/ miércoles 25 de septiembre de 2024

La sexagenaria lucha por la tenencia de la tierra en Durango

Hace sesenta años se escribió la historia del “Ejido Revolución”, municipio de Hidalgo, Dgo., cuando un nutrido contingente de campesinos perfectamente organizados, marchó a manera de protesta por la carretera cuarenta y cinco, portando mantas con las consignas: "Repartanse latifundios disfrazados de pequeñas propiedades y decretos de inafectabilidad ganadera"; "¡Viva Zapata! El 30 de abril de 1964, 270 campesinos, tomaron la determinación de marchar en caravana de Canutillo a la ciudad de Durango.

Esta movilización fue encabezada por los líderes agraristas Álvaro Ríos y Román García, quienes proyectaron realizar el recorrido entre 10 y 12 días hasta arribar a la capital durangueña. El motivo fundamental era solicitar al Departamento Agrario de la ciudad de Durango la resolución inmediata a los expedientes agrarios, cuyo rezago oscilaba entre 5 y 6 años. En aquel momento, los dirigentes estaban resueltos a que si en Durango no encontraban solución a los problemas, éstos continuarían hasta la ciudad de México.

El esfuerzo por contener la marcha corrió a cargo del gobernador de Durango, Ing. Enrique Dupré Ceniceros, quien envió al Secretario General de Gobierno a dialogar con los dirigentes, con el ofrecimiento gubernamental de que se trasladaran a Durango para conferenciar con el gobernador y, de ser posible, el propio ejecutivo Estatal los acompañaría a la ciudad de México a plantear la problemática ante la Dirección de Asuntos Agrarios y Colonización.

En circunstancias álgidas de la movilización agraria, Álvaro Ríos determinó interrumpir la caravana que amenazaba la gobernabilidad de Durango y la visita del candidato presidencial Gustavo Díaz Ordaz a tierras durangueñas.

Como respuesta efectiva a la movilización agraria, se constituyó el ejido "Revolución" como nuevo centro de población por resolución presidencial del 2 de mayo de 1964 con una superficie de 16,008 hectáreas, tomadas de los predios "Las Víboras" y "Santa Teresa" propiedad de Juan Eugenio French y Celia Armandina, afectándoseles 4,872 hectáreas; "El Cortijo" propiedad de Lewis Hobson Wheless con 4,156 has., "El Encinar" de Magdalena Rodríguez Cavazos con 2,970 has., y el predio San José de Raimundo Portilla Cofino con 4,008 has., dando un total de 16,008 has. De igual manera se crearon nuevos centros de población ubicados en el municipio de Hidalgo al norte del estado de Durango como Las Playas, Nuevo San Bernardo, Villa Unión y San Antonio (Ignacio Valencia) quienes fueron dotados por resolución presidencial de mayo de 1964.

A sesenta años de aquella memorable caminata de Canutillo a Durango, las políticas agrarias retornaron al pasado, toda vez que la tierra que en su tiempo fuera dotada a los ejidatarios duranguenses, éstas fueron compradas en su mayoría por nuevos terratenientes a raíz de la reforma de 1992 de Carlos Salinas de Gortari. La regresión en materia agraria en su máxima expresión en Durango.

Hace sesenta años se escribió la historia del “Ejido Revolución”, municipio de Hidalgo, Dgo., cuando un nutrido contingente de campesinos perfectamente organizados, marchó a manera de protesta por la carretera cuarenta y cinco, portando mantas con las consignas: "Repartanse latifundios disfrazados de pequeñas propiedades y decretos de inafectabilidad ganadera"; "¡Viva Zapata! El 30 de abril de 1964, 270 campesinos, tomaron la determinación de marchar en caravana de Canutillo a la ciudad de Durango.

Esta movilización fue encabezada por los líderes agraristas Álvaro Ríos y Román García, quienes proyectaron realizar el recorrido entre 10 y 12 días hasta arribar a la capital durangueña. El motivo fundamental era solicitar al Departamento Agrario de la ciudad de Durango la resolución inmediata a los expedientes agrarios, cuyo rezago oscilaba entre 5 y 6 años. En aquel momento, los dirigentes estaban resueltos a que si en Durango no encontraban solución a los problemas, éstos continuarían hasta la ciudad de México.

El esfuerzo por contener la marcha corrió a cargo del gobernador de Durango, Ing. Enrique Dupré Ceniceros, quien envió al Secretario General de Gobierno a dialogar con los dirigentes, con el ofrecimiento gubernamental de que se trasladaran a Durango para conferenciar con el gobernador y, de ser posible, el propio ejecutivo Estatal los acompañaría a la ciudad de México a plantear la problemática ante la Dirección de Asuntos Agrarios y Colonización.

En circunstancias álgidas de la movilización agraria, Álvaro Ríos determinó interrumpir la caravana que amenazaba la gobernabilidad de Durango y la visita del candidato presidencial Gustavo Díaz Ordaz a tierras durangueñas.

Como respuesta efectiva a la movilización agraria, se constituyó el ejido "Revolución" como nuevo centro de población por resolución presidencial del 2 de mayo de 1964 con una superficie de 16,008 hectáreas, tomadas de los predios "Las Víboras" y "Santa Teresa" propiedad de Juan Eugenio French y Celia Armandina, afectándoseles 4,872 hectáreas; "El Cortijo" propiedad de Lewis Hobson Wheless con 4,156 has., "El Encinar" de Magdalena Rodríguez Cavazos con 2,970 has., y el predio San José de Raimundo Portilla Cofino con 4,008 has., dando un total de 16,008 has. De igual manera se crearon nuevos centros de población ubicados en el municipio de Hidalgo al norte del estado de Durango como Las Playas, Nuevo San Bernardo, Villa Unión y San Antonio (Ignacio Valencia) quienes fueron dotados por resolución presidencial de mayo de 1964.

A sesenta años de aquella memorable caminata de Canutillo a Durango, las políticas agrarias retornaron al pasado, toda vez que la tierra que en su tiempo fuera dotada a los ejidatarios duranguenses, éstas fueron compradas en su mayoría por nuevos terratenientes a raíz de la reforma de 1992 de Carlos Salinas de Gortari. La regresión en materia agraria en su máxima expresión en Durango.