/ miércoles 27 de noviembre de 2024

Momento para una casa de reposo

La decisión de llevar a nuestros padres o abuelos a un centro integral, como una Casa de Reposo, puede resultar muy difícil para la familia, pero el bienestar y la calidad de vida del adulto mayor debe de ser primero.

Cuando surgen dentro del núcleo familiar enfermedades debilitantes que crean dependencia, se generan fuerte impacto dentro del hogar y es en ese momento cuando se requiere la atención e intervención de los especialistas para tomar decisiones sobre qué hacer y cómo garantizar el mejor cuidado para la persona afectada.

Si el adulto es cuidado por un familiar en sus casas, suele darse una carga emocional muy grande y tienen cada vez menos paciencia e incluso menos ganas de atenderlos y no significa que no los quieran, por lo que llevarlos a un centro integral, bien para su residencia permanente o por horas del día, le permite al cuidador tomarse un tiempo para sus propias necesidades, con la seguridad de que familiar está en buenas manos.

Todos estos aspectos se trabajan en una Casa de Reposo cuando se decide disponer de la asistencia, tanto para las personas que residan en un centro como para la familia que tome la decisión de llevarlos para que, aquellos adultos mayores que puedan asistir al centro para mantener una socialización con sus pares, una atención de estimulación a sus facultades mentales y físicas, tener el acompañamiento y sobre todo, brindar un alivio al familiar, de dejarlo en un lugar donde se le garantiza un buen cuidado integral.

Entre las enfermedades que lideran las limitaciones y dependencias en el adulto mayor se encuentran las llamadas enfermedades neurodegenerativas, pero también pueden existir otras causas que puedan comprometer la independencia de una persona, como un accidente cerebro vascular que, si bien puede que no la limite neurológicamente, sí lo hace funcionalmente, como también lo hacen los problemas articulares o los cardíacos.

Una persona que es adulto mayor con trastornos neurocognitivos requiere más que la presencia de un cuidador, porque sus demandas van más allá de alimentación, aseo y darles las medicinas, y aunque es una decisión difícil para la familia llevar al adulto mayor con trastornos cognitivos mayores como el Alzheimer, con esclerosis múltiple o que padezca de Cuerpo de Lewy Parkinson, a una Casa de Reposo, se trata de personas dependientes, que pueden tomar decisiones que los ponen en riesgo, aun estando en casa.

Por la atención personalizada las 24 horas del día y aparte porque le brinda la atención de geriatría y fisioterapia completa lo que en casa en la mayoría de las ocasiones no se tiene, se logra retrasar el avance de la enfermedad y tranquiliza a sus seres queridos.

Generalmente, la casa se vuelve peligrosa, como en el caso del Alzheimer, porque si bien al principio algunos adultos son independientes, poco a poco puede surgir el temor de lo que pudiera pasar si cocinan, o con las escaleras de la casa de más de 30 escalones y su coordinación tan errática. Primero olvidan palabras, aunque sean personas activas, lo que se puede transformar en una coordinación cada vez más errática, incluso dejan de manejar su automóvil y pierden la noción del tiempo y del lugar donde se encuentran.

A pesar de que se suelen tener temores sobre los cuidados que le darán extraños a sus familiares y sobre la seguridad del lugar en el que lo dejan, pero lo primero que se debe entender es que no son adultos mayores sanos, por eso requieren cuidados especializados y esa es la gran ventaja en este tipo de centros. Es tiempo de pensar en aquellos que nos dieron lo mejor de su vida.