Hemos sido testigos recientemente de un suceso inusual en el cielo de algunas partes de México. Durante el fin de semana pasado, se observaron increíbles franjas o brillos de colores como verde, azul, violeta y rojo en el cielo nocturno, conocidos como auroras polares. Este fenómeno, comúnmente visto en regiones árticas, se pudo observar en lugares del planeta donde nunca se habían registrado, incluyendo países como Portugal, España, Francia y Alemania. En estos lugares, diversos fotógrafos lograron inmortalizar el fenómeno con tomas de larga exposición.
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México no se quedó atrás, ya que en nuestro país también se lograron observar estas auroras, incluso en localidades de latitudes tan bajas como Oaxaca. Asimismo, en estados de la República Mexicana como Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Durango, Sinaloa, Zacatecas y hasta Yucatán, se pudo presenciar este maravilloso fenómeno natural. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué sucedió esto? Para responder esta pregunta, primero debemos mirar fuera de nuestro planeta. Las auroras están directamente relacionadas con la actividad solar. Es crucial entender qué está ocurriendo en nuestra estrella, el Sol, ya que de ella dependen estos fenómenos.
¿Qué son las auroras polares?
Las auroras polares son un fenómeno luminoso natural que ocurre en el cielo nocturno, principalmente en latitudes cercanas a los polos. Las auroras boreales se ven en el polo norte, mientras que las auroras australes se observan en el polo sur. Estas manifestaciones pueden aparecer como destellos o rayos de colores que se mueven lentamente y pueden ser rojos, verdes, azules o violetas. Este espectáculo natural se debe a la interacción del campo magnético de la Tierra, que actúa como un gigantesco imán, con partículas cargadas eléctricamente llamadas iones, que son lanzadas desde el Sol hacia la Tierra por el viento solar, causado por las erupciones solares y eyecciones de masa coronal. Cuando el viento solar cargado de iones choca con el campo magnético de la Tierra, estos se desvían hacia los polos, donde las corrientes eléctricas entran en la atmósfera y reaccionan con átomos y moléculas cargadas de oxígeno y nitrógeno, generando los diversos colores de las auroras.
De tormentas a tormentas
La semana pasada, a partir del 8 de mayo, distintas agencias espaciales y científicas alrededor del mundo registraron una intensa actividad solar en la región del Sol catalogada como AR-3664, que presentaba una gigantesca mancha solar del tamaño de 16 planetas Tierra. Esta región estaba eyectando una gran cantidad de energía hacia nuestro planeta, con pronóstico de llegada para el 10 de mayo. Al hacer contacto con el campo magnético de la Tierra, esta tormenta solar provocó una "tormenta geomagnética". Estas tormentas son perturbaciones del campo magnético terrestre, causadas por un aumento excesivo de partículas emitidas durante las erupciones solares que alcanzan la magnetosfera, alterando el campo magnético de la Tierra. Estas tormentas se clasifican de manera similar a los huracanes, desde G1, la más débil, hasta G5, la más extrema. La tormenta geomagnética registrada el 10 de mayo fue del tipo G4, con intervalos cortos en los que alcanzó la categoría G5, algo que no ocurría desde 2003, permitiendo ver auroras en latitudes tan bajas. La frecuencia de las tormentas geomagnéticas está directamente relacionada con los periodos de actividad solar, que duran aproximadamente 11 años y se conocen como "ciclos solares".
No, una tormenta solar no acabará con la vida en la Tierra
Aunque este fenómeno puede causar efectos perjudiciales, especialmente en nuestra tecnología y sistemas de comunicación como satélites, telecomunicaciones, sistemas de posicionamiento global, navegación aérea y redes de energía eléctrica, no representa una amenaza existencial. Tampoco la incidencia de las ondas de calor en ésta época del año no está relacionada a la actividad solar directamente, el aumento en la temperatura se debe en mayor medida a los gases de efecto invernadero, pero siempre es recomendable utilizar bloqueador solar para cuidar nuestra piel a la exposición a la luz solar prolongada.
Dada la constante actividad de nuestra estrella, es necesario su estudio periódico para conocer los efectos que puede provocar en nuestro planeta. En el equipo de Cazadores de Estrellas Durango contamos con un telescopio solar H-alfa, adquirido gracias al apoyo de la ciudadanía duranguense mediante donaciones y actividades de recaudación. Este tipo de telescopios, equipados con un filtro especial que bloquea toda la luz visible y no visible excepto la del elemento hidrógeno, permite observar con mayor detalle la superficie del Sol, incluyendo protuberancias, filamentos y erupciones solares. Con este equipo, la asociación ha obtenido imágenes detalladas del Sol. Cazadores de Estrellas Durango ha estado realizando actividades de observación solar y nocturna, invitando a toda la ciudadanía a participar en el avistamiento y fotografía de objetos celestes que el cielo de Durango nos ofrece.