/ sábado 14 de marzo de 2020

La transición democrática en México: del 68 a la 4T, vista en primera persona. EPN: Presidente impopular y cuestionado

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Luego de que en la noche del domingo 1º de julio del 2012 el Instituto Federal Electoral dio a conocer el supuesto triunfo de Enrique Peña Nieto (EPN), de inmediato afloraron las protestas de distinto tipo y magnitud que se manifestaron en contra del candidato priista por considerar que su victoria no contaba con ninguna legitimidad sino que era igual de fraudulenta que la de su antecesor Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, quien en el 2006 se negó rotundamente a que se llevara a cabo un recuento voto por voto y casilla por casilla. Por eso, ya como presidente EPN siguió siendo un personaje impopular y sistemáticamente cuestionado, tal y como ya lo había sido desde que visitó la Universidad Iberoamericana.

En esta dirección, la primera acción en contra de Peña Nieto fue la que tuvo lugar al día siguiente de la elección cuando unas 15 mil personas convocadas por el activo Movimiento estudiantil #YoSoy132 se manifestaron por el Paseo de la Reforma en repudio al triunfo electoral del priista. Asimismo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), muy por el contrario a la actitud de los otros dos contendientes presidenciales, Josefina Vázquez Mota y Gabriel Quadri de la Torre (quienes durante la misma noche de la elección reconocieron los resultados del IFE y la supuesta victoria de EPN), se negó a aceptar que el priista fuera el ganador de la contienda y por eso, otra vez como en el 2006, demandó la realización de un conteo de voto por voto y casilla por casilla de la elección presidencial. Aunque ahora, las condiciones políticas y logísticas no le eran tan propicias como en aquel año en que prácticamente mantenía el control total tanto de la estructura perredista como de la Ciudad de México. Seis años después del 2006, esto ya no era así.

En efecto, desde finales del 2008 el PRD se encontraba totalmente en manos de la corriente “Nueva Izquierda” mejor conocida como Los Chuchos y la Ciudad de México en las de Miguel Ángel Mancera, quien aunque aún no había tomado posesión formal del cargo, era el nuevo jefe de Gobierno formalmente electo, máxime que había registrado una votación mayor al 60%.

Sin embargo, tanto Los Chuchos como Miguel Ángel Mancera, seguramente, no estaban dispuestos a llevar a cabo ninguna acción de enfrentamiento en contra de EPN. Muy por el contrario, a ambos se les hacía tarde para enchufarse de una vez por todas y de lleno con el nuevo mandatario federal, tal y como efectivamente sucedió un poco más tarde. Así es que cualquier movilización de protesta que AMLO promoviera, con el fin de lograr un nuevo recuento de los votos, iba a ser prácticamente más débil que la del 2006, al no contar con el apoyo necesario del que aún era considerado formalmente como su partido.

Otras acciones que legitimaron aún más las manifestaciones de protesta anti Peña Nieto fueron las denuncias presentadas por Ricardo Monreal Ávila, coordinador de la campaña de AMLO, quien exhibió dos contratos de 20 millones de pesos cada uno, mismos que sirvieron como prueba en contra del PRI quien durante el proceso electoral se valió de la Importadora y Comercializadora Efra, S.A. de CV y del Grupo Comercial Inizzio S.A. de CV para distribuir tarjetas de prepago Monex a sus operadores electorales.

En el mismo tenor, el sábado 7 de julio, unas 46 mil personas llevaron a cabo una megamarcha que concluyó en el Zócalo de la Ciudad de México en la que se protestó en contra de los resultados de las elecciones presidenciales. Además de la capital mexicana, también hubo protestas en por lo menos otras 16 entidades federativas del país. Cinco días después de la movilización anti Peña, AMLO presentó formalmente un juicio de inconformidad para demandar la invalidez de las elecciones presidenciales.

