El Presidente de Argentina, Javier Milei, ha girado todos los reflectores hacia él al ser el temerario para interferir en el rumbo desastroso por el que la economía de su país se ve cada vez más encaminada. Tras nueve meses de gobierno, las decisiones de política económica que ha tomado el mandatario han causado controversia.
Dándose éste a conocer como un anarcocapitalista, las acciones ejecutadas desde el inicio de su gobierno, como medidas fiscales o presentación de proyectos legislativos como la Ley de Bases, han sido radicales comprobando de esa manera su discurso de campaña. En el cual pregonaba el recorte significativo del gasto público, eliminar la participación del Estado en el mercado, así como romper con el estatus quo. Propuestas que han sorprendido debido a los polémicos resultados en el corto plazo.
Primeramente, Javier Milei ha dejado clara la importancia de propiciar un balance en los factores que componen el Producto Interno Bruto (PIB) del país, siendo el nivel de consumo, la balanza comercial, las inversiones, así como el gasto público. Argentina ha recargado buena parte de su crecimiento en el primer y cuarto factor, situación que ha llevado a un déficit en su cuenta corriente al importar más de lo que exporta al igual que incrementar el endeudamiento del gobierno al prestar mucho más de lo que recauda en su sistema tributario. Para contrarrestar entonces este desbalance, el plan financiero del mandatario consiste en trasladar la mayor parte del crecimiento a las exportaciones y a los grupos inversores. Esto con el fin de aliviar, tanto el déficit de la cuenta corriente, como el fiscal. Problemas que han aquejado el PIB argentino desde hace décadas.
Por ello, el nuevo gobierno considera eficaz devaluar el peso argentino, esto para dos cosas que resultan fundamentales en el balance del crecimiento del PIB: (1) Equiparar los dos tipos de cambio en el que la moneda es valuada, ya que uno es impuesto por el gobierno y el otro por las casas de compraventa de dólares, las cuales tienen una mejor tarifa.
(2) Desincentivar las importaciones para el consumo local, así como para fortalecer las exportaciones. De acuerdo con los planes de la administración de Milei, debilitar la moneda hará, entonces, que crezca el comercio nacional, a la vez de que se crea un panorama de inversión más certero. Cuya expectativa es aliviar los dos pilares mencionados anteriormente para el crecimiento del PIB: la balanza comercial y las inversiones.
No obstante, este plan económico no ha tenido efectos positivos en el corto plazo.
De acuerdo con el índice de Precios al Consumidor (IPC), la inflación en agosto fue de 4.2% abonando a la desaceleración que se registra desde julio ya que ha oscilado entre el 4 y 4.6%. Si bien esto es una buena señal respecto al 25.5% con la que la recibió el Presidente Milei en diciembre de 2023, sigue siendo alta a nivel interanual dado que pasó de 124.2 a 236.7%. También vale la pena mencionar que la acumulada en lo que va de este año es de 94%, misma que puede escalar hasta que termine el año. Igualmente, según Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec), la pobreza alanzó el 52.9% en el primer semestre del año, lo que representa un aumento del 11% en comparación con el 2023.
Estos indicadores comprueban los efectos del cambio radical en la política económica del país.
Por su parte, el Presidente Milei continua insistiendo que las medidas impuestas comenzarán a surtir efectos positivos conforme el tiempo avanza, aunque sin determinar un tiempo en específico. Éste declara que la intervención del Estado en la economía es la que ha llevado al país a las últimas crisis. De ahí su persistencia en la aprobación de la Ley Bases, pasada en junio, que privatiza distintas empresas estatales. Un proyecto legislativo que desató múltiples protestas por parte de la población al traducirse en la suspensión de los subsidios gubernamentales de algunos servicios básicos. Ello implica un mayor gasto por parte de la población, una que, por cierto, no cuenta el poder adquisitivo necesario para solventar un estilo de vida promedio. Mientras, el plan económico sólo aqueja a los ciudadanos.
Por último, son evidentes los efectos negativos que pueden materializarse de manera inmediata cuando se opta por un cambio radical. La política económica del actual mandatario contrasta ampliamente con la promovida por el gobierno de Alberto Fernández dado que ni siquiera se le presta atención a la importancia que tiene la transición pues pareciera que el Presidente Milei ha tomado decisiones de tajo. Por ahora, no se prevé que antes de 2024 la economía despegue. Es altamente probable que todavía para 2025 el crecimiento económico siga siendo lento. Queda ver las siguientes medidas económicas que la administración imponga aunque, si algo es seguro, continuarán por ser controversiales.