La pandemia por el Covid-19 obligó a todos a replantarnos nuestra forma de trabajo y vida en general, la mayoría tuvo la oportunidad de trasladarlo a su hogar, pero en definitiva el sector educativo fue uno de los más difíciles de adaptar en un país como México, en el cual las oportunidades para los estudiantes no son las mismas.
Sin embargo, a lo largo de estos casi siete meses de cuarentena, algunos maestros decidieron poner manos a la obra y ayudar a sus alumnos que no contaban con los elementos necesarios para tomar las clases en línea.
Así lo hizo Servando Mendoza, un profesor de 53 años y con más de tres décadas enseñando en una primaria. Este héroe sin capa es originario de Ciudad Victoria, Tamaulipas, y durante esta nueva normalidad se encontró con un grave problema, el que no todos los niños a los que les da clase tienen una computadora para trabajar, algunos ni siquiera cuentan con internet.
Por ello, acondicionó el patio de su casa como un salón de clases al aire libre (con todas las medidas sanitarias), para que sus alumnos no se atrasen en ninguna de las materias que deben cursar.
La idea le surgió cuando los padres de estos estudiantes le manifestaron que no querían que se rezagaran por la falta de herramientas tecnológicas.
Servando contó que centra sus clases en español y matemáticas, las dos materias más importantes y donde dice que están las debilidades de la gran mayoría, aunque también se da el tiempo de explicar otras.
Da clases a dos grupos, uno de quinto año de turno vespertino con 19 niños y otro con otros niños con necesidades especiales.
Respecto al salón de clases el maestro contó lo siguiente: “estamos al aire libre, lo hacemos en un área habitacional, en el andador de Las Adelitas en Ciudad Victoria, ahí improvisamos unas mesas y ahí comparto los conocimientos”.
Pero mencionó que él no buscaba que la historia se hiciera pública, mucho menos que se viralizara, “les dije (a los padres): no me suban fotos a Facebook para cuidarnos, porque muchos maestros van a decir éste está alborotando el gallinero y no busco problemas, solo compartir mis conocimientos”.
El profesor agregó que no busca que la gente lo reconozca ni nada por el estilo, porque él sólo hace su trabajo, “siento que estoy compartiendo mi conocimiento y eso me gusta mucho, no me quiero colgar medallas ni busco reflectores, simplemente cumplo con mi deber”.