Ante los acontecimientos ocurridos en el contexto del proceso para renovar la Rectoría en la UJED, Ramón García irá en solitario y será el próximo inquilino de la casona de calle Constitución por los próximos 6 años.
Me parece que el ser candidato único le genera más desventajas que ventajas, la primera -y una de las más importantes- es la legitimidad de un proceso que presenta un solo candidato; siempre habrá quien diga que ganó porque no tenía competencia.
Desde luego que esto no es responsabilidad de Ramón García, pero sí tendrá que lograr que toda esa gente que abarrota sus eventos vaya a votar masivamente para alcanzar en las urnas la legitimidad que necesita, amén de trabajar intensamente para mostrar que al margen de esto, él es el mejor perfil para la UJED.
Pero el reto más urgente que tendrá que enfrentar Ramón García, una vez llegado el tiempo, es desprenderse de todos aquellos “arribistas” que han logrado trascender administraciones por sus artes de “queda bien”, y que ahora ya se ven muy cercanos al próximo Rector.
Resulta aberrante ver como quienes ayer lo rechazaban por su presunto vínculo con el CCB, ahora se abren paso a codazos entre la multitud para figurar en las fotos que luego suben a redes sociales y decir que siempre lo apoyaron.
Estos personajes se han enquistado en la UJED y le han hecho mucho daño, no sólo financiera, sino académicamente a la llamada Máxima Casa de Estudios que no ha podido sacudirse a estos “universitarios” que siempre están dispuestos a echar un Goya por quien les garantice la continuidad en sus canonjías.
Ramón García ha dicho: “Sí queremos cambiar las cosas en la Universidad, debemos hacer cosas diferentes”. Habrá que decirle que es necesario complementar la frase para que diga: “Sí queremos cambiar las cosas en la Universidad, debemos hacer cosas diferentes, trabajando con personas diferentes”.