El Museo Gurza clausura el próximo 16 de enero la exposición “Morir en el intento: en busca del sueño americano” del artista duranguense Marco Antonio Galarza Domínguez cuya vida artística se desarrolló durante décadas en California
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Siendo joven cruzó la frontera, allá por 1971. Pasó buena parte de su vida en California y ha recorrido los museos de Europa con el mismo impulso de los grandes maestros de la pintura, buscando el hallazgo de la belleza. La mirada de Marco Antonio Galarza es de plenitud vital, su experiencia representa a esa generación de migrantes duranguenses que aspiraban a un horizonte mejor y que tras las décadas de una intensa actividad en Estados Unidos, ha regresado a su tierra con el empeño de ofrecer lo mejor de sí mismo.
Marco Antonio Galarza es un pintor naíf con temple expresionista, sus cuadros son lo que él siente y ve, no hay invención y tampoco huida hacia ningún lugar, dicen la verdad pura de la vida humana, cada cuadro es un instante y un lugar donde la paleta de colores se convierte en una ética de la contemplación. De este modo, la pintura es como un gesto universal de solidaridad, Marco Antonio tuvo un hermano doctor que pintó más de 800 cuadros, él también decidió dedicarse a la pintura y son 800 corazones los que laten y renacen en cada mirada del espectador.
La exposición “Morir en el intento: en busca del sueño americano” fue inaugurada el pasado 19 de noviembre en el Museo Palacio de Los Gurza, en el centro histórico de la capital duranguense, contó con numeroso público y la soledad de las pinturas con el drama de la migración se hicieron su hogar en el museo. Mirar sus cuadros es sentir el filo de la vida, hay tonos oscuros y figuras que padecen el peso de la existencia, la creatividad de Marco Antonio Galarza es capaz de nutrir de esperanza a los destinos extraviados de millones de almas, es el poder evocador de la pintura que nos transmite un mensaje esencial, así sucede desde las pinturas neolíticas hasta las maravillas que pueden verse en Florencia, en la Capilla Sixtina, en los museos de arte de Nueva York.
Marco Antonio Galarza ha visitado Turquía, conoce de primera mano los lienzos de Velázquez en Madrid, es de esos pintores que aman la pintura y puede pasar hasta 6 horas dentro de un museo. Y toda esa experiencia vital se desvela en la sinceridad de sus cuadros, evoca entre sus pintores de referencia a Kovalski y van Gogh, siente aprecio por los impresionistas y que dedicaban horas eternas a sentir la luz de Auvers-sur-Oise. Y como buen duranguense, al regresar a su tierra tras varias décadas de trabajo y de viajes en California, vuelve para compartir lo que siente y lo que vio durante su vida, el arte es esencialmente un intercambio de sentimientos.
Muchas de las pinturas de Marco Antonio Galarza se hicieron bajo las estrellas de Van Nuys, en Los Ángeles compartió muchas experiencias artísticas con pintores de toda América Latina que como él llegaron en la búsqueda del sueño americano. En el Museo de los Gurza, sus cuadros tuvieron raíces y flores, arraigaron en el silencio del museo como si tuvieran vida. Llevan todas las navidades y parte de este mes de enero en exposición invitando al diálogo y a la mirada de los visitantes. No son piezas bucólicas y tampoco inocentes, cada cuadro es un mundo personal que está habitado por latidos y voces ajenas, el hilo de voz de los migrantes se percibe de modo instantáneo, claman justicia y el deseo de felicidad. La muestra será clausurada el próximo 16 de enero de 2024, los visitantes tienen aún tiempo para acudir al recinto artístico de la capital duranguense y encontrar una muestra artística de rostros y de escenas sobre la migración que se suceden como el arcoíris, aparecen y luego forman parte de la memoria.
La exposición del artista duranguense es cautivadora, a lo largo del patio interior del Museo Gurza cada una de sus obras creadas con técnicas mixtas se constituye en una imagen ética que invoca a la conciencia y a la solidaridad. Son muchos cuadros en acrílico, óleo, pastel y acuarela, más de treinta obras de arte de mediano y gran formato cuyo telón de fondo es el drama humano de la migración. Este año que comienza habrá más temas para pintar, Marco Antonio Galarza recuerda su visita a la prisión de Alcatraz en San Francisco y nuevos cuadros verán la luz como una forma de libertad. Podrán pasar muchas décadas de nuevo y como dice el pintor duranguense, “la migración no tendrá fin porque el ser humano siempre buscará una vida mejor”.