/ domingo 17 de noviembre de 2024

¿Un José López Portillo en la UJED?

En el PRI de los recuerdos, cuando era un partido monolítico, de Estado, hegemónico y autoritario, se vivieron historias del poder dando pie a que Mario Vargas Llosa lo definiera: “como la dictadura perfecta”. Del PRI hasta el día de hoy, no se ha escrito su verdadera historia y quienes la conocen, no se atreven a escribirla, por esa razón podríamos parafrasear al clásico: lo que se sabe no se pregunta.

Con sus matices, para una analogía con lo que hoy sucede en la UJED con el tema de la elección de rector, tomemos como ejemplo al llamado el último presidente de la revolución; José López Portillo. Veamos: en 1976 López Portillo fue el único candidato a la presidencia de la República por el PRI, lo que significaba que con un solo voto se convertiría en presidente de México. Hoy, como ya apuntamos con sus matices por primera vez, en la historia de la UJED, podría haber un solo candidato a la rectoría y con un solo voto, convertirse en rector de nuestra máxima casa de estudios.

Ese posible candidato único tiene nombre y apellido: Ramón García Rivera y quien tiene como padrino a quién despacha en el Bicentenario. En este contexto, a pregunta en una rueda de prensa al cuestionar al gobernador sobre el tema, declaró: ¡“y yo porqué chingaos, al contrario, yo le pido a los partidos que saquen las manos del proceso de la UJED”! Como siempre sucede: las y los que ejercen el poder, nunca contestan y responden con otra pregunta o sus respuestas son ambiguas.

Por ejemplo: cuando el gobernador dice que los partidos políticos saquen las manos de la UJED, no sabemos si se refiere al PRI, MORENA, PAN o algún otro. Esas declaraciones no sorprenden a nadie, las y los políticos tiran la piedra y esconden la mano, porque no tienen calidad moral para hacerlo. Sin embargo, en el proceso para elegir al rector de la UJED, no se puede tapar el sol con un dedo. Toda la sociedad de Durango, sabe que se quiere imponer al médico cirujano dentista, nativo de Torreón, Coahuila, Ramón García Rivera como rector. Aprovechando el viaje, no se le puede decir “doctor” porque no tiene ese grado académico y la maestría que asegura tener, una universidad privada le dio el título en un segundo.

Y hablando de mujeres y de traiciones, una jueza de distrito le negó la suspensión provisional a Rafael Mier, porque de haberla otorgado, hubiera aceptado que se violaban sus derechos. Hay que recordar que las resoluciones que omiten las y los jueces de distrito en materia de amparo, solo son la primera instancia. En este caso, en su momento, Rafael Mier puede interponer un recurso de queja en contra de la jueza que le negó la suspensión provisional. La vía jurídica del juicio de amparo en ocasiones es muy larga, por eso muchos amparos pueden terminar en la Suprema Corte de la Justicia de la Nación para su resolución definitiva.