Simultáneamente a las acciones de AMLO quien hasta ese momento (julio y agosto del 2012) seguía militando en las filas del perredismo, unas 300 organizaciones sociales dentro de las que se encontraban el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el Movimiento #YoSoy132, entre muchas otras, llevaron a cabo la Convención Nacional en contra de la Imposición (de Peña Nieto) en donde se acordó establecer un eje nacional de acción para impedir que EPN pudiese asumir la Presidencia de la República. Sin embargo, para que no se pensara que el PRD también había participado en esa reunión, de inmediato su dirección, encabezada por Jesús Zambrano, uno de los dos Chuchos, se deslindó de cualquier relación con la Convención.

Durante los meses de julio y agosto continuaron las movilizaciones anti Peña, promovidas indistintamente por la corriente perredista Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), el Movimiento #YoSoy132 y otras organizaciones políticas y sociales. En esta tesitura, se realizaron manifestaciones de protesta en el Zócalo, las instalaciones de Televisa, el edificio del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, las sucursales de la cadena de tiendas Soriana, entre otros.

Pero independientemente de las masivas y documentadas manifestaciones de protesta debido a varias razones, entre otras el exorbitante rebasamiento de los topes de campaña de EPN que poco después se supo que había sido 12 veces más del tope formalmente establecido, el día 16 de agosto el IFE determinó exculpar tanto a Televisa como al candidato priista de cualquier imputación visible o encubierta, durante la campaña electoral del 2012.

Igualmente, dos semanas después de la resolución del IFE, por unanimidad de votos, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) consideraron infundada la demanda presentada por la coalición de la izquierda encabezada por AMLO, en el sentido de declarar la invalidez de la elección presidencial y, por lo consiguiente, aceptaron el cómputo final de los comicios, al tiempo que aprobaron la declaración formal de “presidente electo” en favor de Enrique Peña Nieto.

Una vez más se truncaba la esperada por décadas transición democrática en México, y ahora como en el año 2000, quedaba reducida a la simple alternancia entre los dos principales partidos políticos neoliberales que desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari habían conformado el célebre PRIAN.

De esta manera, pues, así como en 1988 y el 2006, la Presidencia de la República no era ganada legítimamente, sino comprada con dinero, con mucho dinero proveniente: a) de las arcas públicas del Estado de México, b) de la triangulación de recursos por parte de algunos gobernadores de los estados gobernados por el PRI y, c) ante todo, de la empresa brasileña Odebrecht, quien a cambio de futuros contratos con Petróleos Mexicanos (PEMEX) presuntamente pagó varios millones de dólares a funcionarios de esta última empresa, tal y como fue el caso de Emilio Lozoya Austin. Todo hace indicar que una parte muy considerable de estos recursos fueron destinados a la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.

El uso de todos esos recursos durante el 2012 hacen de aquella una campaña electoral muy sucia e inequitativa. Pero aun y cuando se observaron una gran cantidad de evidencias del despilfarro electoral del priismo, ni los funcionarios del IFE encabezados por el presidente del mismo, un señor de apellido tal Valdés Zurita, como tampoco los del TEPJF, detectaron la más mínima anomalía de la campaña electoral priista.

Durante la mañana del 1º. de diciembre del 2012, en escasos siete minutos, EPN rindió protesta formal ante el Congreso de la Unión. Sin embargo, fue una toma de posesión fuertemente resguardada con miles de policías y granaderos. Pese a ello, unas 10 mil personas pertenecientes a MORENA, al Movimiento #YoSoy132, organizaciones de la sociedad civil, sindicalistas, campesinos, miembros de la CNTE, normalistas rurales, etcétera, se manifestaron afuera del recinto parlamentario en contra de la imposición del mexiquense. Para acallar la protesta, la fuerza pública arremetió en contra de los manifestantes deteniendo a 70 de ellos, de los cuales pocos días después fueron liberadas 56, los 14 restantes fueron penalmente consignados. Además de la capital mexicana, la protesta se extendió a por lo menos otras 30 ciudades del país. Lo que implica, pues, que desde el primer momento de su mandato EPN fue un personaje impopular y muy cuestionado.

