El año 1990 quedó grabado en la historia de la Iglesia católica en Durango, y es que se recibió al Papa Juan Pablo II, específicamente en el mes de mayo de aquel inicio de una nueva década. Fue a finales del 1989 que se anunció sobre la inclusión del estado duranguense en la agenda del pontífice, de tal manera que desde entonces comenzaron los preparativos para recibirlo. Durango se lució en el recibimiento, y los corazones de sus habitantes abrazaron la visita de la máxima autoridad católica en aquel momento.
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Fueron miles y miles de personas las que se dieron cita en busca de verlo de cerca, e incluso en busca de su bendición; ante la elevada afluencia de duranguenses, no todos tuvieron el privilegio de saludarle de cerca. Las multitudes ondearon banderas en color oro y blanco.
El Papa Juan Pablo II estuvo en la Catedral Basílica Menor de la Inmaculada Concepción, pero también realizó un recorrido por las principales calles de la ciudad; y se presentó frente a otros católicos en la explanada en la que ahora está Soriana Jardines.
Según la hemeroteca de El Sol de Durango, Karol Józef Wojtyła arribó a la tierra de los alacranes el 9 de mayo de 1990 a las 10:45 horas; fue en el aeropuerto que muchos pudieron darle la bienvenida, como fue el caso del entonces mandatario estatal, José Ramírez Gamero, y el alcalde, Jorge Mojica Vargas, ambos con sus respectivas familias.
“Una cosa que ni siquiera había soñado que pudiera ocurrir, es una hermosa oportunidad que nos brinda la vida y porque no, el señor, de recibir a tan distinguido visitante. Esperamos con mucha atención y con mucho cariño, el mensaje de aliento de paz, amor y esperanza que indudablemente nos dejará”, declaró en aquel momento el gobernador.
En la nota principal de El Sol de Durango el 9 de mayo de 1990, se informó que Durango se vistió de fiesta, con los colores blanco y oro, para recibir al Papa Juan Pablo II, además que se percibió un bullicio diferente de parte de los creyentes de la fe católica.
En su intervención ante los medios, el entonces Arzobispo de Durango, Antonio López Aviña, señaló que el Papa llegaría a Durango con una misión pastoral, a fin de “sacudir” y alertar a los duranguenses sobre sectas que dividen a la familia, sociedad y finalmente a México.
Su itinerario en Durango fue el siguiente: A las 10:45 el Papa Juan Pablo II fue recibido en el aeropuerto. Avanzó en su recorrido hasta el Cereso, donde llegó alrededor de las 11:15. Ahí estuvo por un lapso de una hora, donde emitió un mensaje para los internos.
En este lugar realizó oraciones por los presos no solamente de Durango, sino de todos lados, por quienes pidió que se les conceda un juicio justo, humano y expedito.
“Que sean respetados siempre los legítimos derechos a la educación, salud, a profesar la fe religiosa, y a un salario justo”. Cabe hacer mención que según los datos que publicó El Sol de Durango, en ese evento de mil 045 internos, entre hombres y mujeres, menos de 40 no asistieron, esto ante su fe por otras religiones.
A las 12:25 siguió el recorrido por la ciudad en el denominado papa móvil, tomando el bulevar Francisco Villa a una muy baja velocidad de apenas 20 kilómetros por hora. Siguió por calle 20 de Noviembre. Alrededor de las 12:45 tuvo una reunión con empresarios locales.
A las 13:30 horas realizó una visita rápida a Catedral, para que a las 14:10 pudiera ir al Arzobispado, donde cabe hacer mención que fue hospedado. Aún existe su habitación como la dejó, intacta.
A las 16:30 llevó a cabo una magna eucaristía de tres horas, donde ordenó a 100 diáconos, fue la homilía y regresó al Arzobispado.