/ miércoles 11 de enero de 2023

Cuatro duranguenses conquistan la cumbre del Iztaccíhuatl

Laura Salazar, Alejandra García, Jimena Anderson y Ana Valles, son las alpinistas duranguenses que conquistaron la tercera cumbre más alta de México

Primero que nada, es el amor a la vida, llevarte al límite, incluso a la superación de las capacidades físicas y mentales, más la búsqueda de retos que llevan a la conquista de modalidades deportivas como lo es la escalada, lo que llevó a cuatro duranguenses a la conquista de la cima de la mujer dormida, el volcán Iztaccíhuatl.

Las alpinistas duranguenses que conquistaron esta cima son Laura Yazmín Salazar Sánchez, Alejandra del Carmen García Fuentes, Jimena Alexander Anderson Rivera y Ana Marcela Valles Martínez, todas siempre respaldadas por sus guías José Alejandro Montano y Luis Enrique Valle Jiménez.

La conquista de la cima de 5 mil 230 metros sobre el nivel del mar, se traducen en 17 horas de auténtica aventura, el tiempo de duración de la travesía, actividad física por demás demandante que se convierte en todo un reto personal que inyecta motivación a todas esas metas que demanda la vida diaria, como el trabajo, la escuela, familia, entre otras.

El Iztaccíhuatl es el tercer volcán más alto de México, después del Pico de Orizaba y el Popocatépetl, también se le conoce como la “mujer dormida”, adjetivo que contrasta con estas cuatro mujeres que superaron el reto, llegar a la cima y que, gracias a la apertura de la basquetbolista, tenista, en sí, la licenciada en Educación Física por la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), Marcela Valles, compartieron en exclusiva esta experiencia con El Sol de Durango.

“La mente maestra de esta locura es Yazmín Salazar, 'Pumita', mi colega y mejor amiga. Ella hace la invitación abierta y solamente nos sumamos tres chavas más, Alejandra García (Ciclista y corredora), Jimena Anderson (diseñadora de modas) y una servidora”, detalla Marcela Valles.

Asimismo añadió que "la locura nace principalmente de vivir la vida, de hacer cosas diferentes, ponerte retos, vivir experiencias, tener aventuras que contar, divertirse, hacer ejercicio de diferente manera y súmale que es al aire libre en contacto con la naturaleza. Porque bien se dice, solo se vive una vez. ¿Cuántas veces gastas el dinero en tonterías o lujos que tarde o temprano se acaban?", prefiero hacerlo en experiencias y aventuras.

Subraya Valles que su profesión se basa en el movimiento, por lo que el compromiso las lleva a predicar con el ejemplo, "salir de la zona de confort es básico, tener buena salud, ser funcionales en la vida diaria y entrenar, pues subir una montaña también tiene su ciencia", destaca.

La búsqueda por la conquista de la cumbre arrancó el viernes 6 de enero de 2023 a la 1 de la mañana, ahí empezó el ascenso, luego de las largas caminatas, la escalada y el dominio de sus mentes y pulmones, el rendimiento físico las llevó a hacer cumbre 11 horas más adelante, al mediodía prácticamente, ahí Valles publicó en su cuenta de Facebook el siguiente post, "Papá, ¡lo logré! Dile a mi mamá… gracias por ser parte de mis locuras".

Sin embargo el reto no terminó ahí, ya que les esperaba el regreso, el cual tuvo una duración de seis horas. “En el trayecto creí que iba a ir pensando en mil cosas, reflexionar en mi vida, mi familia, mi trabajo, mis alumnos, pero no, solamente pensaba en llegar al siguiente punto para descansar tomar agua, comer algo y seguirle", indica con una sonrisa.

"Muchas veces contaba mis pasos o simplemente me motivaba, me hablaba mucho. También cuenta mucho con las personas que vas, el equipo qué haces, la motivación que nos damos, los gritos, la unión. Aparte de que los paisajes son increíbles, hermosos, y eso te ayuda”, responde Marcela Valles tras la interrogante sobre lo que se vive en el trayecto", relata la alpinista.

Las jóvenes aseguran que este episodio de vida les brinda una satisfacción inexplicable. "Te esfuerzas tanto por llegar al siguiente punto y así sucesivamente hasta llegar a cumbre. Es como la vida, como el trabajo, como algo que deseas demasiado. Te esfuerzas tanto en obtener algo y en el camino hay mil obstáculos, subidas y bajadas, y en el momento que lo tienes es una satisfacción inexplicable", reconocieron.



¿Qué paso al hacer cumbre?

Las alpinistas reconocen que durante esta travesía lloras, gritas, "se la rayas a la persona que te invitó, dices que no vuelves a hacer esa locura de subir una montaña, piensas en todo lo que pasaste y simplemente te cargas de una energía y te liberas, te sientes increíblemente bien y con las pilas para la bajada (obviamente) porque la bajada no es pan comido, es un reto muy mental que vale la pena, lo volvería a hacer y yo creo me pondría el reto de subir montañas diferentes. Una vez que le agarras el gustito a esto no hay quien te pare", destacan con una sonrisa en el rostro.

Marcela Valles al lado de tres duranguenses más y de sus guías, le han dado un significado diferente a esos procesos de superación con la toma de la cumbre del Iztaccíhuatl.