Desde un poco antes de que EPN tomara posesión formal de su cargo conformó su gabinete con un perfil neoliberal. Una parte muy considerable del mismo provenía del Estado de México, otra le fue impuesta directamente por Carlos Salinas de Gortari; quien ya para entonces se sentía o tal vez sí lo era el nuevo Plutarco Elías Calles en tiempo del Maximato.

Asimismo, desde un principio EPN estuvo apoyado de dos personajes centrales de su gabinete, también considerados de facto como los verdaderos vicepresidentes de la República. Así, por un lado, estuvo Luis Videgaray, un economista egresado del ITAM con formación tecnocrática quien antes de integrarse o quedarse definitivamente en el Estado de México a colaborar inicialmente con Arturo Montiel y después con EPN, había formado parte del equipo del salinista Pedro Aspe Armella. Primero como su coordinador de campaña, después como secretario de Hacienda y finalmente como secretario de Relaciones Exteriores, Videgaray fue, sin duda alguna, el brazo derecho de EPN y el principal responsable de la política económica del peñismo.

Por eso, este personaje hizo y deshizo durante el sexenio peñista. Así por ejemplo, fue el verdadero autor intelectual de traer a Donald Trump del Partido Republicano para que hiciera campaña electoral en México; igualmente, fue el que impulsó la candidatura presidencial de José Antonio Meade aun sin ser miembro del PRI. Por tales razones, Luis Videgaray es tan responsable del desastre nacional heredado como el mismo Golden Boy del Grupo Atlacomulco del Estado de México.

En tanto el otro alfil del sexenio, aunque con mucho menor poder e influencia que el anterior fue Miguel Ángel Osorio Chong, quien como secretario de Gobernación fue el operador político del peñismo.


* Profesor e investigador de carrera en la UNAM. Email: elpozoleunam@hotmail.com

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Luego de que en la noche del domingo 1º de julio del 2012 el Instituto Federal Electoral dio a conocer el supuesto triunfo de Enrique Peña Nieto (EPN), de inmediato afloraron las protestas de distinto tipo y magnitud que se manifestaron en contra del candidato priista por considerar que su victoria no contaba con ninguna legitimidad sino que era igual de fraudulenta que la de su antecesor Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, quien en el 2006 se negó rotundamente a que se llevara a cabo un recuento voto por voto y casilla por casilla. Por eso, ya como presidente EPN siguió siendo un personaje impopular y sistemáticamente cuestionado, tal y como ya lo había sido desde que visitó la Universidad Iberoamericana.

En esta dirección, la primera acción en contra de Peña Nieto fue la que tuvo lugar al día siguiente de la elección cuando unas 15 mil personas convocadas por el activo Movimiento estudiantil #YoSoy132 se manifestaron por el Paseo de la Reforma en repudio al triunfo electoral del priista. Asimismo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), muy por el contrario a la actitud de los otros dos contendientes presidenciales, Josefina Vázquez Mota y Gabriel Quadri de la Torre (quienes durante la misma noche de la elección reconocieron los resultados del IFE y la supuesta victoria de EPN), se negó a aceptar que el priista fuera el ganador de la contienda y por eso, otra vez como en el 2006, demandó la realización de un conteo de voto por voto y casilla por casilla de la elección presidencial. Aunque ahora, las condiciones políticas y logísticas no le eran tan propicias como en aquel año en que prácticamente mantenía el control total tanto de la estructura perredista como de la Ciudad de México. Seis años después del 2006, esto ya no era así.

En efecto, desde finales del 2008 el PRD se encontraba totalmente en manos de la corriente “Nueva Izquierda” mejor conocida como Los Chuchos y la Ciudad de México en las de Miguel Ángel Mancera, quien aunque aún no había tomado posesión formal del cargo, era el nuevo jefe de Gobierno formalmente electo, máxime que había registrado una votación mayor al 60%.

