El acoso callejero, mal llamado “piropo” es un tipo de violencia que no ha sido legislado en el Estado y se define como una persona o grupo de personas desconocidas que hacen comentarios o expresiones sobre el cuerpo o la cara de una mujer, las cuales son en muchos casos agresivos o vulgares.
Este acoso callejero como su nombre lo indica ocurre en lugares públicos y en ocasiones pueden incluir tocamientos, en cuyo caso se tipificaría como abuso sexual
Estas expresiones que pueden ser silbidos, comentarios pasivos, gestos obscenos o exhibicionismo tiene consecuencias negativas en las mujeres como son miedo a ser tocadas, violadas o asesinadas, vergüenza, humillación y estrés y ansiedad.
Independientemente de lo anterior las mujeres, a causa del acoso callejero, limitan su libertad en cuanto a vestirse de determinada manera o pasar por ciertos lugares a ciertas horas.
Esta cultura del mal llamado “piropo” tiene su origen en el machismo que considera a las mujeres como objetos y se puede corregir con cambios de patrones culturales y que los gobiernos implementen espacios seguros para que las mujeres puedan caminar con tranquilidad por donde quieran, a la hora que quieran y vestidas como quieran y desde luego muy importante deben aprobarse leyes que lo castiguen.
Hay iniciativas en el congreso del estado que se quedaron en la congeladora junto con otras leyes como son la ley sabina (deudores alimentario) ley Íngrid (no difusión de fotos de mujeres asesinadas) la ley Malena ( ley acida ) y la ley vicaria (violentadores y violentadoras a través de sus hijos y sus hijas)