/ domingo 4 de febrero de 2024

Del estante | La novela que José Agustín escribió en la cárcel

José Agustín fue liberado en julio de 1971 y tras salir de la cárcel se dedicó a revisar la novela que había escrito

Andando en la vida a lo rolling stone, una vez al entonces joven escritor José Agustín (1944-2024), quien ya era conocido por el éxito de sus novelas “La tumba” (1964) y “De perfil” (1966), lo detuvieron junto a su esposa Margarita Dalton con la sospecha de pertenecer a la “temible banda internacional de narcotraficantes”.

El hecho sucedió en diciembre 1970, en una visita que José Agustín hizo a la casa del compositor Salvador Rojo, en la que consumieron mariguana, que guardaron en una lata de leche en polvo. Todo iba bien hasta que oficiales bajo el cargo del jefe de la Oolicía Arturo “El negro Durazo” irrumpieron al edificio y los llevaron detenidos.

Según cuenta José Agustín, en su libro de memorias “El rock de la cárcel” (1986), desde antes de entrar a Lecumberri, en los separos había comenzado a escribir las primeras líneas de su novela “Se está haciendo tarde. Final en la laguna” (1973), en bolsas de las tortas que le había llevado su padre.

Una vez en el penal, el escritor relata que se encontró con el escritor José Revueltas, con quien escribiría el guion de la película El Apando (1976), junto al que pasó un buen tiempo. “El maestro Revueltas estaba increíble, lleno de una gran luminosidad, muy sereno y hermoso. Sus ojos adquirieron allí una luz benigna y sabia, que conservaron hasta que murió”.

Durante su estancia, José Agustín se dedicó a seguir la escritura de “Se está haciendo tarde”, con gran intensidad y practicaba meditación para liberarse del duro ambiente carcelario, donde dice que lo trataban bien porque creían que le podían sacar dinero.

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“Yo tenía sueños terribles en los que veía las rejas de los dormitorios del redondel, con sus parios larguísimos, de vecindad, y los presos colgados en lo alto de las rejas, como changos. Para escapar de todo eso escribía mi novela; nuevamente a mano, pues con las paranoias del cambio de dormitorio mandé para afuera la máquina”.

Después de varios intentos fallidos con abogados, la productora Angélica Ortiz, madre de Angélica María, fue quien pidió al entonces secretario de gobernación Mario Moya Palencia, que revisara su caso. José Agustín fue liberado en julio de 1971 y tras salir de la cárcel se dedicó a revisar la novela que había escrito; en 1973 la publicó. Para muchos se trata de una de las mejores novelas que hizo el escritor.

Andando en la vida a lo rolling stone, una vez al entonces joven escritor José Agustín (1944-2024), quien ya era conocido por el éxito de sus novelas “La tumba” (1964) y “De perfil” (1966), lo detuvieron junto a su esposa Margarita Dalton con la sospecha de pertenecer a la “temible banda internacional de narcotraficantes”.

El hecho sucedió en diciembre 1970, en una visita que José Agustín hizo a la casa del compositor Salvador Rojo, en la que consumieron mariguana, que guardaron en una lata de leche en polvo. Todo iba bien hasta que oficiales bajo el cargo del jefe de la Oolicía Arturo “El negro Durazo” irrumpieron al edificio y los llevaron detenidos.

Según cuenta José Agustín, en su libro de memorias “El rock de la cárcel” (1986), desde antes de entrar a Lecumberri, en los separos había comenzado a escribir las primeras líneas de su novela “Se está haciendo tarde. Final en la laguna” (1973), en bolsas de las tortas que le había llevado su padre.

Una vez en el penal, el escritor relata que se encontró con el escritor José Revueltas, con quien escribiría el guion de la película El Apando (1976), junto al que pasó un buen tiempo. “El maestro Revueltas estaba increíble, lleno de una gran luminosidad, muy sereno y hermoso. Sus ojos adquirieron allí una luz benigna y sabia, que conservaron hasta que murió”.

Durante su estancia, José Agustín se dedicó a seguir la escritura de “Se está haciendo tarde”, con gran intensidad y practicaba meditación para liberarse del duro ambiente carcelario, donde dice que lo trataban bien porque creían que le podían sacar dinero.

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“Yo tenía sueños terribles en los que veía las rejas de los dormitorios del redondel, con sus parios larguísimos, de vecindad, y los presos colgados en lo alto de las rejas, como changos. Para escapar de todo eso escribía mi novela; nuevamente a mano, pues con las paranoias del cambio de dormitorio mandé para afuera la máquina”.

Después de varios intentos fallidos con abogados, la productora Angélica Ortiz, madre de Angélica María, fue quien pidió al entonces secretario de gobernación Mario Moya Palencia, que revisara su caso. José Agustín fue liberado en julio de 1971 y tras salir de la cárcel se dedicó a revisar la novela que había escrito; en 1973 la publicó. Para muchos se trata de una de las mejores novelas que hizo el escritor.

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