“Hasta abril de 2021, hay 4,595 cometas conocidos, un número que aumenta constantemente a medida que se descubren más. Sin embargo, esto representa solo una pequeña fracción de la población total potencial de cometas, ya que se estima que la reserva de cuerpos similares a cometas en el sistema solar exterior (en la nube de Oort) es de un billón.” (Wikipedia, 2022).
Cazadores de Estrellas, Durango, A.C. es un grupo formado hace poco más de 4 años. Con fines de divulgación de la astronomía, al día de hoy cuenta también con una rama ya muy bien establecida y activa en cohetería.
A partir de hoy, estaremos compartiendo una plana quincenal con ustedes, en donde hablaremos de todas las maravillas que el universo tiene para nosotros, de todos aquellos fenómenos que nos parecen extraños, de las teorías más recientes en este apasionante campo y de los logros que el ser humano ha tenido a través de la historia, entre otras tantas cosas.
De antemano, les agradecemos que nos lean, compartan las publicaciones, nos retroalimenten con comentarios y nos hagan saber todas sus dudas y sugerencias de temas futuros. Recuerden que también estamos en Facebook como Cazadores de Estrellas Durango y en Instagram como Cazadoresestrellas_dgo. Comenzamos…
El cometa 12P/Pons-Brooks
Hasta hace unos días, tuvimos en nuestro cielo la visita de un viajero estelar muy particular: el cometa 12P/Pons-Brooks.
Un cometa es un residuo de la creación de nuestro sistema solar; es un fragmento de hielo, polvo y roca que vaga en orbitas, desde muy cortas (3 a 5 años)a muy largas (de cientos de años). Cometas hay varios cada año en el cielo, pero la mayoría de ellos son muy pequeños o pasan muy lejos de nosotros y no alcanzan un brillo suficiente para estar al alcance de nuestra vista.
Esa “bola de nieve sucia”, como han sido llamados alguna vez, incluyen materiales que se subliman al acercarse al Sol (a partir de entre 5 a 10 Unidades Astronómicas) y entonces se desarrolla una coma formada de gas y polvo. Estos materiales se transforman, por la acción del viento solar, en la característica “cola” de los cometas.
Ha habido muchos cometas inolvidables a lo largo de la historia, creo que todos hemos oido hablardel Halley, cuya visita más reciente fue en 1986;tal vez del Shoemaker-Levy 9, que impactó en Júpiter en julio de 1994; o de la maravilla que fue el Hale-Bopp en 1997, que fue visible a simple vista durante varios meses, incluso desde las ciudades con alta contaminación lumínica.
12P/Pons-Brooks es un cometa periódico descubierto en 1812 de forma independiente por los astrónomos franceses Jean-Louis Pons y por el estadounidense William Robert Brooks. Tiene un periodo orbital de 70 años por lo que según la clasificación clásica, es un cometa de tipo Halley.
Desde hace unos meses que se anunció su regreso, se hicieron muchas expectativas acerca de su brillo, pero sabemos que un cometa nunca es “confiable” en este aspecto; muchas cosas, que afectan, pueden pasar: que no se sublime suficiente material como pensábamos, que se fragmente al acercarse al Sol o que sea la primera vez que nos vista y no tengamos información acerca de qué tanta luz del Sol puede reflejar. Del cometa 12P/Pons-Brooks teníamos la expectativa de poderlo ver a simple vista en un cielo semi urbano, pero el hecho de mantenerse muy cerca del horizonte, hizo que fuera un poco más complicado verlo y tuvimos que recurrir a binoculares o a telescopios.
Nuestra observación
El lunes 4 de marzo, al atardecer, subí junto a un amigo al “Cerro de los Remedios”, con la intención de buscar al cometa y considerar la factibilidad de obtener alguna imagen desde la ciudad. No llevaba un telescopio, ni una cámara, solo unos binoculares. Sabía que si lo podía observar con binoculares, obtener una fotografía era 100% posible. Cuando el Sol se ocultó y empezó a caer el crepúsculo, la cacería inició; con ayuda de una captura de pantalla de una aplicación que nos decía en qué lugar del cielo buscar, recorrimos el horizonte durante varios minutos. Tienes que recorrer el cielo de forma lenta, tratando de que tus ojos no te engañen y puedas discernir entre estrellas débiles y ese objeto buscado que tenía que verse como una estrella mal enfocada. Finalmente, ahí estaba; no había duda, las estrellas cercanas al cometa, coincidían con la imagen que estaba en mi memoria. Ahora el plan, era fotografiarlo al día siguiente.
En la tarde siguiente, en el estacionamiento trasero del Museo Bebeleche, tres telescopios apuntaban al lugar del cielo donde tenía que aparecer el cometa en unos minutos. Todavía con el cielo un tanto claro, aquella estrella difusa hizo su aparición. Los Láser en nuestras manos, trataban de servir de guía para apuntar los equipos al lugar preciso.
La primera imagen a través de un telescopio, daba más detalle de nuestro visitante: un núcleo brillante envuelto en una cabellera difusa de tono ligeramente verde, ¡era increíble! Una cámara acopladaa uno de los telescopios, nos proporciona la primera imagen del cometa; estábamos obteniendo fotografías relativamente nítidas con una exposición de un par de minutos. La rotación de la Tierra es rápida y los árboles en la dirección al objeto, no ayudaron mucho. El tiempo para la observación y captura, había terminado por esa noche. Pero lo habíamos logrado.
Días después, programamos algunas otras sesiones para fotografiar al cometa, pero esta vez, lo hicimos algunos kilómetros fuera de la ciudad, y sobra decir que la diferencia fue ¡enorme! Ahora teníamos más detalle en la observación directa, y no se diga en las fotografías: su núcleo era muy brillante y la cola del Poons-Brooks mostraba un detalle maravilloso. No nos cansamos de observarlo a través de los diferentes equipos, aún los más sencillos nos hicieron exclamar de admiración.
Para octubre de este año, esperamos la llegada del cometa Tsuchinshan-ATLAS, que apunta a ser una delicia… Ojalá que así lo sea; ya nos veremos para entonces.