/ miércoles 20 de diciembre de 2023

Temas de la República

México reprobado en educación

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE por sus siglas en Inglés) es una Organización internacional cuya visión, misión y objetivo es diseñar mejores políticas para convocar estándares de mejora social en los Países miembros, promoviendo acciones y estrategias que favorezcan la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar para todas las personas de las naciones que son miembros de esta Organización.

En tal sentido, la colaboración con gobiernos y sociedades responsables de políticas públicas es fundamental para alcanzar sus metas internacionales y proponer soluciones basadas en datos empíricos a diversos retos sociales, económicos y medioambientales. Si checamos la página de la OCDE, ésta se define como un foro único, que se convierte en un centro de conocimientos para la recopilación de datos y el análisis, el intercambio de experiencias y de buenas prácticas; Asesorando en materia de políticas públicas y en el establecimiento de estándares y normas a nivel mundial en ámbitos que van desde la mejora del desempeño económico y la creación de empleo, hasta el fomento de una educación eficaz.

Justo en este rubro, la OCDE aplica pruebas académicas en la mayoría de los países miembros, la cual había sido suspendida por la Pandemia del COVID – 19, sin embargo, para este año que ya culmina (2023) la OCDE aplicó dicha prueba por primera vez después de la Pandemia, en donde – como era de esperarse - ningún país observó una tendencia positiva en los resultados de la evaluación, aplicada por la Dirección de Educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Sin embargo, en México el efecto fué considerablemente peor que en los demás países en donde se aplicó la prueba, se revirtieron los avances logrados durante tres sexenios consecutivos antes de AMLO (Fox – Calderón – Peña Nieto) en los que se obtuvieron avances en Ciencias y Matemáticas, empero en esta edición de la prueba PISA, México obtuvo las calificaciones más bajas desde 2009. Solamente en lectura, el país se mantuvo cerca de los niveles de 2018, pero no mostró cambios significativos.

La caída promedio de México en la prueba PISA aplicada por la OCDE fue de 15 puntos en Matemáticas, 10 puntos menos en lectura y 2 puntos menos en Ciencias y como le decía en líneas anteriores, solo en lectura no representó una caída estruendosa, pero en las demás materias, se observa el desdén del gobierno federal por el fomento educativo entre los jóvenes, a quienes premia por no estudiar y no trabajar con una beca (pro - ninis) quienes reciben un cheque del gobierno por no hacer absolutamente nada en favor de México, mientras los estudiantes de excelencia batallan para recibir apoyos para continuar con sus estudios ¿incongruente no? Pero en realidad ¿que ha sido congruente en este sexenio? La verdad es que pocas cosas son rescatables de la administración que afortunadamente ya se va.

Lo anterior me hace recordar que al inicio del sexenio, nuestro señor Presidente de la República, decidió desaparecer el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), sin que lo supliera por ninguna otra institución que sirviera para medir los avances educativos de este país. Para quienes se encuentran inmersos en el tema educacional, la evaluación y la importancia de las mediciones y la atención a los indicadores resultan fundamentales para pavimentar procesos de enseñanza – aprendizaje mucho más efectivos, que confluyan con las necesidades de las y los estudiantes que le invierten y apuestan por la superación personal como medio para alcanzar la prosperidad y el desarrollo.

En este sentido, no está en duda, que estos instrumentos son indispensables para el eficiente desempeño sectorial, pues gracias a estos instrumentos (principalmente a la evaluación ) es posible conocer con puntualidad, las fortalezas y las debilidades de nuestro anquilosado obeso y rezagado sistema educativo, empero, para llegar a un indicador, es necesario aplicar una evaluación o una medición y ésta es sumamente valiosa para el ámbito educativo, porque a través de ella, es viable conocer datos estadísticos muy particulares que permiten orientar o reorientar el camino de los esfuerzos de planeación y diseño de políticas públicas, con el objeto de remendar los errores y potencializar los aciertos.

