Dosis de vida en los olvidos
Olvidar no es malo. De hecho, es necesario y beneficioso. Imaginemos que pudiéramos recordar cada minuto y cada detalle de nuestra existencia. Seguramente sería insoportable y no resultaría efectivo cuando en algún momento quisiéramos recuperar una información concreta. No hay nada de extraño en olvidar de manera ocasional fechas señaladas o cometer errores puntuales en actividades rutinarias. Nos pasa a todos. No debemos preocuparnos si somos plenamente conscientes de ello y no supone un problema para el desarrollo normal de nuestras actividades diarias.
Hay diferentes teorías del olvido y aproximaciones científicas que lo explican, mencionaremos cuatro de ellas que tienen un causal psicológico y que es de nuestro interés conocer: el fracaso al evocar, la interferencia, el fracaso en el registro y el olvido motivado.
El fracaso al evocar es una teoría donde señala que lo que se aprende origina un nuevo trazo neurológico en la memoria que no es estimulado decae, se debilita y puede desaparecer. Un ejemplo de ello, cuando buscamos hacer una operación matemática que nos resultaba fácil cuando éramos pequeños puede ser difícil recodar ahora cómo hacerla si hace tiempo que no hemos utilizado esa información pero si queremos reaprender esta operación matemática será más fácil pues existen aún esas líneas de registro neurológico que reactivan ese aprendizaje pasado.
Nuestros olvidos o despistes tienen un mayor peso psicológico, el fracaso a la hora de recordar se puede deber a problemas o situaciones momentáneas, por ejemplo, si estamos muy nerviosos, estresados o preocupados por alguna cosa, el acceso a la información se puede bloquear. Probablemente en otro momento más tranquilo y calmado la información se pueda recuperar con más facilidad.
La interferencia, algunas memorias compiten entre ellas y empiezan a generarnos confusión agregando episodios de estrés psicológico ocasionando una interferencia retroactiva.
El fracaso en el registro, otra causa psicológica en el poder recordar, aquella información enlazada con la motivación, cuando no ponemos gran atención en datos o circunstancias nuestros almacenamientos de memoria no accesan a la memoria de largo plazo porque no hemos prestado la suficiente atención y no generamos un almacenamiento proactivo.
Y la teoría que más nos interesa en el área psicológica, es el olvido motivado, la manera de la conciencia tiene su dualidad la inconciencia, cuando los olvidos participan en el inconsciente provoca la evitación de registros de informaciones perjudiciales para nuestro campo emocional, por lo tanto, esos hechos perturbadores o de naturaleza traumática los minimiza para evitar el impacto emocional negativo neuropsicológicamente hablando. En el campo de la psicoterapia, a veces se trabaja para recuperar estas formas de supresión o represión de memorias para poder tratar los síntomas psicológicos asociados a situaciones traumáticas o especialmente desagradables que se han vivido. Nuestras recomendaciones ante los olvidos es un primer paso esencial concienciarnos de cuáles son las situaciones o circunstancias en las que más a menudo tenemos este tipo de olvidos, en cuanto las tengamos identificadas, podemos.
- Decidir si los olvidos pueden conducirnos a negligencias importantes o no. Si no es así, no debemos preocuparnos demasiado, incluso tomarlo con cierta dosis de humor.
- Hacer esfuerzo conciente de prestar atención cuando no queremos olvidar algo importante.
- Utilizar algo como señal de que ya hicimos esa acción.
- Acudir a psicoterapia si mis olvidos empiezan a perturbar mi vida emocional o son causales de la justificación de dichos fracasos en mi memoria.
Si los olvidos se están presentando en demasiada frecuencia, en definitiva, hay problemas de memoria que anteceden envejecimiento cerebral y requerirá la revisión médica pertinente. La atención a nosotros mismos en nuestras necesidades físicas y psíquicas son la dosis de vida que no seguirá permitiendo vivir para mejorar, vivir con salud mental.
Dra. Elizabeth Blass
Psicoterapeuta clínica