Estimado lector. El tema que abordo es sobre el Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos.
El Congreso de la Unión, es el órgano depositario del poder legislativo federal de México y está conformado por una asamblea bicameral: la Cámara de Senadores y la Cámara de Diputados. De acuerdo a la Constitución, se especifican las obligaciones, facultades, requisitos y restricciones del aparato legislativo, esencialmente: La facultad exclusiva entre los Poderes de la Unión para estudiar, discutir, votar y emitir las iniciativas de leyes, reglamentos, códigos, normas y las reformas, que se les presenten durante los periodos de sesiones. En otras palabras, posee la acción deliberativa para legislar en todos los asuntos del Estado mexicano.
Además, se incluyen en sus deberes determinar la facultad para cambiar de sede los poderes de la unión; aprobar la declaratoria de guerra del Presidente; el análisis del informe de gobierno que debe rendir el jefe del ejecutivo; la aprobación de iniciativas, rendición de cuentas, exigencia de comparecencias y eventuales remociones de los titulares o integrantes de los poderes de la Unión, incluido el presidente de la república; la elección del interino o sustituto de este último; y diversas prerrogativas que le conceden otros artículos de la carta magna y las leyes federales.
A observación de analistas políticos, de los contenidos de los medios y de las opiniones de las personas de nuestros entornos, sobresalen siempre cuestionamientos sobre el análisis del informe de gobierno que debe rendir el jefe del ejecutivo; la aprobación de iniciativas, rendición de cuentas, exigencia de comparecencias y eventuales remociones de los titulares o integrantes de los poderes de la Unión, incluido el presidente de la república; la elección del interino o sustituto de este último. Estos ulteriores abordados con poca o nula frecuencia por la dimensión de su alcance.
Después de las promesas de campaña, más que pronto se presentan los olvidos y emergen los intereses políticos, partidistas y particulares. Existen temas que son de vital importancia para los ciudadanos, en el orden en que se quieran colocar: La salud; la inseguridad; la economía; la educación; los derechos humanos; el respeto a las leyes que nos rigen en todos los órdenes.
En fin, a querer y no la anterior legislatura leja una historia como las demás legislaturas que les antecedieron y será juzgada por los ciudadanos y escrita por analistas políticos y desmembrada por escritores en libros próximos. No tiene nada de raro. Siempre es así.
La historia se repite. Un Congreso de la Unión formado por las cámaras de Diputados y Senadores. Promesas que permearan en los medios y el espacio cibernético; luchas por espacios políticos al seno de las cámaras; protagonismos personales y grupales; discusiones sin ton ni son, burlas, descalificaciones, interrupciones e insultos; proyecciones desde ahora para los próximos puestos de elección; los enemigos políticos ahora serán amigos; los amigos políticos ahora tomarán distancias de acuerdo a sus intereses; presentación de iniciativas ridículas, poco factibles y fantasiosas por algunos de los miembros de las cámaras en el afán de sobresalir; defensa de actos indefendibles (… y ganarán); acuerdos y desacuerdos; traiciones y venganzas políticas.
¿La esperanza? Que se cumplan las promesas de campaña; menos luchas y más trabajo; discusiones serias, de alto nivel parlamentario; más respeto entre los legisladores en sus intervenciones, considerando a la audiencia de los electores que los llevaron al poder; iniciativas de ley basadas en verdaderas necesidades de los mexicanos y que sean factibles; Cámara de Diputados digna, Cámara de Senadores digna; acuerdos políticos que beneficien a los mexicanos; más convicción por el alto cargo de representación que les confirieron los electores; más respeto a las instituciones.
No, no es el día de los inocentes. Tampoco es la carta a Santa Claus. Es tan solo una exigencia de los mexicanos que siempre estará vigente, sexenio tras sexenio. Esperamos que, en estas nuevas legislaturas, los miembros del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos lo hagan digno. Y si ya lo es, ¡lo hagan más! ¡Hasta la próxima!