Víctor Castañeda El Baby fue el diputado más joven en las historia de Durango
¿En dónde están?
En la medida que el espacio no lo permita, trataremos de informarles a los lectores dónde se encuentran los que han sido destacados políticos o funcionarios públicos.
Mencionemos ahora en primer término, a Víctor Hugo Castañeda Soto.
Apodado “El Baby”, es consecuencia de que fue el diputado más joven en las historia de Durango, cuando apenas tenía 19 años.
Fue el rey de la ironía, y lo sigue siendo en su vida privada, sólo que entonces lo llevaba a tribuna.
Fue un buen parlamentario, característica que en su tiempo tuvieron casi todos los panistas.
Primeramente fue diputado local suplente a la muerte de todo un caballero, don Carlos Garcinava Veyán.
Volvió a repetir como diputado local.
Fue presidente del Comité Directivo Estatal de PAN, fue director de Comunicación Social de la Secretaría Nacional de Turismo.
Y luego fue secretario estatal de Turismo.
Tenía un excelente relación con el santón panista, Rodolfo Elizondo Torres.
Sin embargo, “El Negro” quiso manipularlo como secretario de Turismo y como “El Baby” no se dejó, se enfriaron las relaciones.
Fue director del Museo Municipal y director del Colegio de Bachilleres del Estado de Durango (Cobaed).
Con la actual administración, se fue a su casa y no sabemos que haya tenido una nueva oportunidad en el servicio público.
Es licenciado en psicología y carrera trunca de Derecho.
Le deseamos y sospechamos que Jorge Salum del Palacio va a volver a la Cámara local en una tercera oportunidad.
Este panista tiene como característica su independencia de criterio; cuando fue regidor y cuando estuvo en el Congreso del Estado nunca se sujetó a consignas, votaba según su conciencia.
Así ocurrió también en la diputado federal, que le ganó ampliamente a quien ahora es su gran amigo, el priista Adán Soria Ramírez.
Fue presidente municipal, merecía ser candidato a gobernador, cuando menos, pero José Aispuro, que él era el que decidiera, entonces tomó preferencias por Héctor Flores Ávalos.
Merecía reelegirse como presidente municipal, pero Aispuro, el que decidía, ya tenía compromiso con José Antonio Ocho (Toño Ochoa, para su ego y sus barberos).