Este fin de semana se dio el relevo en la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional, la renuncia de Ernesto Alanís y el posterior nombramiento de Daniela Soto Hernández, primero como secretaria de organización y posteriormente avalada para encabezar a este instituto político, generan desde luego un análisis de lo que se viene para este partido en los próximos meses, pensando en cómo deberá ser su actuar en el proceso electoral donde se renovarán las presidencias municipales, y sobre todo, el destino que tendrá la posible alianza con Acción Nacional, pues no cabe duda que el “cabildeo” y la negociación serán determinantes para que puedan aspirar al triunfo.
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El mensaje del priismo es claro al tomar la decisión de que una mujer encabece la dirigencia estatal, y en el caso de Daniela me parece que con méritos importantes, pues conoce el territorio a través de las organizaciones afines a este instituto político en donde ha participado, pero además es una de las diputadas que ganó su distrito en las urnas, un elemento importante para resaltar toda vez que en junio pasado la alianza padeció los estragos de una “oleada” morenista que se reflejó en votos, y que la hoy presidenta estatal del PRI superó con el trabajo realizado de ella y de su equipo.
Alianza.
En el caso de esta alianza, Daniela Soto es muy clara en expresar, “nos necesitamos”, es decir, tanto Acción Nacional como el Revolucionario Institucional requieren de su experiencia, estructuras y presencia en territorio para poderle competir, y quizá ganar, a esa tendencia nacional que representa Morena, incluso de acuerdo a lo que establecen todas las encuestas, pues si deciden ir por separado, sería difícil que puedan obtener la victoria. La nueva presidenta tricolor sabe que más allá del partido, los candidatos a las presidencias municipales deberán ser los mejor evaluados, y es ahí donde radicará el triunfo o fracaso de esta posible coalición, y me parece que la militancia de ambos partidos debe asumir también ese rol. La ventaja que existe, es que tanto en el PRI como en el PAN sí hay perfiles bien evaluados por la sociedad y con esa presencia que garantice posibilidades de triunfo.
Se queda.
En el caso de la curul en el Congreso del Estado, Daniela Soto Hernández también ha sido clara en señalar que se mantiene como legisladora local, y que a su vez Ernesto Alanís seguirá siendo el coordinador de la bancada tricolor. Es decir, esta nueva responsabilidad no le limitará su trabajo en el Legislativo del Estado, por lo que más allá de que tendrá que recorrer la entidad renovando dirigencias municipales, trabajando con los sectores y organizaciones, acordando la alianza y las candidaturas, entre otras tareas, ello no implicará solicitar licencia al cargo de elección popular que obtuvo en la elección de junio.
Refrendar.
Creo que una de las principales tareas que deberá enfrentar la diputada, es precisamente para refrendar las victorias obtenidas en la entidad en el 2022, pues será la elección intermedia del actual Gobierno del Estado, y también, en el caso de la capital, mantener el triunfo obtenido en junio, evitar la salida de más militantes y lograr seguirle sumando al padrón de priistas en la entidad, pues a la salida de Ernesto Alanís se habla de que en los últimos dos años se incrementó en más de 14 mil nuevos afiliados, por lo que a Daniela le corresponderá no solo mantener, sino tratar de que esta cifra siga en aumento, y me parece que sería en los jóvenes donde podría abrirse esa posibilidad, un sector con el que creo está muy identificada la nueva presidenta del Revolucionario Institucional.
Otro rubro del que también se ha hablado en las últimas horas, y que para nada es cosa menor, es el estado de las finanzas que entrega Alanís Herrera, pues tanto él como la propia Daniela Soto han argumentado que en este rubro todo marcha bien. Esperemos así sea.