Tu también puedes ser parte de esta experiencia de vida y que mejor que hacerlo con los profesionales, la invitación está abierta y el siguiente reto es el Pico de Orizaba, la cumbre más alta de la República Mexicana destacaron las deportistas.

Primero que nada, es el amor a la vida, llevarte al límite, incluso a la superación de las capacidades físicas y mentales, más la búsqueda de retos que llevan a la conquista de modalidades deportivas como lo es la escalada, lo que llevó a cuatro duranguenses a la conquista de la cima de la mujer dormida, el volcán Iztaccíhuatl.

Las alpinistas duranguenses que conquistaron esta cima son Laura Yazmín Salazar Sánchez, Alejandra del Carmen García Fuentes, Jimena Alexander Anderson Rivera y Ana Marcela Valles Martínez, todas siempre respaldadas por sus guías José Alejandro Montano y Luis Enrique Valle Jiménez.

La conquista de la cima de 5 mil 230 metros sobre el nivel del mar, se traducen en 17 horas de auténtica aventura, el tiempo de duración de la travesía, actividad física por demás demandante que se convierte en todo un reto personal que inyecta motivación a todas esas metas que demanda la vida diaria, como el trabajo, la escuela, familia, entre otras.

El Iztaccíhuatl es el tercer volcán más alto de México, después del Pico de Orizaba y el Popocatépetl, también se le conoce como la “mujer dormida”, adjetivo que contrasta con estas cuatro mujeres que superaron el reto, llegar a la cima y que, gracias a la apertura de la basquetbolista, tenista, en sí, la licenciada en Educación Física por la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), Marcela Valles, compartieron en exclusiva esta experiencia con El Sol de Durango.

“La mente maestra de esta locura es Yazmín Salazar, 'Pumita', mi colega y mejor amiga. Ella hace la invitación abierta y solamente nos sumamos tres chavas más, Alejandra García (Ciclista y corredora), Jimena Anderson (diseñadora de modas) y una servidora”, detalla Marcela Valles.

Asimismo añadió que "la locura nace principalmente de vivir la vida, de hacer cosas diferentes, ponerte retos, vivir experiencias, tener aventuras que contar, divertirse, hacer ejercicio de diferente manera y súmale que es al aire libre en contacto con la naturaleza. Porque bien se dice, solo se vive una vez. ¿Cuántas veces gastas el dinero en tonterías o lujos que tarde o temprano se acaban?", prefiero hacerlo en experiencias y aventuras.

Subraya Valles que su profesión se basa en el movimiento, por lo que el compromiso las lleva a predicar con el ejemplo, "salir de la zona de confort es básico, tener buena salud, ser funcionales en la vida diaria y entrenar, pues subir una montaña también tiene su ciencia", destaca.

La búsqueda por la conquista de la cumbre arrancó el viernes 6 de enero de 2023 a la 1 de la mañana, ahí empezó el ascenso, luego de las largas caminatas, la escalada y el dominio de sus mentes y pulmones, el rendimiento físico las llevó a hacer cumbre 11 horas más adelante, al mediodía prácticamente, ahí Valles publicó en su cuenta de Facebook el siguiente post, "Papá, ¡lo logré! Dile a mi mamá… gracias por ser parte de mis locuras".

Sin embargo el reto no terminó ahí, ya que les esperaba el regreso, el cual tuvo una duración de seis horas. “En el trayecto creí que iba a ir pensando en mil cosas, reflexionar en mi vida, mi familia, mi trabajo, mis alumnos, pero no, solamente pensaba en llegar al siguiente punto para descansar tomar agua, comer algo y seguirle", indica con una sonrisa.

"Muchas veces contaba mis pasos o simplemente me motivaba, me hablaba mucho. También cuenta mucho con las personas que vas, el equipo qué haces, la motivación que nos damos, los gritos, la unión. Aparte de que los paisajes son increíbles, hermosos, y eso te ayuda”, responde Marcela Valles tras la interrogante sobre lo que se vive en el trayecto", relata la alpinista.

Las jóvenes aseguran que este episodio de vida les brinda una satisfacción inexplicable. "Te esfuerzas tanto por llegar al siguiente punto y así sucesivamente hasta llegar a cumbre. Es como la vida, como el trabajo, como algo que deseas demasiado. Te esfuerzas tanto en obtener algo y en el camino hay mil obstáculos, subidas y bajadas, y en el momento que lo tienes es una satisfacción inexplicable", reconocieron.



¿Qué paso al hacer cumbre?

Las alpinistas reconocen que durante esta travesía lloras, gritas, "se la rayas a la persona que te invitó, dices que no vuelves a hacer esa locura de subir una montaña, piensas en todo lo que pasaste y simplemente te cargas de una energía y te liberas, te sientes increíblemente bien y con las pilas para la bajada (obviamente) porque la bajada no es pan comido, es un reto muy mental que vale la pena, lo volvería a hacer y yo creo me pondría el reto de subir montañas diferentes. Una vez que le agarras el gustito a esto no hay quien te pare", destacan con una sonrisa en el rostro.

Marcela Valles al lado de tres duranguenses más y de sus guías, le han dado un significado diferente a esos procesos de superación con la toma de la cumbre del Iztaccíhuatl.

Tu también puedes ser parte de esta experiencia de vida y que mejor que hacerlo con los profesionales, la invitación está abierta y el siguiente reto es el Pico de Orizaba, la cumbre más alta de la República Mexicana destacaron las deportistas.

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