Esta semana dio inicio un nuevo ciclo escolar en el sistema educativo mexicano, mediante la aplicación de una estrategia metodológica de educación a distancia, apoyada por los medios de comunicación, específicamente la televisión y el internet.
Con la finalidad de acercar el proceso educativo a los hogares de las estudiantes, de todos los tipos, niveles y modalidades de la educación, en virtud de que no existen las condiciones de salud pública para hacerlo de manera presencial en las escuelas, debido a la pandemia de Covid-19, según declaraciones del secretario de Educación.
En este escenario, desde el ciclo escolar anterior, dado que la pandemia inició en febrero-marzo del año en curso, los maestros han tenido que ir adoptando una serie de prácticas didácticas que les permitan utilizar de manera creativa y eficiente los recursos de las tecnologías de la información y la comunicación –TIC–, situación para la que muchos de ellos no estaban preparados, a la par de que muchos de sus estudiantes no tienen acceso a ninguna de estas tecnologías.
Por tal motivo, además de capacitarse en el manejo didáctico de las TIC y de poner en práctica nuevas y diferenciadas estrategias de enseñanza-aprendizaje, los docentes requieren de la adopción de un modelo de comunicación educativa que les permita de manera inmediata la adecuación del lenguaje pedagógico para el cambio del proceso comunicativo que tradicionalmente se realizaba en las aulas y que ahora se llevará a cabo de manera diferida, lo que constituye una necesidad que los maestros habrán de satisfacer, mediante distintas acciones de estudio y práctica que les acerquen a la pedagogía de la comunicación.
Es importante partir del hecho de que la pedagogía y la comunicación, como ramas del conocimiento, cada una de ellas con un cuerpo de conocimientos, objeto de estudio, metodologías e investigaciones propias, tienen en común la correspondencia de códigos, la activación de procesos de decodificación, así como la congruencia del mensaje que se comparte o la identificación de estrategias que minimicen los ruidos y barreras de la comunicación, que puedan afectar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
De esta manera, la pedagogía de la comunicación convierte, tanto al educador como al educando en comunicadores, permitiéndoles descubrir la importancia de la proyección social de su propio mensaje, el cual se reproduce de manera cíclica; por lo cual, se convierten a sí mismos y al mismo tiempo, en dispositivos de enseñanza-aprendizaje, que ponen en marcha una dialéctica pedagógica que les permite abrir canales de comunicación a partir de los cuales se socializan los productos de su aprendizaje; así como, sus prácticas de enseñanza, respectivamente.
En este enfoque, los maestros hacen que la comunicación adopte un papel privilegiado en la adquisición de conocimientos, el desarrollo de habilidades y la formación de valores de sus educandos, aprovechando las ventajas de la educación virtual, desde una perspectiva pedagógica, entendiendo que la pedagogía es una ciencia social enfocada en la investigación y la reflexión de las teorías educativas que hacen posible el cambio educativo, como el que se requiere en le coyuntura educativa actual.
La comunicación educativa vinculada al proceso pedagógico debe tener en cuenta qué al enseñar y al aprender se comunica algo (contenido de la comunicación; es decir, el objeto de aprendizaje o resultado de aprendizaje esperado), se comunica de distintas maneras y con diferentes estrategias (estilos de comunicación, estilos de enseñanza y estilos de aprendizaje), y qué se obtienen ciertos logros al comunicar (funciones de la comunicación, teorías de la enseñanza y principios del aprendizaje).
En la pedagogía de la comunicación el profesor sigue siendo el protagonista y principal y el responsable de la comunicación educativa en el escenario docente; sin embargo, dada la circularidad y reciprocidad del proceso de enseñanza-aprendizaje en la educación a distancia, el educando se convierte en un agente copartícipe y corresponsable de la acción educativa.
Así pues, dado que el aprendizaje es una actividad social de construcción y reconstrucción del conocimiento y que la enseñanza es una actividad colaborativa y cooperativa, la pedagogía de la comunicación se basa también en los principios de la pedagogía compleja que están orientados a estimular el pensamiento complejo de los estudiantes, mediante el uso didáctico de las TIC, abordando los contenidos disciplinares y desarrollando sus habilidades y actitudes, en constante interrelación e interpretación de la realidad, que es en esencia global y compleja.
Ante la emergencia que afecta al sistema educativo nacional, que busca renovarse y atender la realidad social, científica, emocional, ecológica, artística y tecnológica actual, será necesario que se transite hacia prácticas educativas apoyadas por diseños curriculares, orgánicos, integrados, interrelacionados, interactivos, complejos, hologramáticos y transdisciplinares, en los que se apliquen los principios de la pedagogía compleja y la pedagogía de la comunicación, conforme a la realidad educativa actual.
No hay que olvidar que la educación y la comunicación son procesos inseparables; en primera instancia, la comunicación induce la socialización del individuo, desde sus primeros años de vida y posteriormente, le apoya en sus procesos de aprendizaje, en todo su trayecto escolar. La educación, por su parte, desde el hogar, contribuye a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas, y desde la escuela, a promover la adquisición de habilidades, conocimientos y actitudes, para la ampliación de los horizontes de vida de los estudiantes.
No queda ninguna duda de que el vínculo entre comunicación y educación está definitivamente mediado por la pedagogía, lo que deriva en un campo de estudio novedoso para todos los maestros, quienes ante la emergencia educativa que enfrentan, tienen que incursionar en nuevos modelos teóricos y prácticos de enseñanza-aprendizaje, como es el caso de la pedagogía de la comunicación.