Con sangre 100% futbolera y sobre todo, parte de la metodología y de las fuerzas básicas de Auto Refacciones Japón, es Diego Mateo Graciano Robles, el futbolista duranguense que, a sus 10 años de edad, ya ha sido parte de visorias con equipos de primera división profesional y el sueño de forjar una gran carrera dentro del soccer está en construcción.
Diego Mateo es parte de una familia futbolera y reconocida de la ciudad de Durango, es hijo de Antonio Graciano, defensa central eterno del Japón, nieto por su puesto de Everardo Graciano, formador de jugadores de calidad en categorías infantiles de la ciudad de Durango.
El protagonista de esta historia nació un 4 de diciembre del 2010, es hijo de Guadalupe Robles y del ya citado Antonio Graciano, hermano de José María Graciano Robles, pero, sobre todo, es una joya del futbol infantil duranguense, que orgullosamente ya paso por procesos de visorias con los equipos de los Tuzos del Pachuca y las Chivas Rayadas del Guadalajara.
En días pasados estuvo en las instalaciones de San Rafa, centro deportivo de las Chivas Rayadas de Guadalajara, en donde los formadores deportivos del rebaño reúnen a los talentos observados y escauteados a lo largo y ancho de la República Mexicana, ahí Mateo tuvo la oportunidad de ser observado por los visores y seguramente regresara para buscar un lugar en las fuerzas básicas de uno de los equipos más importantes de nuestro futbol.
Tras su estancia en Guadalajara, Mateo muy atento indicó en entrevista para El Sol de Durango: “Estuvo muy bien, hubo mucha competencia y varios profesores nos estuvieron observando, ellos nos explicaban nuestros errores para mejorar la técnica, en la mañana hacíamos mucho futbol, entrenábamos, calentábamos y fue una gran experiencia”.
Es tan solo el inicio de un futbolista que seguramente, más adelante, tendrá la oportunidad de ser parte de grandes historias, esas mágicas historias que nos regala uno de los deportes más hermosos del mundo, el futbol soccer.