Está claro que actualmente todas las áreas de todos los rubros que se incorporan en la vida pública y privada de nuestro país, presentan fuertes rezagos, empero es indiscutible que la educación es uno de los temas más preocupantes, sobre todo cuando ves al Presidente de la República burlarse de los resultados de una prueba internacional como PISA, la cual es aplicada por una Organización Internacional de prestigio como la OCDE, es decir, es una de las tareas pendientes más urgentes que deja la administración federal a quien suceda a López Obrador, es la generación de acciones inmediatas, concretas y tangibles para recuperar el terreno perdido en materia académica, puesto que el nivel de lectura – tan solo por dar un ejemplo – es uno de los más bajos al interior de las economías paralelas a México, apenas entre 1.8 y 2.5 anual, si la memoria no me falla y lo peor es que éste no presenta grandes cambios favorables, ni siquiera después de la pandemia, en donde los habitantes del país no tenían nada que hacer en sus casas, excepto leer, pero en realidad lo que se disparó fue el alcoholismo en México.

Un dato duro muy interesante de observar, es el hecho de que a pesar de que México invierte aproximadamente entre dos mil y dos mil quinientos dólares por alumno, cantidad que lo ubica en los primeros lugares de la lista de los países miembros de la OCDE, en términos de porcentajes, nuestro país invierte per-cápita en materia educativa hasta el 23.4% del Producto Interno Bruto (PIB), cuando la media entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es de 13.2%, sin embargo, esta inversión que se encuentra sobre las de los demás países miembros de esta Organización, es decir, no se traduce en calidad educativa, ni se refleja en mejores indicadores en materia académica.

Por todo lo anterior, resulta de agradecer cualquier esfuerzo, cualquier empresa, acción ó estrategia, que inspire cambios favorables a la educación o por lo menos, inspire voluntades para realizarlos, esto me recuerda una frase de Séneca con la que quisiera concluir, “No nos atrevemos a muchas cosas porque pensamos que son difíciles, pero lo pensamos, porque no nos atrevemos a hacerlas”.

México reprobado en educación

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE por sus siglas en Inglés) es una Organización internacional cuya visión, misión y objetivo es diseñar mejores políticas para convocar estándares de mejora social en los Países miembros, promoviendo acciones y estrategias que favorezcan la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar para todas las personas de las naciones que son miembros de esta Organización.

En tal sentido, la colaboración con gobiernos y sociedades responsables de políticas públicas es fundamental para alcanzar sus metas internacionales y proponer soluciones basadas en datos empíricos a diversos retos sociales, económicos y medioambientales. Si checamos la página de la OCDE, ésta se define como un foro único, que se convierte en un centro de conocimientos para la recopilación de datos y el análisis, el intercambio de experiencias y de buenas prácticas; Asesorando en materia de políticas públicas y en el establecimiento de estándares y normas a nivel mundial en ámbitos que van desde la mejora del desempeño económico y la creación de empleo, hasta el fomento de una educación eficaz.

Justo en este rubro, la OCDE aplica pruebas académicas en la mayoría de los países miembros, la cual había sido suspendida por la Pandemia del COVID – 19, sin embargo, para este año que ya culmina (2023) la OCDE aplicó dicha prueba por primera vez después de la Pandemia, en donde – como era de esperarse - ningún país observó una tendencia positiva en los resultados de la evaluación, aplicada por la Dirección de Educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Sin embargo, en México el efecto fué considerablemente peor que en los demás países en donde se aplicó la prueba, se revirtieron los avances logrados durante tres sexenios consecutivos antes de AMLO (Fox – Calderón – Peña Nieto) en los que se obtuvieron avances en Ciencias y Matemáticas, empero en esta edición de la prueba PISA, México obtuvo las calificaciones más bajas desde 2009. Solamente en lectura, el país se mantuvo cerca de los niveles de 2018, pero no mostró cambios significativos.

