La Iglesia de Santa Rosa de Lima fue el marco ideal para la ceremonia de bautizo de la encantadora nenita María José Alvarado Hernández, quien es la tercera integrante de la familia que ingresa a las filas del catolicismo a través de este importante acontecimiento que fue atestiguado por familiares y amistades que se dieron cita.
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Para este especial momento María José lució un precioso ropón finamente bordado y en el tradicional color blanco que simboliza la pureza de este ser que se convierte a partir de este momento en nueva católica. Acompañado a su hija estuvieron sus orgullosos padres, los señores Christian René Alvarado Gutiérrez y Ana Esther Hernández Nazer, quienes decidieron entregar como ahijada a su hija de sus padrinos Juan Carlos y Jenny Castro Solís; Lourdes Salvarrey y Lupita Katsicas, que ante el sacerdote oficiante se comprometieron a encaminar en la fe católica a la nueva cristiana.
En la celebración también se encontraban el tío de la bautizada Jorge Alberto Hernández Santos, además de sus abuelos Paulina Natalia Hernández Nazer, René Alvarado Andrade y María Lucila Gutiérrez Guerrero y los hermanos de María José: Natalia y Christian Gabriel Alvarado Hernández.
Durante la misa el padre que fungió como padrino de óleos se dirigió a papás, padrinos y familiares que se dieron cita para decirles que el bautismo es el primer sacramento del cristianismo, el cual se practica como un ritual de iniciación en todas las confesiones religiosas que siguen el mensaje de Jesucristo.
Dijo que la palabra proviene del griego “baptízein” que quiere decir “sumergir”. La inmersión alude a los rituales de purificación antiguos en los cuales el penitente se sumergía en las aguas y se levantaba de ellas en señal de renacimiento espiritual. Agregó que se cree que por medio del bautismo, las personas expresan el arrepentimiento de sus pecados, el nacimiento a una nueva vida orientada al seguimiento del Evangelio y su incorporación a la comunidad de creyentes, es decir, a la Iglesia. Asimismo, se cree que por medio del bautismo la persona recibe el don del Espíritu Santo, la redención de los pecados y, en consecuencia, la gracia de Dios.
Posteriormente llevó a cabo el bañó con las aguas benditas del Río Jordán, como símbolo de la purificación del alma y del cuerpo de la pequeña María José. Posteriormente la ungió con el crisma u óleo santo y con el óleo de los catecúmenos, que reviste a la bautizada del don de defensora de la fe. Al término de la ceremonia familiares y amistades de los esposos Alvarado Hernández se trasladaron a una hermosa finca en donde disfrutaron de una espléndida recepción.