Conoce la casa del árbol en el Panteón de Oriente; es la tumba de un angelito

Este espacio estaría dedicado a la memoria de quien en vida llamaban con cariño “potillo”, pues así se lee en su cruz de herrería colocada en una de las esquinas

Perla Rodríguez / El Sol de Durango

  · sábado 5 de octubre de 2024

Hay un faro en la fachada de la casa de madera que se quedó a medio pintar, además tiene plantas artificiales, un bebedero para las aves, escaleras y algunos juguetes / Foto: Cortesía

En el Panteón de Oriente, ubicado en la ciudad de Durango, hay muchas tumbas que muestran el arte funerario de personajes como el escultor y pintor mexicano, Benigno Montoya, encargado de muchas de las obras que ahí se encuentran, y de quien incluso hay un museo en dicho recinto; pero también hay otras sepulturas que surgen del esfuerzo de los familiares y que responden a los gustos de los que ya descansan.

Uno de los espacios más llamativos en este recinto funerario es donde se encuentran los angelitos, los niños que murieron a corta edad. Este sector del panteón se puede observar colorido, con juguetes, dulces, y otros objetos que dejan familiares para decorar la tumba en homenaje a los pequeños.

Hay un faro en la fachada de la casa de madera que se quedó a medio pintar, además tiene plantas artificiales, un bebedero para las aves, escaleras y algunos juguetes / Foto: Cortesía

Así, a través de un video compartido en Facebook se muestra cómo en un recorrido Leo Santana, director de Dark Angel Tours y preservador del arte funerario, encuentra un espacio peculiar, una casa del árbol que ha sido colocada encima de una de las tumbas para uno de los pequeños que ahí descansan.

Este espacio estaría dedicado a la memoria de quien en vida con cariño llamaban como “potillo”, pues así se lee en su cruz de herrería colocada en una de las esquinas de la casa del árbol.

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“Los nostálgicos atardeceres en el panteón de Durango… visitando a los angelitos me encuentro una tumba que ante mis ojos yo no había visto, y es que es una casita de árbol, es una casita para que jueguen los niños”.

Y menciona Leo Santana los detalles que tiene este lugar, como un faro en la fachada de la casa de madera que se quedó a medio pintar. Además tiene plantas artificiales, un bebedero para las aves, escaleras y algunos juguetes.

“…pero lo cierto es que finalmente es una sepultura, están hasta unas manitas marcadas, este tipo de belleza tiene una mescolanza entre belleza y tristeza y nostalgia, para el querido pollito, que hasta le ponen sus monitos de peluche”.

Así, la casa del árbol se convierte en un símbolo de amor perdurable, recordando a todos que, aunque la vida de “potillo” fue breve, su memoria vive en los corazones de quienes lo amaron.