La joven pareja formada por la encantadora Lisbeth Estefanía Tinoco Ríos y Bryant Adalberto Barraza Mena, se postraron llenos de ilusión y amor para recibir la bendición a su amor en una ceremonia que tuvo como marco el hermoso Templo de San Agustín que lució preciosa decoración para recibirlos.
Lisbeth y Bryant a lo largo de su noviazgo se profesaron por algunos algunos años respeto, amor y dedicación a mantenerse unidos para llevarlos a tomar la decisión de unirse ante las leyes civiles y de Dios en una ceremonia que fue atestiguada por familiares y amistades que se dieron cita para acompañarlos.
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Durante el enlace ocupando los reclinatorios adyacentes a los de los novios estuvieron sus padres, los señores José Hugo Tinoco Gurrola y María Patricia Ríos López por parte de Lisbeth, mientras que Bryant estuvo acompañado de sus papás, los señores Ruperto Barraza González y Martha Celia Mena Valenzuela, quienes aprovecharon la ocasión para impartirles sus respectivas bendiciones no sin antes externarles sus felicitaciones.
Durante la ceremonia la joven pareja llevó en su corte nupcial como padrinos de arras a María Magdalena Ríos López y Leoncio Tinoco Gurrola, de anillos fue Ana Carolina Sánchez y Oscar Javier Legaspi, de mancuerna Arturo Ríos López y Nora Contreras Esquivel y de velación María Cira Delgado Medrano y José Isabel Mena Valenzuela, quienes al igual que el resto de la concurrencia unieron sus oraciones a las del sacerdote oficiante para pedirle al Altísimo que los colmara de bendiciones en la formación de esta nueva familia.
En la misa de esponsales el sacerdote oficiante dijo a Lisbeth y Bryant que el matrimonio debe ser la unión de un solo hombre con una sola mujer para toda la vida, para el bien de ambas partes y siempre abiertos a recibir de Dios y educar a los hijos. Agregando que el matrimonio se realiza en el momento en que el hombre y la mujer se entregan y se aceptan mutuamente.
Dijo también que cuando dos cristianos bautizados se casan libremente, comprendiendo que la santidad del matrimonio es algo definitivo e indisoluble, se convierten en un símbolo de un matrimonio sacramental.
Argumentando también que de acuerdo al catecismo de la iglesia católica, los sacramentos son acciones del Espíritu Santo que actúa en su cuerpo que es la iglesia, son las obras maestras de Dios’ en la nueva y eterna alianza.
Finalmente diciéndoles que el sacramento del matrimonio da a los esposos la gracia de amarse con el amor con que Cristo amó a su iglesia.
Al término de la ceremonia los invitados los felicitaron y posteriormente les acompañaron en una recepción que tuvo lugar en la Finca San José, en donde se ofreció un brindis y una exquisita cena por parte de los anfitriones.