Sin embargo, tanto Los Chuchos como Miguel Ángel Mancera, seguramente, no estaban dispuestos a llevar a cabo ninguna acción de enfrentamiento en contra de EPN. Muy por el contrario, a ambos se les hacía tarde para enchufarse de una vez por todas y de lleno con el nuevo mandatario federal, tal y como efectivamente sucedió un poco más tarde. Así es que cualquier movilización de protesta que AMLO promoviera, con el fin de lograr un nuevo recuento de los votos, iba a ser prácticamente más débil que la del 2006, al no contar con el apoyo necesario del que aún era considerado formalmente como su partido.

Otras acciones que legitimaron aún más las manifestaciones de protesta anti Peña Nieto fueron las denuncias presentadas por Ricardo Monreal Ávila, coordinador de la campaña de AMLO, quien exhibió dos contratos de 20 millones de pesos cada uno, mismos que sirvieron como prueba en contra del PRI quien durante el proceso electoral se valió de la Importadora y Comercializadora Efra, S.A. de CV y del Grupo Comercial Inizzio S.A. de CV para distribuir tarjetas de prepago Monex a sus operadores electorales.

En el mismo tenor, el sábado 7 de julio, unas 46 mil personas llevaron a cabo una megamarcha que concluyó en el Zócalo de la Ciudad de México en la que se protestó en contra de los resultados de las elecciones presidenciales. Además de la capital mexicana, también hubo protestas en por lo menos otras 16 entidades federativas del país. Cinco días después de la movilización anti Peña, AMLO presentó formalmente un juicio de inconformidad para demandar la invalidez de las elecciones presidenciales.

Simultáneamente a las acciones de AMLO quien hasta ese momento (julio y agosto del 2012) seguía militando en las filas del perredismo, unas 300 organizaciones sociales dentro de las que se encontraban el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el Movimiento #YoSoy132, entre muchas otras, llevaron a cabo la Convención Nacional en contra de la Imposición (de Peña Nieto) en donde se acordó establecer un eje nacional de acción para impedir que EPN pudiese asumir la Presidencia de la República. Sin embargo, para que no se pensara que el PRD también había participado en esa reunión, de inmediato su dirección, encabezada por Jesús Zambrano, uno de los dos Chuchos, se deslindó de cualquier relación con la Convención.

Durante los meses de julio y agosto continuaron las movilizaciones anti Peña, promovidas indistintamente por la corriente perredista Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), el Movimiento #YoSoy132 y otras organizaciones políticas y sociales. En esta tesitura, se realizaron manifestaciones de protesta en el Zócalo, las instalaciones de Televisa, el edificio del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, las sucursales de la cadena de tiendas Soriana, entre otros.

Pero independientemente de las masivas y documentadas manifestaciones de protesta debido a varias razones, entre otras el exorbitante rebasamiento de los topes de campaña de EPN que poco después se supo que había sido 12 veces más del tope formalmente establecido, el día 16 de agosto el IFE determinó exculpar tanto a Televisa como al candidato priista de cualquier imputación visible o encubierta, durante la campaña electoral del 2012.

Igualmente, dos semanas después de la resolución del IFE, por unanimidad de votos, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) consideraron infundada la demanda presentada por la coalición de la izquierda encabezada por AMLO, en el sentido de declarar la invalidez de la elección presidencial y, por lo consiguiente, aceptaron el cómputo final de los comicios, al tiempo que aprobaron la declaración formal de “presidente electo” en favor de Enrique Peña Nieto.

Una vez más se truncaba la esperada por décadas transición democrática en México, y ahora como en el año 2000, quedaba reducida a la simple alternancia entre los dos principales partidos políticos neoliberales que desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari habían conformado el célebre PRIAN.