La caída promedio de México en la prueba PISA aplicada por la OCDE fue de 15 puntos en Matemáticas, 10 puntos menos en lectura y 2 puntos menos en Ciencias y como le decía en líneas anteriores, solo en lectura no representó una caída estruendosa, pero en las demás materias, se observa el desdén del gobierno federal por el fomento educativo entre los jóvenes, a quienes premia por no estudiar y no trabajar con una beca (pro - ninis) quienes reciben un cheque del gobierno por no hacer absolutamente nada en favor de México, mientras los estudiantes de excelencia batallan para recibir apoyos para continuar con sus estudios ¿incongruente no? Pero en realidad ¿que ha sido congruente en este sexenio? La verdad es que pocas cosas son rescatables de la administración que afortunadamente ya se va.

Lo anterior me hace recordar que al inicio del sexenio, nuestro señor Presidente de la República, decidió desaparecer el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), sin que lo supliera por ninguna otra institución que sirviera para medir los avances educativos de este país. Para quienes se encuentran inmersos en el tema educacional, la evaluación y la importancia de las mediciones y la atención a los indicadores resultan fundamentales para pavimentar procesos de enseñanza – aprendizaje mucho más efectivos, que confluyan con las necesidades de las y los estudiantes que le invierten y apuestan por la superación personal como medio para alcanzar la prosperidad y el desarrollo.

En este sentido, no está en duda, que estos instrumentos son indispensables para el eficiente desempeño sectorial, pues gracias a estos instrumentos (principalmente a la evaluación ) es posible conocer con puntualidad, las fortalezas y las debilidades de nuestro anquilosado obeso y rezagado sistema educativo, empero, para llegar a un indicador, es necesario aplicar una evaluación o una medición y ésta es sumamente valiosa para el ámbito educativo, porque a través de ella, es viable conocer datos estadísticos muy particulares que permiten orientar o reorientar el camino de los esfuerzos de planeación y diseño de políticas públicas, con el objeto de remendar los errores y potencializar los aciertos.

Está claro que actualmente todas las áreas de todos los rubros que se incorporan en la vida pública y privada de nuestro país, presentan fuertes rezagos, empero es indiscutible que la educación es uno de los temas más preocupantes, sobre todo cuando ves al Presidente de la República burlarse de los resultados de una prueba internacional como PISA, la cual es aplicada por una Organización Internacional de prestigio como la OCDE, es decir, es una de las tareas pendientes más urgentes que deja la administración federal a quien suceda a López Obrador, es la generación de acciones inmediatas, concretas y tangibles para recuperar el terreno perdido en materia académica, puesto que el nivel de lectura – tan solo por dar un ejemplo – es uno de los más bajos al interior de las economías paralelas a México, apenas entre 1.8 y 2.5 anual, si la memoria no me falla y lo peor es que éste no presenta grandes cambios favorables, ni siquiera después de la pandemia, en donde los habitantes del país no tenían nada que hacer en sus casas, excepto leer, pero en realidad lo que se disparó fue el alcoholismo en México.

Un dato duro muy interesante de observar, es el hecho de que a pesar de que México invierte aproximadamente entre dos mil y dos mil quinientos dólares por alumno, cantidad que lo ubica en los primeros lugares de la lista de los países miembros de la OCDE, en términos de porcentajes, nuestro país invierte per-cápita en materia educativa hasta el 23.4% del Producto Interno Bruto (PIB), cuando la media entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es de 13.2%, sin embargo, esta inversión que se encuentra sobre las de los demás países miembros de esta Organización, es decir, no se traduce en calidad educativa, ni se refleja en mejores indicadores en materia académica.

Por todo lo anterior, resulta de agradecer cualquier esfuerzo, cualquier empresa, acción ó estrategia, que inspire cambios favorables a la educación o por lo menos, inspire voluntades para realizarlos, esto me recuerda una frase de Séneca con la que quisiera concluir, “No nos atrevemos a muchas cosas porque pensamos que son difíciles, pero lo pensamos, porque no nos atrevemos a hacerlas”.

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