Hace 40 años, en la esquina que forman las calles de Enrique Carrola Antuna (antes Canelas) y profesor Petronilo Avalos en la ciudad de Durango, arrancó la construcción de un recinto que, gracias a las veladas deportivas del boxeo y la lucha libre, jamás quedarán en el olvido.
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El Coliseo Victorino es un lugar mágico en el que, más allá del deporte, también lucieron en el escenario principal las estrellas burlesques de Alfonso Zayas, la música de “Chito” Cano, Margarita “La Dios de la Cumbia”, en alguna ocasión solo con un palomazo, y un cuadrilátero en el que brillaron y le dieron sus más grandes glorias al Hijo del Santo y al duranguense Primo Feliciano Ramos Romero.
Candelario Victorino Tejada y el Coliseo Victorino
David Victorino Ruiz revive las épocas de gloria que sucedieron en el coliseo, ese enorme escenario edificado por su padre, Candelario Victorino Tejada en el año de 1982, mismo espacio en el que actualmente se encuentra el negocio Madusa.
El Coliseo Victorino es un lugar que de la mano del deporte pasaran a la historia en la historia de Durango, pero que jamás se olvidarán por el gran legado que dejaron, de entrada, por la estupenda organización que ahí se generaba para la proyección del boxeo local y nacional.
Durante su época de gloria el lugar era el consentido de las familias duranguenses para disfrutar de estupendos artistas mexicanos y de los mejores luchadores del Consejo Mundial de Lucha Libre.
Según relata David Victorino, la edificación del coliseo comenzó durante los distintos eventos que se realizaban en el gimnasio de la Sección 44, Candelario Victorino Tejada era promotor y de ahí nació su inquietud por construir un escenario, principalmente, para la práctica de la lucha libre y el boxeo, para así brindarle a Durango y a su gran afición, el lugar ideal para vivir estos deportes.
Candelario formó parte del proceso olímpico, estuvo a nada de ser parte de la delegación mexicana que asistiría como anfitriona a los Juegos Olímpicos de México 68', desafortunadamente, sin embargo a unos días de la justa olímpica se fracturó una mano, hecho que lo marginó del gran evento, pero esta acción fue una de las razones principales para que el fundador del Coliseo Victorino se acercara a la promoción del boxeo y posteriormente, a la edificación de este gran recinto.
Noches memorables fueron las que se vivieron en el Coliseo Victorino con la presencia de los mejores exponentes del pancracio mexicano, en donde destacó la figura del "Hijo del Santo", quien con sus participaciones siempre reventó esta arena para hacer vibrar a la gran fanaticada.
En el Victorino también se presentaron luchadores de la talla de "Huracán" Ramírez, "Espanto Junior", "El Solitario", "Canek", "Tinieblas", Salomón Grundy, principales figuras de la Arena México, todos ellas reunidas en Durango. Tiempo después esas mismas funciones fueron retomadas por Televisa, acción que sentenciara de muerte al coliseo.
La promoción del boxeo en Durango, más allá del negocio, fue uno de los objetivos principales de Candelario Victorino Tejada y esta misma fusión llevó a que Durango a ser testigo del primer campeonato nacional para el estado, gracias a la figura de Primo Feliciano Ramos Romero, quien, desde El Paso, Texas, también recuerda aquellas noches memorables del coso de la colonia Ciénega.
Pero la gloria llegó a el 20 de marzo del año 1986, en una de las noches más importantes para el boxeo de Durango y para el Coliseo Victorino, que arribó a la entidad Ricardo “Leoncito” Peralta, para enfrentarse al ídolo de Durango, Primo Ramos, contienda por el campeonato nacional del peso ligero que en 12 rounds y por decisión unánime, le dio el triunfo al duranguense, en aquella velada mágica que convirtió el pleito en la pelea del año en México.
Cientos de duranguenses se quedaron sin poder ingresar al Coliseo y en la taquilla, lo recuerda bien David Victorino, billetes y monedas se acumularon por montones.
Televisa firma la sentencia de muerte del Victorino
Finalmente en el año de 1994 murió el Coliseo Victorino, esto tras la muerte de Candelario Victorino Favela, sumado al efecto que generó la Triple AAA, pues al tomar Televisa las riendas del Coliseo y por ende, la organización de las funciones, el efecto del slogan que hoy todos conocemos de “este evento será grabado para la televisión”, repercutió en que la gran fanaticada se alejara del Coliseo Victorino.
El recinto que tenía la capacidad para 2 mi personas, poco a poco se fue deteriorando, aquel gran lugar en el que Candelario Victorino Tejada explotaba de emoción al colocarse como maestro de ceremonia, y en el que se contó con todo un equipo de sonido con uno de los primeros micrófonos inalámbricos en Durango.
Fueron 10 años de grandes historias, mismas a las que con una estupenda visión les dio vida Candelario, “El Rey Midas”, como lo apodaban sus amigos.