Hoy se estrenó Una laguna negra, el documental que aborda el desastre ecológico y social que provocan las granjas porcícolas de Kekén en la comunidad maya de Kinchill, el estado de Yucatán. Entrevistamos a sus creadores para conocer el proceso de su trabajo y la importancia de que sea visto.
De acuerdo con los creadores del documental, “la súbita desaparición de ganado sufrida por los habitantes de la comunidad maya de Kinchil, en el poniente de Yucatán, derivó en el descubrimiento fortuito de una amplia zona de la selva afectada de manera dramática por los efluentes tóxicos que generan las granjas porcícolas de Kekén, la mayor exportadora mexicana de carne de cerdo”.
Pues explicaron que, el desmonte creciente, el vertido constante de excretas de cerdos en los hábitats naturales y la utilización incluso de agrotóxicos para el control de plagas dentro de las granjas, completan un combo negro que pone al borde de la desaparición actividades económicas históricas de la región como la apicultura o la producción de alimentos de traspatio.
El proceso de “Una Laguna Negra”
En entrevista con el Sol de México, los creadores de “Una laguna negra” narraron como el documental comenzó a gestarse a mediados de 2020 y tuvo como disparador una situación generada fuera de México: el Gobierno de Argentina comenzó a negociar un acuerdo con China para instalar granjas porcícolas que abastezcan a la potencia asiática.
En ese momento, Patricio Eleisegui, a cargo de la investigación y guion, tomó contacto desde Buenos Aires con Alberto Rodríguez, habitante de Kinchil y representante del Consejo Maya del Poniente de Yucatán Chik’in-Já, quien le acercó detalles del desastre ambiental y social que vienen generando las granjas de la empresa Kekén en la región.
Robin Canul, un periodista local que investiga los proyectos extractivistas en la Península, hizo de enlace entre Eleisegui y Rodríguez, y Maricarmen Sordo, asumió la dirección. En el transcurso de octubre se inició la preproducción de la película.
Posteriormente, durante semanas se realizaron entrevistas con vecinos afectados, así como una filmación que comprendió áreas en Kinchil, incluida su zona selvática, y el puerto de Celestún. El proceso culminó a finales de diciembre.
La importancia de documentar
Desde su origen, comentaron los creadores de “Una laguna negra”, el documental tuvo el objetivo de “dar voz a las comunidades afectadas por las granjas, en este caso, Kinchil, y así acompañar la lucha solitaria de los vecinos. Nos referimos al abandono llevado a cabo por el Estado, el poder político, que tiene responsabilidad directa en la evolución de la catástrofe ambiental que narra la película”.
“Una laguna negra” se estrenó hoy desde las 15:00 horas de Yucatán, México, y 18:00 horas de Argentina. Y está disponible en las plataformas de Internet que se pueden consultar en la fanpage de Facebook: Una laguna negra Documental. Puedes verlo aquí:
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