Los atardeceres de Durango son únicos. Viajar da prueba de ello y el arte también. Muchos son los referentes sobre el aura de la luz duranguense. Y la pintora Melania Díaz representa una más de las aportaciones artísticas al imaginario y el patrimonio de la ciudad. Sus celajes oníricos son obras de una urdimbr íntima y cósmica, como el interior de las estrellas y de las emociones. La textura y el timbre hacen pareja, son la insinuación de la materia vuelta suspiro crepuscular, la maestría y el azar bailan al unísono en sus grutas y regazos, en el alcázar y la hora azul.
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En entrevista exclusiva con El Sol de Durango, la artista Melania Díaz comparte sus impresiones sobre la reciente muestra en el centro histórico de la capital, sumando en su trayectoria creativa un amplio caudal de 42 exposiciones colectivas y seis individuales, entre México, Panamá y Estados Unidos, con una estela personal de tres décadas como artista plástica.
Hay en la exposición "Celajes" una combinación de atmósferas con sensibilidad especial por el paisaje de la memoria personal ¿Qué ha inspirado estos celajes?
Yo soñaba con llegar a ser algún día artista y creo que lo he logrado. Nunca se sabe por donde va a comenzar una obra, simplemente se inicia pintando por un lado, por un extremo, de modo libre y espontáneo. Esas atmósferas de luz y los títulos, van saliendo del inconsciente, de ese silencio, al acabar es cuando encuentran su título. Todo para mí es vida, todo está en movimiento, todo cambia en un instante y claro que esas memorias que tengo vienen desde que yo estaba en Durango. “Celajes” es todo aquello que ven mis ojos y también lo que se ve al mirar hacia dentro cuando los cierras.
Tras 20 años vuelves a realizar una exposición en Durango. ¿Qué recuerdos conservas de la ciudad?
Llevo veinte años pintando esta técnica y más de 30 como artista profesional, por que tengo muy marcada esa fecha, de noviembre de 1991. Yo me encontré conmigo misma, con estas ventanas de luz, aquí en Durango, en esos abstractos y esa técnica, creo que hasta hoy he encontrado realmente una expresión que es propiamente mía, fueron muchos años de estar trabajando la técnica y de haber estudiado varios diplomados. Encontrar mi exposición en Durango lo disfruté mucho, esperaba muchos amigos pintores, familiares y amistades, la sala estaba llena y eso me hizo sentir muy feliz, la gente que llegó se mostraba muy interesada en los cuadros. El artista pinta para el pueblo y cuando se entrega una obra se ha cumplido.
Durango para mí ha sido mis raíces, cómo no agradecerle siempre al Maestro Guillermo Bravo, yo desde niña a los 5 años, con él trabajaba en la acuarela en el parque y los fines de semana, después estuve en la Casa de la Cultura, viajé por varios años fuera de Durango y estuve acabando mi carrera en la ciudad de Guadalajara, siempre he dicho que soy como una vagabunda.
Soy una mujer que le gusta ser libre y espontánea, como mis cuadros, y si la vida llama a otra parte no tengo miedo a irme. Así que he tenido la oportunidad de vivir en varias partes y estuve en Panamá, al regresar a Durango el Maestro Guillermo Bravo estaba en el Museo Ángel Zárraga y fue una delicia encontrarme con amigos como Ricardo Fernández.
Tuvimos algunas exposiciones y talleres. Ahí fue cuando empecé a incursionar en una nueva técnica, estoy abierta siempre a aprender, creo que la vida es así, hay que recomenzar cada día con nuevas cosas y retomar otros caminos, y otras oportunidades, despertar en la mañana y ver tus ojos con otra mirada. Siempre me llevo Durango y lo mejor de las personas.
Hoy el impacto de las tecnologías del píxel parece que han desplazado a la pintura en el tratamiento del color ¿Qué representa la plástica en nuestra sociedad?
A mí simplemente me dan ganas de pintar y pinto de repente, a veces me siento frente al lienzo y estoy en ese vacío y en esa soledad, mirando, y trabajo y empiezan a salir cosas, como no tengo un motivo rígido y muy determinado, no uso modelos para tomar en cuenta, todo sucede de manera muy inesperada, yo compongo como las cosas suceden.
Yo estuve años en Panamá, para unas conferencias y trabajando en varios colegios, y por supuesto estuve en cuatro galerías donde más he vendido obra.
Panamá es muy internacional y me fue bastante bien, las galerías cuidan mucho el contacto con los visitantes, tuve exposiciones individuales y me dieron el reconocimiento, incluso obra mía ha estado en Madrid y en Estados Unidos, también Toronto, y México sobre todo.
Yo quisiera defender la técnica de los maestros del siglo XIII y el XV, de Michelangelo y Raffaello, a mí me gusta trabajar la imprimatura del lienzo, una pintura así va a trascender en el tiempo.
Por los acrílicos que nacieron en los 40, sabemos que en esa época fue un boom, entonces ya estamos viendo que su permanencia es como un globo que sube y al subir se quema. Estas técnicas para mí son multifacéticas, con enormes resultados, hace falta tener un estudio, yo respeto mucho a mis colegas. Pero si haces tu propio óleo se puede tener un gran resultado, hacerlo una misma hace que tengas una gama infinita de posibilidades.
La saturación y la transparencia, las opacidades y los empastes se pueden manejar y así es maravilloso trabajar de esta manera, es la ventaja de lo artesanal. Las grandes luminarias de los maestros nos regalaron sus conocimientos, de discípulo a discípulo, hasta nuestra época, yo ahora empecé a dar certificaciones.
Se puede trabajar con Photoshop o en un estudio de grabado, pero en mi ámbito personal convergen la escultura, el grabado y la pintura, mis cuadros son una suma de esto, y no sé lo que sucederá en el día de mañana.