/ miércoles 19 de julio de 2023

La técnica… al servicio de la 4T

A punto de cumplir 75 años de vida (el 2 de agosto), pionero de la educación técnica en provincia, el Instituto Tecnológico de Durango (ITD), es una de las instituciones de enseñanza superior emblemática de Durango, que siempre ha estado en medio y envuelta (por su jerarquía académica), en los vaivenes políticos que generan las transiciones de gobierno, pero sin desviarse del objetivo primigenio de formar profesionistas competitivos, “con alto sentido social y humano”.

Viene a colación lo anterior, por lo que ahora sucede en el Tecno, con la llegada del actual director, Guillermo de Anda Rodríguez, que aunque es duranguense, su trayectoria ha sido fuera de la entidad, y ahora pretende imponer “reglas políticas” al personal, sobre todo académicos y administrativos, para que se conviertan en “chairos” del presidente López Obrador y su “Cuarta Transformación”.

Priva la molestia e incertidumbre entre la comunidad técnica, por la orientación política obligada que el enviado del Movimiento de Regeneración Nacional, pretende contagiar a los trabajadores del Tecnológico, que nunca, ni en los peores años del absolutismo priista, se les había tratado de “inculcar”, y menos llevar a la práctica.

En los últimos días generó mayor irritación, el hecho de que el director, aplazara la entrega de los resultados a quienes presentaron el examen de admisión de nuevo ingreso, y que estaban listos desde el 19 de junio. Prefirió darle mayor importancia al festejo de López Obrador en la capital del país, y hasta su regreso dar a conocer las listas.

Ninguno de los anteriores directores disponía a su antojo, según comentan varios “técnicos de prosapia”, de los recursos institucionales, como es el hecho de que cada semana viaja en avión a la capital del país, con cargo “al erario técnico”, lo que significa desatender carencias que tienen prioridad.

De los 18 directores que han pasado por el ITD, no hay antecedente de que alguno de ellos demandara de profesores y personal administrativo, menos de los estudiantes, simpatizar con partido o ideología política en lo particular.

Inclusive, como ejemplo de la libertad no sólo de cátedra, sino de ideología partidista, está el caso de Héctor Arreola Soria, priista de siempre, “en las dos ocasiones que fue director nunca trató de influir en el personal, para favorecer al PRI y sus candidatos”.

Son las formas autoritarias que utiliza el actual director, para atraerle adeptos a la 4T, lo que tiene enojados a la mayoría de los trabajadores, según comentarios algunos de ellos, que están a la espera que los dirigentes sindicales intervengan.

La llegada de un nuevo director, implica cambios en la estructura directiva de la institución. Solamente que ahora cuestionan que no se cumplan las formas y protocolos para remover y colocar a sus afines.

El problema no sería para tanto si el “adoctrinamiento” que pretende imponer el directivo, solamente afectara en lo personal. Afirman que el ITD funciona de manera automática, gracias a que cada quien cumple con su cometido, lo que evita que las desviaciones políticas impuestas se traduzcan en retrocesos académicos, deportivos y culturales.

Se entiende que entre la plantilla de académicos, administrativos y científicos, existan simpatizantes de la 4T. Pero no se acepta que De Anda pretenda influenciar su ideología en la institución.

Hay la esperanza de que recapacite y trabaje por el ITD, y no por la 4T.

A punto de cumplir 75 años de vida (el 2 de agosto), pionero de la educación técnica en provincia, el Instituto Tecnológico de Durango (ITD), es una de las instituciones de enseñanza superior emblemática de Durango, que siempre ha estado en medio y envuelta (por su jerarquía académica), en los vaivenes políticos que generan las transiciones de gobierno, pero sin desviarse del objetivo primigenio de formar profesionistas competitivos, “con alto sentido social y humano”.

Viene a colación lo anterior, por lo que ahora sucede en el Tecno, con la llegada del actual director, Guillermo de Anda Rodríguez, que aunque es duranguense, su trayectoria ha sido fuera de la entidad, y ahora pretende imponer “reglas políticas” al personal, sobre todo académicos y administrativos, para que se conviertan en “chairos” del presidente López Obrador y su “Cuarta Transformación”.

Priva la molestia e incertidumbre entre la comunidad técnica, por la orientación política obligada que el enviado del Movimiento de Regeneración Nacional, pretende contagiar a los trabajadores del Tecnológico, que nunca, ni en los peores años del absolutismo priista, se les había tratado de “inculcar”, y menos llevar a la práctica.

En los últimos días generó mayor irritación, el hecho de que el director, aplazara la entrega de los resultados a quienes presentaron el examen de admisión de nuevo ingreso, y que estaban listos desde el 19 de junio. Prefirió darle mayor importancia al festejo de López Obrador en la capital del país, y hasta su regreso dar a conocer las listas.

Ninguno de los anteriores directores disponía a su antojo, según comentan varios “técnicos de prosapia”, de los recursos institucionales, como es el hecho de que cada semana viaja en avión a la capital del país, con cargo “al erario técnico”, lo que significa desatender carencias que tienen prioridad.

De los 18 directores que han pasado por el ITD, no hay antecedente de que alguno de ellos demandara de profesores y personal administrativo, menos de los estudiantes, simpatizar con partido o ideología política en lo particular.

Inclusive, como ejemplo de la libertad no sólo de cátedra, sino de ideología partidista, está el caso de Héctor Arreola Soria, priista de siempre, “en las dos ocasiones que fue director nunca trató de influir en el personal, para favorecer al PRI y sus candidatos”.

Son las formas autoritarias que utiliza el actual director, para atraerle adeptos a la 4T, lo que tiene enojados a la mayoría de los trabajadores, según comentarios algunos de ellos, que están a la espera que los dirigentes sindicales intervengan.

La llegada de un nuevo director, implica cambios en la estructura directiva de la institución. Solamente que ahora cuestionan que no se cumplan las formas y protocolos para remover y colocar a sus afines.

El problema no sería para tanto si el “adoctrinamiento” que pretende imponer el directivo, solamente afectara en lo personal. Afirman que el ITD funciona de manera automática, gracias a que cada quien cumple con su cometido, lo que evita que las desviaciones políticas impuestas se traduzcan en retrocesos académicos, deportivos y culturales.

Se entiende que entre la plantilla de académicos, administrativos y científicos, existan simpatizantes de la 4T. Pero no se acepta que De Anda pretenda influenciar su ideología en la institución.

Hay la esperanza de que recapacite y trabaje por el ITD, y no por la 4T.