesión prolongada autoinfligida y, además, anunciada. Tal cual.

* Mensajes a esta angustiada columna enviarlos al correo: samuel@arenapublica.com