Quiso lucir como las niñas grandes, con un hermoso vestido, muy original, muy glamurosa que hiciera jugo con su bella tiara de flores blancas, así asistió a la Parroquia de San José, la linda niña María Victoria Salazar Mejorado, quien fue presentada ante Dios, por sus padres y padrinos a la edad de tres años, ahí la celebrante estuvo más que atenta al acto de Fe, en donde vibraba su corazoncito ante Dios.
Sus consentidores papás, señores Jorge Salazar Delgado y Yuriko Mejorado Andrade, le celebraron ese especial día, con una emotiva misa religiosa y una bonita fiesta infantil, donde dieron gracias al Altísimo, por permitirles acudir con Fe y llenos de salud a dicho recinto.
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En esta fecha especial, Ricardo Rivas Muro e Irene Nevárez Samario, tuvieron la dicha de fungir como sus padrinos de velación, quienes se harán responsable del crecimiento en la Fe de su nueva ahijada, tal y como lo indica su religión.
Al finalizar la emotiva ceremonia se ofreció una padrísima fiesta infantil en el salón “Mi Mundo Divertido”, hasta donde se dieron cita familiares y amiguitos de la dulce María Victoria, para celebrar este grato acontecimiento en su vida.
En esta ocasión los invitados pudieron degustar de una gran variedad de deliciosos platillos, los cuales se hicieron acompañar de refrescantes bebidas de sabores, también hubo una gran mesa de dulces donde había deliciosos postres, asimismo hubo piñatas y no podía faltar el delicioso pastel, todo fue preparado especialmente para esta gran ocasión.
Presentes desde luego estuvieron los abuelitos de la tierna María Victoria, señora Cande Andrade Moreno, señor Saúl Mejorado Quiñones y don Jorge Salazar Quiñones, quienes desearon a su querida nieta toda la felicidad del mundo, y además le llevaron lindos e interesantes obsequios.
Dicho festejo se vivió dentro de un ambiente familiar y todos se llevaron un bonito recuerdo ya que la pasaron de lo lindo al lado de la feliz cumpleañera, quien disfrutó de su fiesta de principio a fin.
Muchas felicidades para la pequeña Victoria, por sus tres primeros añitos de feliz existencia y por su presentación ante el Señor Dios.