De esta manera, pues, así como en 1988 y el 2006, la Presidencia de la República no era ganada legítimamente, sino comprada con dinero, con mucho dinero proveniente: a) de las arcas públicas del Estado de México, b) de la triangulación de recursos por parte de algunos gobernadores de los estados gobernados por el PRI y, c) ante todo, de la empresa brasileña Odebrecht, quien a cambio de futuros contratos con Petróleos Mexicanos (PEMEX) presuntamente pagó varios millones de dólares a funcionarios de esta última empresa, tal y como fue el caso de Emilio Lozoya Austin. Todo hace indicar que una parte muy considerable de estos recursos fueron destinados a la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.

El uso de todos esos recursos durante el 2012 hacen de aquella una campaña electoral muy sucia e inequitativa. Pero aun y cuando se observaron una gran cantidad de evidencias del despilfarro electoral del priismo, ni los funcionarios del IFE encabezados por el presidente del mismo, un señor de apellido tal Valdés Zurita, como tampoco los del TEPJF, detectaron la más mínima anomalía de la campaña electoral priista.

Durante la mañana del 1º. de diciembre del 2012, en escasos siete minutos, EPN rindió protesta formal ante el Congreso de la Unión. Sin embargo, fue una toma de posesión fuertemente resguardada con miles de policías y granaderos. Pese a ello, unas 10 mil personas pertenecientes a MORENA, al Movimiento #YoSoy132, organizaciones de la sociedad civil, sindicalistas, campesinos, miembros de la CNTE, normalistas rurales, etcétera, se manifestaron afuera del recinto parlamentario en contra de la imposición del mexiquense. Para acallar la protesta, la fuerza pública arremetió en contra de los manifestantes deteniendo a 70 de ellos, de los cuales pocos días después fueron liberadas 56, los 14 restantes fueron penalmente consignados. Además de la capital mexicana, la protesta se extendió a por lo menos otras 30 ciudades del país. Lo que implica, pues, que desde el primer momento de su mandato EPN fue un personaje impopular y muy cuestionado.

Desde un poco antes de que EPN tomara posesión formal de su cargo conformó su gabinete con un perfil neoliberal. Una parte muy considerable del mismo provenía del Estado de México, otra le fue impuesta directamente por Carlos Salinas de Gortari; quien ya para entonces se sentía o tal vez sí lo era el nuevo Plutarco Elías Calles en tiempo del Maximato.

Asimismo, desde un principio EPN estuvo apoyado de dos personajes centrales de su gabinete, también considerados de facto como los verdaderos vicepresidentes de la República. Así, por un lado, estuvo Luis Videgaray, un economista egresado del ITAM con formación tecnocrática quien antes de integrarse o quedarse definitivamente en el Estado de México a colaborar inicialmente con Arturo Montiel y después con EPN, había formado parte del equipo del salinista Pedro Aspe Armella. Primero como su coordinador de campaña, después como secretario de Hacienda y finalmente como secretario de Relaciones Exteriores, Videgaray fue, sin duda alguna, el brazo derecho de EPN y el principal responsable de la política económica del peñismo.

Por eso, este personaje hizo y deshizo durante el sexenio peñista. Así por ejemplo, fue el verdadero autor intelectual de traer a Donald Trump del Partido Republicano para que hiciera campaña electoral en México; igualmente, fue el que impulsó la candidatura presidencial de José Antonio Meade aun sin ser miembro del PRI. Por tales razones, Luis Videgaray es tan responsable del desastre nacional heredado como el mismo Golden Boy del Grupo Atlacomulco del Estado de México.

En tanto el otro alfil del sexenio, aunque con mucho menor poder e influencia que el anterior fue Miguel Ángel Osorio Chong, quien como secretario de Gobernación fue el operador político del peñismo.


* Profesor e investigador de carrera en la UNAM. Email: elpozoleunam@hotmail.com

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