Dosis de vida en tu nombre
Se ha analizado la sonoridad de diferentes nombres en la línea psicológica, donde cada nombre ha conformado la personalidad de cada uno de nosotros. A la hora de conformar nuestra personalidad influyen muchísimos factores: biológicos, genéticos, experiencias tempranas, nuestro ambiente y nuestra cultura, las relaciones interpersonales, etc. La personalidad es una construcción muy compleja y cada uno de nosotros es único.
Ahora si la personalidad se ve con un factor como conocer y utilizar nuestro nombre toda la vida empieza a darnos una identidad emocional en nuestro sentir y actuar, hay nombres que podemos interpretarlos como más amables o sentimentales, en cambio, otros nombres les atribuidos ser más fuertes, dominantes o agresivos. De ahí que atribuimos virtudes o defectos mentales y la otra causa grave es que no nos guste nuestro nombre.
No sentirse a gusto con el nombre propio puede afectarnos toda la vida y propiciar grabaciones mentales que no promuevan el crecimiento personal haciendo que nos sintamos menos, tengamos pérdida de identidad, muchos de nosotros tenemos un apodo o una versión abreviada a su nombre que nos resulta en esa identidad deseada y nos da comodidad o nos hace sentir atractivos.
Con mayor frecuencia tratamos de implementar técnicas que nos permitan modificar la personalidad y muchos de nosotros buscamos descifrar nuestra propia individualidad. Asimismo planteamos determinar nuestras características desde nuestro nombre hasta el estilo de letra que hacemos donde podamos emplear mayores datos para intervenir en nuestra inteligencia o aptitudes emocionales. La psicoterapia sigue siendo la herramienta mayor eficaz para todo esto, sigue siendo el instrumento psicológico validado y constatado científicamente con suficiente verdad empírica para develar quién está enfrente de nosotros y de los grados de honestidad que pueden tener al someterse a técnicas que mejoren o transformen las deficiencias mentales que tenemos.
Si bien, la grafología es comúnmente una pseudociencia que se aplica en áreas de la psicología, donde nos puede arrojar datos básicos y hasta con mayor nivel de trascendencia, lo más concreto de ello se empata a las características de nuestro nombre con la escritura que hacemos normalmente para obtener pistas de nuestra identidad y el autoconocimiento.
El tipo de persona en la que nos hemos convertido tiene un gran factor de responsabilidad nuestro nombre, dado que un buen o mal nombre puede tener fatales consecuencias y por ende, malos resultados en quienes nos iremos convirtiendo, desde edades tempranas nos deriva nuestro nombre un sentido de identidad única, nos da un motivo para impulsarnos y hacer cosas, por ello, para los futuros padres, la elección del nombre ayudará a esa nueva persona en su vida mental y en su crecimiento en virtudes psicoemocionales, por ello, habrá que analizar los nombres elegidos y podamos desde ahí ayudar a que nuestros hijos aprecien su singularidad, hay un proverbio árabe que usamos los psicoterapeutas que dice “dime tu nombre y sabré que persona eres. Dime que nombre amas y te diré que persona deseas ser”.
Todos los psicólogos y especialistas le damos una gran importancia a tu nombre, el nombre da mucha información de nosotros, así como también nos pueda dar datos de nuestros antepasados o de la sociedad en la cual nacimos. El nombre es el primer regalo psicológico que se nos da, es el primer esquema mental previo y es el sonido del mismo que nos va formando en activar nuestro desarrollo psicológico a favor o en contra.
Así, cuando alguien nos llama por nuestro nombre nos hace un gesto emocional donde nos identifica y nos provee contacto humano y proximidad, la cual se traduce en esa parte inconsciente en una buena comunicación. Asimismo seguimos creando vínculos existenciales con el simple hecho de utilizar nuestro nombre, escuchar nuestro nombre y generarle la aceptación del mismo porque es una manera de decirle a nuestro inconsciente que existimos y al consiente que importamos. Que nuestro nombre sea la clave para que podamos vivir para mejorar, vivir con salud mental.