“Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”… con esas palabra y ese entusiasmo que caracteriza a los niños a esa edad, así vivió su bautismo, el tierno niño Maximiliano Gamero Contreras, quien fue llevado a la pila bautismal del Templo de Nuestra Señora de Santa Ana y la Sagrada Familia, donde fue acompañado de sus padres y padrinos quienes lo acercaron a recibir este lindo sacramento que ofrece la iglesia católica.
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El pequeñito entró al recinto en brazos de sus amorosos padres, señores Francisco Gamero y Carolina Contreras, para que su guapo heredero recibiera el primer sacramento de todos.
Ese día especial para toda la familia, participaron como padrinos del niño, los señores Carlos Galindo y Fabiola Contreras, quienes además son sus afortunados tíos y de todo corazón aceptaron la invitación y se comprometieron a velar por el crecimiento cristiano de su nuevo ahijado, y además cuidarán y guiarán a Maximiliano siempre de la mano de Dios.
Para ese día tan especial en la vida de Maximiliano, el pequeño lució un hermoso ropón totalmente blanco, con un bombín que lo hacía lucir espectacular, además de portar una hermosa capa con una cruz bordada de finos hilos, que hacían juego con su sabanita bordada.
El sacerdote Fernando Rodríguez Castañeda, fue el encargado de dar el baño santo del bautizo al pequeño Maximiliano, quien se dejó cargar por sus dos padrinos, quienes con gusto inclinaron la cabecita del pequeño.
Al culminar la emotiva ceremonia religiosa, los padres del bautizado celebraron el grato acontecimiento, con una bonita recepción en un hermoso jardín de la localidad, donde reinó el amor y felicidad para el feliz celebrante, quien no dejó de sonreír ni un solo momento para sus invitados, quienes además le llevaron interesantes obsequios.
Familiares y amigos felicitaron a la familia Gamero Contreras y compartieron junto a ellos la dicha de realizar este emotivo acto de Fe para su querido Max –como le dicen cariñosamente-, quien se pasó un día increíble, y en el cual fue fotografiado por innumerables veces, para cuando sea grande, se acuerde de su ingreso a esta comunidad católica, como algo muy especial y positivo en su vida.
En el evento estuvieron presentes sus abuelos, tíos, primitos y demás seres allegados como amigos entrañables de los felices esposos anfitriones, y entre gran número de invitados de ambas familias.
Muchas felicidades al nuevo cristiano, quien ya es miembro de la gran familia católica. Enhorabuena y que sigan los festejos.