En esta historia es momento de hacerle paso al talento duranguense, ahora nuestro protagonista no es el goleador, el defensa o el mediocampista que reparte el queso, sino el que pone orden dentro del terreno de juego, se trata del jovencito nazareno Antonio Joel Granados Mendoza.
Un autentico diamante a pulir, es el árbitro de tan solo 15 años de edad, quien creciera en la colonia Antonio Ramírez y que ahora, deleita con sus trabajos limpios en las mejores ligas de la ciudad de Durango.
"Inicié en el arbitraje porqué conocí a un gran amigo, mi maestro Rene Quezada, todo empezó como un sueño, pero es la "Rana", el fue quien me encumbro en el arbitraje", comenta "Pequitas", apodo con el que mejor se le conoce a esta figura en el balompié de nuestra entidad, al ser cuestionado sobre su pasión, imponer orden en la cancha, comentó: "Es satisfactorio porque es estar impartiendo justicia ante dos equipos, mi ilusión es llegar a ser profesional, pues mi gran ídolo es Marco Antonio Ortiz Nava, me gustaría llegar a ser como él y para eso ya estoy entrenando y capacitándome en el grupo de profesionales que encabeza su papá", con gran actitud respondió.
Seguro de que algún día será árbitro profesional, "Pequitas" señala que al "Gato" ya lo conoce y que él le comparte sus experiencias del arbitraje y le empapa de consejos, pues afirma que dialoga mucho con el silbante profesional, sobre todo, Marco Antonio le cuenta como empezó de pequeño en su carrera y la andanza que lo llevo al arbitraje profesional.
Al término de esta amena charla, Antonio Joel lanzó el siguiente mensaje a los jugadores: "A mis compañeros dentro del terreno de juego les digo que se dediquen a jugar, porque hay muchos jugadores que solo vienen a reclamar", además de que subrayó que son tiempos de cuidarnos mucho ante esta pandemia, pues asegura que nos acostumbramos a estar parados, pero que es momento de que con mucha responsabilidad, regresemos a las canchas todos.
Son ya tres años de la carrera como silbante amateur de "Pequitas", trayectoria que con mucho cariño dedica a su madre Verónica Mendoza Flores, a sus hermanos Gustavo Daniel Granados Mendoza y Janeth Granados Mendoza, sin olvidar el agradecimiento para Manuel de Jesús Cabrales, "El Chambón", quien siempre ha confiado en él y por supuesto, a Rene "Rana" Quezada, su mentor.