Una muy bonita celebración por su cumpleaños número setenta que la que disfrutó la gentil dama Esperanza Malacara de Marín, misma que tuvo como marco el patio principal del hermoso restaurant “El Claustro de San Agustín”, mismo que lució hermosa decoración para este gran momento que vivió la festejada en compañía de su apreciable familia.
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El evento le fue ofrecido por parte de su esposo el ingeniero Francisco Marín, quien junto con sus hijos Francisco, Mario, Marcela y Eduardo Marín Malacara, se mantuvieron muy al pendiente de todos los detalles que fueron surgiendo durante el desarrollo del mismo y en donde además estuvieron encargados de darles la bienvenida a los numerosos invitados .
Ese día, desde a muy temprana hora comenzó la llegada de los numerosos asistentes, quienes no dejaron pasar la oportunidad de manifestarle su cariño a través de efusivos abrazos y bonitos obsequios que fueron colocados en una mesa dispuesta para ellos.
En el lugar se encontraba un hermoso set para las fotografías del recuerdo de la señora Esperanza y sus amistades y familiares que se dieron citar para estar con ella en este importante acontecimiento.
Felicitando a la señora Esperanza estuvieron por ahí sus adorados nietos: Diego, Santiago, Mariana, Andrea, Mateo, Natalia, Elías y Elena, quienes le demostraron su amor a través de abrazos y bonitos obsequios que recibió en esa memorable ocasión, donde no podían faltar los bonitos arreglos florales por parte de algunos de sus invitados y sus hijos
Doña Esperanza se mostró emocionada cuando su familia y amistades le entonaron las tradicionales “Mañanitas” y posteriormente la invitaron a apagar la velita de un suculento y bonito pastel que se le obsequió en esta ocasión y que más tarde compartiría a manera de postre con los ahí presentes.
La festejada se tomó un tiempo para visitar todas y cada una de las mesas donde se encontraban sus invitadas y con ellas entablaba amenas pláticas sobre cuando comenzaron a estrechar los lazos de amistad que las han mantenido unidas a ella durante todos estos años y ésta era una ocasión especial por su cumpleaños tan significativo.
Los buenos deseos y bendiciones no se hicieron esperar en esta reunión para doña Esperanza, quien visiblemente emocionada agradecía las atenciones y detalles de que fue objeto.
Después de pasar momentos gratos al lado de sus invitados, la festejada se dispuso a disfrutar de un espléndido banquete que se había ordenado a la administración del lugar para repartir entre la concurrencia.
Más tarde se sirvió como postre el delicioso pastel que acompañaron de bebidas refrescantes y que hicieron el momento mucho más grato para todos los que tuvieron oportunidad de vivir con la señora Esperanza su cumpleaños número setenta.