Iris Marcela Torres Guerrero y Rogelio Cano Herrera convocaron a una recepción a familiares y amistades que se dieron cita en conocido salón de eventos sociales para llevar a cabo su enlace matrimonial por la vía civil.
Para ello hicieron circular entre sus amistades hermosas invitaciones y en donde sus padres Roberto Torres y María de Jesús Guerrero Medrano; Rogelio Cano López (+) y María Herrera Montiel, les hacían partícipes de la importante celebración que se realizó al filo del mediodía.
El lugar lució imponente decoración para darles la bienvenida a ellos y sus invitados, siendo la principal de ellos su pequeña hija Debanhy Renata, además de la familia y amistades más cercanas que se dieron cita para estar presentes en este importante acontecimiento social.
Atestiguando y firmando acta de matrimonio civil estuvieron sus amistades Jesús Manuel Quiroga García, Luis Eduardo Subia Flores, Esmeralda Guadalupe Salazar y María Teresa Favela Torres, todos ellos fueron testigos del enlace que los convierte en un nuevo matrimonio ante la sociedad civil.
El juez encargado del enlace, se dirigió a ellos para recordarles los derechos y obligaciones que adquieren ante este proceso y en donde dio lectura a algunos segmentos de la Epístola de Melchor Ocampo, argumentando que: Declaro en nombre de la ley y de la sociedad que quedan ustedes unidos en legítimo matrimonio con todos los derechos y prerrogativas que la ley otorga y con las obligaciones que impone; y manifiesto: "Que éste es el único medio moral de fundar la familia, de conservar la especie y de suplir las imperfecciones del individuo que no puede bastarse a sí mismo para llegar a la perfección del género humano.
Éste no existe en la persona sola sino en la dualidad conyugal. Los casados deben ser y serán sagrados el uno para el otro, aún más de lo que es cada uno para sí”. Agregó que la mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y la ternura debe dar y dará al marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe a la persona que nos apoya y defiende, y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte brusca, irritable y dura de sí mismo propia de su carácter. El uno y el otro se deben y tendrán respeto, deferencia, fidelidad, confianza y ternura, ambos procurarán que lo que el uno se esperaba del otro al unirse con él, no vaya a desmentirse con la unión”, para finalizar felicitándoles por la unión.
Una vez concluido el protocolo fueron objeto de múltiples felicitaciones por parte de sus invitados, quienes posteriormente disfrutaron de una recepción en donde saborearon un suculento banquete que se sirvió especialmente.